La perversa mano de los petimetres
JOS? LUIS MERINOAl parecer, los detractores de Jorge Oteiza no cejan en sus inquinas contra el escultor de Orio. Ahora se han servido de un inocente muchacho reci¨¦n Licenciado en Bellas Artes por la UPV, promoci¨®n de 1999. Al ver que ten¨ªa el prop¨®sito de construir unas cajas metaf¨ªsicas, a imitaci¨®n de las de Oteiza, para despu¨¦s forrarlas con irrisorios papeles de colorines e incluso ubicar unos juguetes dentro de una de ellas y presentarla as¨ª como si fuera una casa de mu?ecas, le han dado un sustancioso apoyo inmediato...
Esto es: la realidad de poder exponer su prop¨®sito en la Sala Rekalde, del 3 de julio hasta el 27 de agosto, con el soporte de un cat¨¢logo, con texto de un profesor de la UPV como refrendo; la esponsorizaci¨®n del acontecimiento por tres instituciones oficiales: Diputaci¨®n Foral de Bizkaia, la propia Sala Rekalde y el centro Bilbao-arte (dependiente del Ayuntamiento de Bilbao). Por si fuera poco, acaba de obtener una beca para la promoci¨®n de las artes pl¨¢sticas de la Diputaci¨®n Foral de Bizkaia; y en la actualidad le han cedido un espacio en el centro Bilbao-arte para que pueda trabajar a su antojo.
Acomod¨¢ndose al papel asignado, y ya con la "autoridad" que da el haber realizado la primera exposici¨®n individual de su vida, le proporcionaron cobertura en prensa para que hiciera algunas declaraciones p¨²blicas, a tenor con su prop¨®sito pretendidamente burlesco y vejatorio hacia el artista guipuzcoano. He ah¨ª un ejemplo: "Oteiza es un referente conceptual de mucho peso en la facultad de Bellas Artes de la UPV... El disc¨ªpulo debe respetar al maestro, pero para superarlo". Otro ejemplo: "Jorge Oteiza ya no es transgresor ahora mismo. Su transgresi¨®n ha sido asimilada, porque hoy en d¨ªa todos los gobiernos locales quieren tener una pieza suya ampliada"...
Como quiera que en el texto del cat¨¢logo de esa exposici¨®n, se incide en reprochar las ampliaciones p¨²blicas de peque?as piezas de laboratorio de Oteiza, hay que convenir que es en ese punto desde donde sus detractores parten para denostar a Jorge Oteiza. Caen en un error may¨²sculo, si no quieren saber que las experimentaciones de Oteiza con su laboratorio de tizas en los a?os cincuenta, reposaron en estanter¨ªas durante largos lustros, siempre regidas por el m¨¢s grande de los desprecios...
Pasados los a?os, amigos y admiradores de Oteiza le piden permiso para ampliar alguno de esos proyectos. Oteiza cede a la amistad. No cobra nada por ello; pero queda agradecido por el hecho de que a alguien le gusten sus trabajos lejanos. No se sabe si porque el escultor no quiere remuneraci¨®n alguna para s¨ª o por el efecto domin¨® en sentido inverso -mimesis contagiosa-, lo cierto es que son innumerables las peticiones que le llegan para instalar esculturas suyas en lugares p¨²blicos. Por parad¨®jico que parezca el Ayuntamiento de Bilbao es uno de los inmediatos damnificados. ?Qu¨¦ cosas!
Aquellos proyectos escult¨®ricos no tuvieron pretensi¨®n de grandeza, en el sentido dimensional. Su creador buscaba la desnuda objetividad de lo geom¨¦trico como valencia ideal y gestora de lo abstracto. Ocurre que esas peque?as esculturas al ser ampliadas dan un resultado espl¨¦ndido. Uno las recorre y va por ellas como por el mundo, dado su alt¨ªsimo poder de fascinaci¨®n escult¨®rica. Todo lo conseguido es a pesar suyo. Tom¨¦moslo como un adem¨¢s...
Hay que decirlo claramente: al d¨ªa de hoy, los postulados est¨¦ticos de Oteiza no han cambiado; son otros los que los quieren cambiar, apelando a una historia, como la contada aqu¨ª, que parece dise?ada por la perversa mano de musgo de sus detractores. Respecto a que no quiera cobrar sus esculturas cuando se lo piden sus amigos, eso es una atribuci¨®n meritoria en tiempos de mercader¨ªas.
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