Aurrera beti, 'Indio'
Nuestro amigo y camarada Juan Mari J¨¢uregui, Indio, ha sido cobardemente asesinado por la banda terrorista ETA. En primer lugar, vaya nuestra solidaridad con nuestra compa?era Marixabel y su hija, Mar¨ªa. Saben que cuentan con nosotros. Todos los que conocimos a Juan Mari hemos acusado el golpe. Si la mafia y el fascismo persegu¨ªan eso, pueden quedar satisfechos.Sin embargo, este crimen vil y horrendo no hace sino confirmar la profunda sima en la que est¨¢ sumida la sociedad vasca. La vieja caverna primitivista y tribal del nacionalismo vasco, ese mito ¨¦tnicista y excluyente, se ha a?adido a los m¨¦todos cl¨¢sicos y modernos de la mafia y el fascismo, dando como resultado el r¨¦gimen en el que vivimos, la dictadura etarra. La profunda falta de libertad en la que nos quiere sumir la banda terrorista ETA y sus adl¨¢teres, ante la desuni¨®n de los ciudadanos de bien, provocada por la falta de liderazgo de los m¨¢ximos responsables pol¨ªticos del pa¨ªs.
Juan Mari tuvo bien claro desde hace treinta a?os su opci¨®n de vasco universalista, abierto, j¨®vial, sano. Como otros miles de vascos, frente a quienes se encerraron en los mitos y los rituales de la tribu, ¨¦l escogi¨® ser ciudadano del mundo, internacionalista. Se hizo comunista en la carcel de Basauri, pero desde entonces siempre fue un hombre libre. Le han asesinado por ejercer su libertad quienes no quieren a los hombres libres. Por defender su derecho a visitar en su pueblo a su familia y a sus amigos. ?Cabe mayor inhumanidad?
Juan Mari supo abrirse al mundo, a la gente fuera cual fuese su procedencia y condici¨®n. Por eso no es de extra?ar que el euskera y el castellano, las manos callosas de los trabajadores y las corbatas, las miradas at¨®nitas de unos y otros, se encontrasen entre quienes acudimos a despedirle. Y que su muerte haya rebasado el ¨¢mbito de su militancia pol¨ªtica. Desde su puesto de presidente de la sociedad Bilkoin de Legorreta, por la que han pasado siempre amigos y compa?eros, hasta sus cargos de responsabilidad pol¨ªtica como concejal o juntero. Incluso, como ha reconocido alg¨²n concejal nacionalista, demostrando, frente a la incomprensi¨®n, que un guipuzcoano pod¨ªa ejercer con mano izquierda el cargo de gobernador civil y llevar decisivas iniciativas en el esclarecimiento del asesinato de Lasa y Zabala.
Pero Juan Mari representa m¨¢s. Representa al vasco de izquierdas. A lo m¨¢s positivo del vasco progresista, que puede o no ser nacionalista vasco, pero que est¨¢ radicalmente comprometido con los derechos y libertades de los ciudadanos, frente a exlusiones de todo tipo. Porque en este "poder no ser" radica la legitimidad del nacionalismo. Si el nacionalismo entiende que no se puede no ser, y no defiende con la necesaria contundencia, desde su posici¨®n en el Gobierno, que se puede ser vasco sin ser nacionalista vasco, incluso sin ser nacionalista espa?ol -el enemigo necesario-, sino simplemente ciudadano vasco, ¨¦ste es el nacionalismo excluyente y fascista que comprende y ampara la actuaci¨®n de la mafia.
Juan Mari representa a ese vasco que para amar profundamente a su tierra y, sobre todo a sus vecinos, a su gente, no necesita de muletas, de falsos agravios y contenciosos justificadores, de situar alos vascos en categor¨ªas, de imponerse unos sobre los otros. Somos muchos los que no somos nacionalistas pero somos profundamente vascos, y nos sentimos perseguidos. No hay libertad para nosotros, ?Cu¨¢ntos guardaespaldas para guardar tantas espaldas? Y a muchos puede parecer que otros han comprado su libertad. Una libertad sujeta a los pactos con quienes ejercen, justifican y amparan la violencia. ?Rompan con ellos!, se lo est¨¢ demandando la ciudadan¨ªa vasca.
A¨²n podemos estar a tiempo de evitar lo que parece inevitable. En primer lugar, nos dirigimos a quienes, de manera solidaria, salen a las calles de Euskadi a manifestarse, como han salido desde hace muchos a?os ya y como vamos a seguir haci¨¦ndolo.Creemos que somos un ejemplo de coraje c¨ªvico. En segundo lugar, a toda esa mayor¨ªa silenciosa, que en ocasiones se manifiesta y otras en las que el miedo les atenaza, como nos atenaza a todos, para que se animen a dar el paso. Solamente la reacci¨®n social, la movilizaci¨®n unitaria, puede derrotar al fascismo en nuestro pa¨ªs.
En tercer lugar, nos dirigimos a quienes asumen la funci¨®n de liderar el pa¨ªs desde el Gobierno vasco, al lehendakari, se?or Ibarretxe, y al resto de l¨ªderes pol¨ªticos. S¨ªentense de una vez, tomen medidas. Hay propuestas sobre la mesa. Eliminen los obst¨¢culos que impiden el entendimiento de la gran mayor¨ªa que anhela la paz con libertad. Tengan el coraje de rectificar los falsos caminos andados. Rompan sus ataduras con los fascistas. Les aseguramos que la ciudadan¨ªa les premiar¨¢ por ello. Lo contrario ser¨¢ una penosa agon¨ªa hacia un inevitable enfrentamiento civil y ustedes ser¨¢n los m¨¢ximos responsables.
Gracias, Juan Mari, seguiremos defendiendo tus ideas de defensa de la vida, la libertad y la paz.- y 64 amigos y compa?eros de Juan Mari J¨¢uregui.
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