La falsa igualdad
"Ha llegado el momento de recuperar la indignaci¨®n. La falsa igualdad est¨¢ encerrando a las mujeres en una doble trampa. La ret¨®rica de la igualdad se utiliza, en nombre de la correcci¨®n pol¨ªtica, para encubrir el maltrato que est¨¢n sufriendo las mujeres". ?ste es el n¨²cleo de la acusaci¨®n que la feminista heterodoxa australiana Germaine Greer, autora del muy pol¨¦mico texto La mujer eunuco, que dio la vuelta al mundo en 1970, denuncia en su ¨²ltimo libro, La mujer completa, en el que desarrolla un cat¨¢logo completo de las nuevas circunstancias adversas que rodean la supuesta liberaci¨®n femenina. Greer constata "una segunda ola del feminismo" y vaticina en su libro una "conmoci¨®n social" guiada por mujeres del Tercer Mundo, "por mujeres que no tendr¨¢n nada que perder porque ya lo han perdido todo".Su an¨¢lisis sobre la evoluci¨®n de las mujeres es, pues, pesimista: "Cuando escrib¨ª La mujer eunuco, nuestras hijas no se autolesionaban ni se mataban de hambre. Por todas partes (hoy) mujeres enmudecidas soportan infinidad de dificultades, sufrimiento y dolor en un sistema mundial que crea millones de perdedoras por cada pu?ado de ganadoras", explica Greer. Y a?ade: "Cuanto mayor es el n¨²mero de pol¨ªticas que puede exhibir un Parlamento, menos probable es que ¨¦ste se ocupe de los temas que afectan a las mujeres. (...) La realidad de las mujeres es una vida de trabajo, en su mayor parte no remunerado y, lo que es peor a¨²n, no valorado".
Greer, que tras vender un mill¨®n de ejemplares de La mujer eunuco jur¨® que nunca escribir¨ªa otro libro feminista, pone en cuesti¨®n casi todo lo que actualmente puede considerarse como un avance de la condici¨®n de la mujer, por lo cual este explosivo libro, que acaba de ser publicado en Espa?a, ha generado ya multitud de pol¨¦micas en Gran Breta?a y Estados Unidos.
Desde el centro de la controversia, la feminista australiana acusa en su libro, directamente, a los hombres: "Algunos hombres odian permanentemente a las mujeres; todos los hombres odian a algunas mujeres una parte del tiempo. En el a?o 2000 hay m¨¢s hombres que odian a las mujeres con mayor resentimiento que en 1970. Nuestra cultura es mucho m¨¢s masculinista que hace treinta a?os".
Describe a continuaci¨®n c¨®mo las pel¨ªculas "se ocupan de las emociones masculinas", el f¨²tbol se ha convertido "en la actividad cultural m¨¢s significativa", los ordenadores son utilizados para entrar en Internet "por un 80% de hombres", o "los videojuegos ignoran a las mujeres", mientras "la m¨²sica de rock que atrae a los hombres es deliberada, incre¨ªble, ofensivamente mis¨®gina". Para concluir que en estos treinta a?os "mientras las mujeres luchaban por vivir como adultas dignas y responsables, los hombres se han refugiado en fantas¨ªas y conductas extravagantemene machistas".
El libro de Greer est¨¢ estructurado en cuatro partes principales: El cuerpo, La mente, El amor y El poder. En la dedicada al cuerpo, denuncia la creciente tiran¨ªa de los modelos de belleza basados en el "desprecio a sus cuerpos" para conseguir el aspecto artificial de una mu?eca Barbie y, "en un ¨²ltimo intento desesperado, atraer la atenci¨®n de unos varones, por lo com¨²n, indiferentes". Greer recorre algunas partes del cuerpo femenino , como el ¨²tero, "ese vac¨ªo" que "las mujeres tratan como una enfermedad" o los pechos que le sirven para denunciar los escasos recursos que la ciencia dispone para investigar su relaci¨®n con el c¨¢ncer. Aborda tambi¨¦n la dif¨ªcil relaci¨®n de las mujeres y la comida, y "la pantomima del cambio de sexo" por parte de varones que quieren ser mujeres y, a la vez, las desprecian. Y defiende la pol¨¦mica tesis de que los avances m¨¦dicos desde la anticoncepci¨®n a la gen¨¦tica dejan a las mujeres inermes, en manos de la qu¨ªmica, la mutilaci¨®n, y lo que llama "el establishment patriarcal de la reproducci¨®n".
Partidaria de la libertad de aborto, Greer expone con crudeza la dificultad de que la mujer controle su cuerpo y su vida: "Basta que nos preguntemos si tenemos alguna esperanza de lograr imponer a los hombres el deber de proteger la fecundidad y la salud de las mujeres, y evitar la infinidad de millones de abortos que tienen lugar a diario, para constatar con cegadora claridad cu¨¢n poco libres son las mujeres". Entiende la escritora australiana que "el cuerpo de una mujer es el campo de batalla en el que lucha por su liberaci¨®n. La opresi¨®n act¨²a a trav¨¦s de su cuerpo cosific¨¢ndola, sexualiz¨¢ndola, victimiz¨¢ndola e incapacitandola".
Este sistema opresivo desarrolla m¨¦todos eficaces de persuasi¨®n a trav¨¦s del trabajo, el trabajo dom¨¦stico, las compras, las hormonas, el sexo y la tristeza. Greer entiende el ocio "como un privilegio masculino", ya que el trabajo masculino se percibe socialmente como "verdadero trabajo, mientras que el de ella se considera como ocio indirecto", incluido, por supuesto, el cuidado de los hijos y del hogar. "Cu¨¢nto trabajan realmente los hombres cuando est¨¢n en el trabajo es un enigma indescifrable", se?ala, y advierte de que muchos hombres son una verdadera carga para las siempre atareadas mujeres: "Muchas de las mujeres que este a?o se desembarazar¨¢n de un hombre, que cree haber sido buen marido como era razonable esperar, dar¨¢n ese paso porque ¨¦l les daba demasiado trabajo".
Uno de los trabajos no remunerados al que, seg¨²n Greer, est¨¢n obligadas las mujeres es "el trabajo de comprar". Analizando los esfuerzos del marketing dirigidos a las mujeres denuncia que "las mujeres no aspiran a recibir ninguna recompensa por todo el esfuerzo invertido en caminatas de ida y vuelta a las tiendas y a lo largo de los pasillos del supermercado". Greer, que insiste en su idea desarrollada en La mujer eunuco de que "la igualdad no puede ser (para las mujeres) un suced¨¢neo de la liberaci¨®n", subraya que son las mujeres las que sostienen el sistema econ¨®mico y cree que, aunque "las vidas de las mujeres se han vuelto m¨¢s dif¨ªciles", deber¨ªan ser las mujeres las que tomaran la iniciativa "para cambiar este sistema", porque les hace da?o y les provoca sufrimiento y tristeza: "La tristeza de una mujer nace de su impotencia", dice.
Desmitificadora hasta el final, Germaine Greer lanza una dur¨ªsima andanada contra la pornograf¨ªa y el sexo comercial: "En este fin de siglo", escribe, "el sexo ya no tiene nada que ver con las relaciones sexuales. (...) La mitolog¨ªa del orgasmo femenino se puede considerar como la ¨²ltima embestida ideol¨®gica del establishmet heterosexual". Tampoco deja a salvo la maternidad y las interpretaciones que de ella hace la sociedad: "La ¨²ltima funci¨®n inherente a la maternidad consiste en cargar con la culpa. Todo aquello que m¨¢s adelante en la vida le suceda a su criatura ser¨¢ culpa de la madre, aunque s¨®lo sea porque no hay nadie m¨¢s a qui¨¦n culpar". Greer a?ade que "hoy en d¨ªa defender¨ªa que la maternidad debe considerarse como una aut¨¦ntica carrera, es decir, como un trabajo remunerado y, como tal, alternativa a cualquier otro trabajo remunerado".
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