Un caballo que no salta obst¨¢culos
"Nadie nos ayudar¨¢ si no nos ayudamos nosotros". Esta consigna, colgada por todo Mosc¨², pretende resumir la doctrina de Vlad¨ªmir Putin. Ha venido al pelo para su viaje a la reuni¨®n del G-8 en Jap¨®n. Los occidentales, acostumbrados a recibir a un Bor¨ªs Yeltsin que siempre les ped¨ªa cr¨¦ditos, s¨®lo pueden felicitarse por la actitud orgullosa de su sucesor, y les habr¨¢ dado m¨¢s tiempo para preguntarle sobre sus prioridades nacionales, un tanto liadas...En sus discursos recientes, Putin ha dado decididamente la espalda al yeltsinismo, presentando la situaci¨®n del pa¨ªs en t¨¦rminos no muy alejados de los que, el a?o pasado en la Duma, quer¨ªan destituir a Yeltsin. Incluso tom¨®, de modo impl¨ªcito, su acusaci¨®n de "genocida de la naci¨®n rusa" al reconocer que el pa¨ªs perd¨ªa cada a?o 750.000 hombres. Seg¨²n las previsiones demogr¨¢ficas, puede perder otros 22 millones en los pr¨®ximos 15 a?os. "La supervivencia de nuestra naci¨®n est¨¢ amenazada", termin¨® con tono grave.
Seg¨²n ¨¦l, este declive se debe a la situaci¨®n catastr¨®fica de la econom¨ªa. Putin desestim¨® la mejora de la situaci¨®n por la buena coyuntura -alza del precio de los hidrocarburos- y a la devaluaci¨®n del rublo. El pa¨ªs s¨®lo podr¨¢ desempe?ar un papel decoroso en la escena internacional cuando su capacidad productiva est¨¦ al nivel de sus competidores. Para lograrlo, Putin s¨®lo ve un modo: reforzar el desmoronado Estado.
Pero no es para dirigir la econom¨ªa. La propiedad privada es intocable, y no se plantea revisar las privatizaciones. Prometi¨® ayuda a los propietarios honestos, bajando los impuestos y la presi¨®n de las diversas burocracias. Y se comprometi¨® a poner orden en el entramado financiero, depur¨¢ndolo de los bancos especuladores que no pueden "sobrevivir". Su lema es "la dictadura de la ley", que debe ser respetada por todos, y no tolerar¨¢ ning¨²n favoritismo.
Hasta aqu¨ª, todo el mundo, a izquierda como a derecha, estaba dispuesto a aplaudirle. Las cosas empezaron a estropearse cuando Putin pas¨® a los actos. Nombr¨® por decreto a siete superprefectos y dividi¨® Rusia en otras tantas superregiones. Luego present¨® en la Duma una ley sobre la reforma del Consejo de las Federaciones (el Senado) que pone fin a la participaci¨®n de los gobernadores en esa Asamblea. Para justificar el cambio, describi¨® a Rusia como un conjunto de islas, cada una con sus oligarcas pero sin relaci¨®n entre s¨ª. Record¨®, entre otros pecados, que algunas islas hab¨ªan prohibido la exportaci¨®n de sus productos y que otras practican el trueque privando al Estado de sus ingresos. Esto bast¨® para que los diputados votaran masivamente a favor de la ley Putin. Pero los gobernadores de la C¨¢mara alta la rechazaron con la misma energ¨ªa. Para evitar una guerra entre las dos c¨¢maras, el sabio Evgueni Primakov propuso crear una comisi¨®n de conciliaci¨®n. Putin lo aprob¨®, a?adiendo que no hay ninguna prisa y que la ley pod¨ªa aplicarse dentro de dos a?os.
"Nuestro presidente no es un caballo que salta los obst¨¢culos. Prefiere evitarlos, jugando con el tiempo", escribi¨® un editorialista de Niezavissima Gazeta, peri¨®dico de Bor¨ªs Berezovski, quien, perseguido en Suiza por el caso Aeroflot, amenaza con dimitir de la Duma para lograr la amnist¨ªa. Los trabajos de la comisi¨®n de conciliaci¨®n no han servido para nada, y, tras numerosas reuniones acerbas, se disolvi¨®. Pero Putin estaba en Sochi, desde donde vol¨® hacia la lejana Asia.
Otro problema bloqueado son las relaciones entre el poder y los oligarcas, y no es menos urgente que la reforma del Parlamento. Todo comenz¨® el 11 de mayo con un registro violento de los locales de Media Most, due?a de la cadena independiente NTV. Su propietario, Vlad¨ªmir Gusinski, acusado de haber desviado 10 millones de d¨®lares (1.770 millones de pesetas), fue detenido el 13 de junio. Putin, en visita de Estado a Espa?a, neg¨® primero estar al corriente y luego precis¨® que Gusinski es, a la vez, ciudadano israel¨ª y contribuyente en Gibraltar. Sin embargo, tras su regreso a Mosc¨² se liber¨® al oligarca, que no puede abandonar el pa¨ªs. El asunto tuvo mucho eco en el microcosmos pol¨ªtico, que vio en la acci¨®n de la fiscal¨ªa un ataque contra la libertad de expresi¨®n en Rusia.
Por tanto, se aguardaba con especial atenci¨®n el discurso program¨¢tico de Putin, y especialmente el pasaje sobre los medios de comunicaci¨®n. Prudente como de costumbre, tras jurar su compromiso con la libertad de prensa, deplor¨® su lamentable situaci¨®n, en manos de los oligarcas. ?stos utilizan los medios de comunicaci¨®n para ajustarse las cuentas entre s¨ª y a veces para atacar al Estado. La cadena NTV no necesitaba m¨¢s para sentirse en el punto de mira y lanzar el contraataque.
Mientras tanto, otro oligarca se sent¨® en el banquillo de los acusados: el 20 de junio, la fiscal¨ªa present¨® una querella contra Vlad¨ªmir Potanin, ex viceprimer ministro del Gobierno de Chernomirdin, que en 1995 privatiz¨®, en una total opacidad, Norilsk Nickel, la mayor f¨¢brica de n¨ªquel del mundo. Putin recibi¨® de inmediato al magnate acusado, pero nada se filtr¨® de su entrevista. El 6 de julio, la fiscal¨ªa pidi¨® a Potanin que pagase al Estado los 140 millones de d¨®lares de la compra de Norilsk Nickel.
Por si esto no fuera suficiente, un tercer oligarca, Vaguit Alekperov, director general de la compa?¨ªa petrolera Lukoil, fue acusado de fraude fiscal grave. Al parecer, desvi¨® fondos de ayuda a la exportaci¨®n y false¨® sus declaraciones de la renta. Como an¨¦cdota, recordemos que, en 1999, Yeltsin concedi¨® a Alekperov el diploma de "mejor contribuyente de Rusia". La serie no pod¨ªa acabarse all¨ª y, poco despu¨¦s, la polic¨ªa fiscal la emprendi¨® con Avtovaz, la primera f¨¢brica de autom¨®viles del pa¨ªs, acus¨¢ndola de "ocultar" la venta de 280.000 coches en 1998 y 1999. Vlad¨ªmir Kadannikov, su director general, dijo que pagar¨ªa si le mostraban uno de esos supuestos coches vendidos "en negro".
La cadena NTV, para poner en duda la imparcialidad de la fiscal¨ªa, difundi¨® en su programa estrella semanal Itogui una carta de Pavel Borod¨ªn, ex jefe de la econom¨ªa del Kremlin, enviada al fiscal general Vlad¨ªmir Ustinov, en la que le ped¨ªa que no tramitara las diligencias realizadas desde Suiza que le implicaban. A cambio ofrec¨ªa al fiscal un lujoso apartamento en el coraz¨®n de Mosc¨² valorado en 600.000 d¨®lares. Al d¨ªa siguiente hubo un nuevo registro en la NTV y, a la vez, en Gazprom, el gigante del gas ruso, para aclarar los v¨ªnculos financieros entre ambos. Era demasiado para NTV, que, en el programa Vox populi, pidi¨® su opini¨®n a los telespectadores. Las respuestas no fueron alentadoras. Varios telespectadores preguntaron sobre el origen de la fortuna de Gusinski, de Berezovski y dem¨¢s oligarcas. Preguntados por el presentador, unos periodistas desaconsejaron a la NTV enfrentarse a Putin. "No ganar¨¦is si luch¨¢is como dos carneros, cabeza contra cabeza", dijo una redactora de un peri¨®dico amigo de la cadena.
El 15 de julio, el Tribunal de Cuentas puso en duda la validez de las acciones de la compa?¨ªa el¨¦ctrica rusa propiedad de unos extranjeros. Al parecer, ¨¦stos las adquirieron comprando los bonos distribuidos de forma gratuita a los rusos, que no estaban destinados a ese uso. El presidente de la compa?¨ªa el¨¦ctrica, Anatoli Chub¨¢is, clam¨® contra el "compl¨® rojo", olvidando que el Tribunal de Cuentas est¨¢ presidido por Sergu¨¦i Stepashin, ex primer ministro. El mismo d¨ªa, el fiscal general propuso someterse al veredicto de los tribunales, que, tras escuchar a todas las partes, resolver¨¢n en ¨²ltima instancia. Esto ser¨ªa convincente si la justicia rusa tuviera algo de independencia.
El d¨ªa siguiente cay¨® como el rayo la pelea entre el mariscal ?gor Sergu¨¦iev, ministro de Defensa, y el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, el general Anatoli Kvachnin. Sergu¨¦iev amenaz¨® con dimitir si se aceptaban las propuestas de Kvachnin, "est¨²pidas e indignas de un oficial ruso". ?Qu¨¦ propuestas? El Estado Mayor quiere que las tropas estrat¨¦gicas dejen de ser independientes y se incorporen al Ej¨¦rcito del Aire. Esto ahorrar¨ªa mucho dinero, y mientras dure la guerra de Chechenia, cada c¨¦ntimo cuenta. Pero el mariscal Sergu¨¦iev, ex comandante de las fuerzas estrat¨¦gicas, no quiere ni o¨ªr hablar. Putin convoc¨® a los dos generales en Sochi, donde se encontraba antes de partir hacia China, Corea del Norte y Jap¨®n.
Su veredicto en este litigio se desconoce. Incluso los que le alaban por su ruptura con la herencia de Yeltsin reconocen que es un hombre d¨¦bil, sin la envergadura que requiere su cargo, y que carece de un equipo capaz de sustituir al de su predecesor. Putin no puede traerse consigo a sus amigos de San Petersburgo ni a sus camaradas del ex KGB, pues Mosc¨² no soportar¨ªa tal revoluci¨®n de palacio. Para el ruso de la calle, la reforma del Consejo de las Federaciones no es prioritaria, como tampoco las diligencias judiciales contra tal o cual oligarca. Espera del presidente respuestas sobre su lamentable nivel de vida, el aumento de los alquileres, del gas y de la electricidad, de los transportes urbanos... El 58% de los encuestados a finales del a?o pasado por el Centro de Estudios de la Opini¨®n P¨²blica declar¨® que "la situaci¨®n era mejor antes de la llegada de Gorbachov". Es decir, que ya no aguantan el "capitalismo de bandidos" y que el caballo de Putin no tiene mucho tiempo para evitar los obst¨¢culos.
K. S. Karol es experto franc¨¦s en temas de Europa del Este.
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