En 'vespa' por Barcelona XAVIER MORET
"Hay algo que me gusta por encima de todo", dice Nanni Moretti en su pel¨ªcula Caro diario. Y la respuesta es: ir en vespa por las calles de Roma en un d¨ªa de verano. A m¨ª me sucede algo parecido. Cuando llega el mes de agosto y la gente se va a las playas y a destinos lejanos, me gusta coger la vespa de mi hijo y pasear por Barcelona. Son las ventajas de agosto, en algunos casos mucho mejores que las rebajas de enero: las tiendas est¨¢n cerradas, el calor aleja a la gente y si vas en vespa puedes sentir la caricia del aire en la cara y la ausencia de tr¨¢fico te permite de vez en cuando el lujo de zigzaguear al ritmo de una canci¨®n. Igual que en Caro diario.El ferragosto en Roma es terrible. La escapada (Il sorpasso, en italiano), de Dino Risi, lo ilustra a la perfecci¨®n. La pel¨ªcula es una de las mejores road movie europeas y tiene a Vittorio Gassman y a Jean-Louis Trintignant de inmejorable pareja protagonista. Al principio, Gassman va por las calles de Roma con un descapotable y no logra encontrar una cabina telef¨®nica. Todo est¨¢ cerrado. Al final, ve a Trintignant en una ventana y le pide si puede subir a telefonear. A partir de aqu¨ª ya tenemos la t¨ªpica pel¨ªcula de compis: el lig¨®n agresivo y el estudiante t¨ªmido. Y una carretera por delante. "No soporto Roma en agosto", dice Gassman. "Me deprime ver las calles desiertas y las tiendas cerradas". Trintignant contesta: "Va bien para estudiar". El contraste est¨¢ servido. Antes de seguir, se impone una reflexi¨®n: ahora ser¨ªa imposible filmar La escapada. Los omnipresentes tel¨¦fonos m¨®viles fastidiar¨ªan el inicio, y Gassman y Trintignant no se encontrar¨ªan nunca. Adi¨®s pel¨ªcula.
Otro cl¨¢sico de verano, calor y vespa que nos llega de Roma es La dolce vita, con Mastroianni en plan estelar, la Ekberg ba?¨¢ndose en la Fontana de Trevi y el fot¨®grafo Paparazzo despendolado. Pero tanto Mastroianni como Gassman son objetivos demasiado altos. Volvamos, pues, al presente. Al fin y al cabo, La escapada y La dolce vita son en blanco y negro y de los sesenta. Nanni Moretti, en cambio, representa la Italia de los noventa -Caro diario es de 1995- y su visi¨®n del ferragosto romano es muy distinta. Para Moretti, no hay nada como un domingo de agosto para ir en vespa por Roma. Pues lo mismo pasa en Barcelona. Seguro que, como en La escapada, siempre habr¨¢ alguien que aprovechar¨¢ el silencio espectral de la ciudad para estudiar, pero a m¨ª me da por ir en vespa. Me acuerdo de Nani Moretti, me pongo la m¨²sica de la pel¨ªcula para mentalizarme y, con el ritmo de Leonard Cohen, Khaled, Keith Jarret y Juan Luis Guerra en la cabeza, me lanzo a la Barcelona desierta.
Como en Caro diario, muchas tiendas est¨¢n cerradas y las calles est¨¢n vac¨ªas. Mucho mejor. Mientras circulo por el paseo de Gr¨¤cia, pienso que estoy de acuerdo con Moretti en que podr¨ªa hacerse una pel¨ªcula excelente s¨®lo con panor¨¢micas de edificios de la ciudad. ?l pensaba en Roma, claro; yo, en Barcelona. Toda la historia de la ciudad est¨¢ contenida en el paseo de Gr¨¤cia: desde la m¨ªtica Pedrera hasta los bancos de fachada acristalada, pasando por la Casa Batll¨® (tapada ahora por un andamio, para fastidio de los turistas) y algunos desastres arquitect¨®nicos que es mejor no citar.
La plaza de Catalunya, en vespa, es algo aparte. Sigue siendo igual de fea, con El Corte Ingl¨¦s con aspecto de fortaleza inexpugnable, pero el hecho de que no hayan ni coches ni gente -al menos en un caluroso domingo de verano, a primera hora de la tarde- le da un aire entra?able, de decorado de Hollywood. La Rambla es distinta, por supuesto. Los pl¨¢tanos adquieren aqu¨ª la dimensi¨®n exacta para convertirse en c¨²pula protectora del calor, y el n¨²mero de turistas parece crecer d¨ªa a d¨ªa.
Por cierto, si un intr¨¦pido antrop¨®logo ingl¨¦s desembarcara de improviso en Barcelona un domingo de agosto, la primera anotaci¨®n en su cuaderno ser¨ªa: "Barcelona es una ciudad con muchas calles y edificios, pero desierta en su mayor parte. S¨®lo al sur, en un paseo llamado La Rambla, se detectan s¨ªntomas de vida".
Lo bonito de Barcelona en agosto es que uno tiene tiempo para pasear con la calidad de vida de un turista. O, mejor a¨²n, en vespa, con el aire en la cara y sin atascos. La calle de Balmes aparece entonces como un desfiladero sinuoso, con una unanimidad de persianas bajadas a ambos lados, y en la Via Augusta se dir¨ªa que todos han huido por una alarma nuclear. Es entonces cuando uno se da cuenta de que es un aut¨¦ntico lujo circular en vespa por la ciudad desierta e ir a buscar la lujosa sombra de los tilos de la Rambla de Catalunya. Son, en fin, peque?os placeres de agosto. Por desgracia, con fecha de caducidad.
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