Mujeres espl¨¦ndidas
La mare sempre em deia: NoAtravesar todo un siglo de historia pero mirando el mundo desde la perspectiva de la mujer. Eso es lo que se propone Charlotte Keatley en La mare sempre em deia: no, un espect¨¢culo donde, a trav¨¦s de cuatro generaciones, desde la bisabuela -nacida en 1900- hasta la bisnieta -nacida ya en la d¨¦cada de los setenta-, se van analizando los cambios que ha sufrido en el siglo XX la condici¨®n de la mujer. Cambios sutiles, en realidad, menos radicales de lo que hemos llegado a creer al dar categor¨ªa de revoluci¨®n y de liberaci¨®n a lo que muchas veces no fue m¨¢s que adecuarse a las nuevas exigencias de los tiempos. Es un texto que resulta tierno, humano, inteligente, y en el que la mirada de la mujer sobre s¨ª misma resulta reveladora.De estructura temporal compleja, la obra arranca durante uno de los bombardeos de Londres durante la II Guerra Mundial. Cada secuencia, sin que haya un orden cronol¨®gico estricto, va llevando a los espectadores a a?os diferentes, a los distintos momentos que marcan la historia familiar de las cuatro mujeres. Lo curioso del texto es que, trabajando sobre di¨¢logos puramente cotidianos, logra dar un vuelo universal a la historia. Iremos viendo c¨®mo crecen las ni?as que luego ser¨¢n madres. No se trata de la p¨¦rdida de las ilusiones, pero s¨ª de las renuncias, peque?as, seg¨²n va exigi¨¦ndolas la vida. Son las disputas entre madres e hijas, las complicidades entre abuelas y nietas, la mec¨¢nica de las generaciones guiada siempre por la ilusi¨®n del futuro. Un texto dif¨ªcil de contar porque es sutil, porque en realidad no pasan grandes cosas. Un texto en el que puedes reconocerte f¨¢cilmente.
De Charlotte Keatley
Traducci¨®n: Francesca Bartrina y Jordi Sala. Direcci¨®n: Lurdes Barba. Int¨¨rpretes: Merc¨¨ Angl¨¨s, Anna G¨¹ell, Judith Lucchetti, Fina Rius. Escenograf¨ªa y vestuario: Fiona Capdevila. Artrenbrut. Barcelona, 27 de julio.
Lurdes Barba, que ha demostrado en los ¨²ltimos a?os un gran talento como actriz, logra aqu¨ª dar un enorme salto cualitativo como directora. En La mare sempre em deia: no ha logrado, por fin, hacer una direcci¨®n irreprochable, dando vida a un texto que es fr¨¢gil y en el que es necesario mantener constantemente esa sutileza que lo caracteriza. Cambios constantes de lugar, cambios en las edades de las int¨¦rpretes, tan pronto ni?as como adultas o ancianas, todo eso exige definir muy bien los signos para que el espectador no se pierda. La moda, los peinados, la m¨²sica, todo servir¨¢ para marcar las d¨¦cadas. Est¨¢n tambi¨¦n las actitudes generacionales, tan distintas. Todo eso lo muestra Barba a la perfecci¨®n.
Excelente, tambi¨¦n, el trabajo de las cuatro actrices, Anna G¨¹ell, Fina Rius, Merc¨¨ Angl¨¨s y Judith Lucchetti, que se reparten en este orden los papeles desde la bisabuela a la bisnieta. La dificultad de su trabajo estriba tanto en el naturalismo que exige la pieza como en la necesidad de mostrar las diferentes edades a que les obliga el extenso recorrido temporal. Un trabajo, en conjunto, espl¨¦ndido.
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