Los jeringos que sedujeron a Garc¨ªa Calvo
Estudiaba Inform¨¢tica de Gesti¨®n y un buen d¨ªa empez¨® a trabajar con su hermano hasta que lleg¨® el momento en que ella regentar¨ªa en solitario el ¨²nico puesto de masa frita que queda en la Corredera. Mari Paz Guerrero comenta que los m¨¢s viejos del lugar llegaron a conocer hasta cinco, cuando esta amplia plaza no s¨®lo era mercado central de la capital cordobesa sino tambi¨¦n las lonjas que abastec¨ªan al resto de la provincia. Las ¨²ltimas supervivientes de aquella generaci¨®n de churreras fueron Fina y Carmela con sus perolas de aceite hirviendo junto a los arcos alto y bajo, respectivamente, de la plaza.Pocos meses despu¨¦s de morir Carmela, se establec¨ªan Mari Paz y su hermano en un min¨²sculo local de ocho metros cuadrados, situado en el bajo de una escalera. Aprendieron el oficio de un t¨ªo suyo que perteneci¨® al gremio "y haciendo los tres la misma receta, a cada uno nos sale de forma distinta", confiesa.
Durante el verano no toma respiro ya que abre todos los d¨ªas del a?o "menos el de Navidad" y all¨ª no s¨®lo se dan cita los vecinos del barrio y los comerciantes del mercado S¨¢nchez Pe?a "sino que vienen de otros barrios como de Santa Rosa, Ciudad Jard¨ªn, Carlos III, Sector Sur...". Aunque fr¨ªe churros para quien quiera, proclama que el producto rey es el aut¨®ctono jeringo, el realizado ahora con harina, antes con patata, y que no lleva aceite de oliva.
Cualquier d¨ªa de estos, Mari Paz Guerrero medir¨¢ la temperatura que hace junto al gran perol en el que cada d¨ªa hierven 13 litros de aceite, aunque ella cree que rondar¨¢ los 45?. "El calor lo combato bebiendo agua y con un abanico que me regalan cada semana, porque los pierdo", explica. El invierno para ella tampoco tiene remedio: "Esto es muy fresco, y est¨¢ todo el d¨ªa la puerta abierta".
De los a?os que lleva al frente de este puesto, Mari Paz conserva con afecto una an¨¦cdota ocurrida hace unos a?os. Apareci¨® un se?or que se puso a hablar con ella y le hizo muchas preguntas sobre ella, su trabajo y sobre la plaza. A los tres a?os supo que era Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo y que le hab¨ªa escrito un poema que, entre otras cosas, se preguntaba "?C¨®mo puede ser esto? / ?C¨®mo puedes estar ah¨ª / t¨², figurilla de flaca mozuela, / que, entre tanto que vas / churros y jeringos echando a vueltas / en la vasta sart¨¦n, / cantas, y cantas a¨²n, y los soportales / de fresca voz los alegras?".
Esta joven churrera est¨¢ satisfecha de su trabajo y ya ha olvidado que estudi¨® Inform¨¢tica de Gesti¨®n. "Esto es mejor que la pantalla de un ordenador", afirma. Si tiene queja de algo es de las interminables obras de reforma de la plaza. Debieron iniciarse en 1985 y ahora aseguran los pol¨ªticos que estar¨¢n concluidas para final de a?o. En estos ¨²ltimos a?os el paisaje de este entorno, construido en 1687, est¨¢ salpicado de alba?iles, andamios, hormigoneras y volquetes que devolver¨¢n a los vecinos el orgullo de vivir en este lugar. Mientras llega el recuperado esplendor a la Corredera, Mari Paz Guerrero seguir¨¢ madrugando para preparar la masa de los churros y de los jeringos y ofrecer a su clientela la simpat¨ªa con la que la retrat¨® Garc¨ªa Calvo.
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