Barak sufre un nuevo rev¨¦s en Israel con la dimisi¨®n de su ministro de Exteriores
El jefe del Gobierno israel¨ª, el laborista Ehud Barak, sufri¨® ayer un doble rev¨¦s: la dimisi¨®n de su ministro de Exteriores, David Levy, quien le acusa de ceder en exceso ante Yasir Arafat, y la aprobaci¨®n en lectura preliminar de un proyecto de ley para la disoluci¨®n del Parlamento (Kneset) y el adelanto de las elecciones, un texto que necesitar¨¢ de tres votaciones m¨¢s a partir de oto?o antes de convertirse en ley. Pero Barak, impasible, subray¨® ayer su firme determinaci¨®n de formar en breve un nuevo Gobierno capaz de alcanzar un tratado de paz con los palestinos.
Acoso y derribo
"He presentado mi carta de dimisi¨®n al primer ministro debido a la grave situaci¨®n creada; se trata de un paso inevitable", afirm¨® Levy ayer. El hasta ahora jefe de la diplomacia israel¨ª se refer¨ªa a sus discrepancias con las concesiones de Barak al l¨ªder palestino, Yasir Arafat, en la reciente cumbre de Camp David, en EE UU. A pesar del fracaso de esa reuni¨®n, que no logr¨® cerrar ni uno solo de los asuntos importantes, hubo un avance esencial capaz de desbloquear estas negociaciones en el futuro: por primera vez, miembros de un Gobierno de Israel aceptaron la posibilidad de ceder el control de algunos barrios del este de Jerusal¨¦n en una alambicada soluci¨®n presentada por Bill Clinton. Esta concesi¨®n, que afecta a los principios, es la que ha irritado a Levy y a la derecha nacionalista.Israel conquist¨® la zona ¨¢rabe de Jerusal¨¦n en la Guerra de los Seis D¨ªas, en junio de 1967, y se la anexion¨® en 1980 mediante una ley aprobada por la Kneset, en la que se declaraba a Jerusal¨¦n "la capital eterna e indivisible del Estado de Israel y del pueblo jud¨ªo".
Levy, de 62 a?os, fue un destacado dirigente del conservador Likud, partido que abandon¨® hace algunos a?os para formar el peque?o Gu¨¦sher (Puente). Como l¨ªder de esa formaci¨®n, se integr¨® en 1996 en el Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu, como responsable de Exteriores, hasta que dimiti¨® del cargo por una raz¨®n opuesta a la actual: la intransigencia de Netanyahu con los palestinos.
El ministro dimisionario hab¨ªa exigido en p¨²blico la formaci¨®n de un Gobierno de unidad nacional con el Likud, con el fin de conseguir un amplio respaldo parlamentario y social a un eventual acuerdo de paz con los palestinos. Esa propuesta, reiterada en las ¨²ltimas semanas desde diversos sectores, cuenta con la oposici¨®n de Barak, quien prefiere agotar todas las posibilidades y formar un nuevo Gobieno de coalici¨®n, recomponiendo sus alianzas. Barak estima que un Gobierno de unidad har¨ªa pr¨¢cticamente imposible cualquier acuerdo y conducir¨ªa el pa¨ªs a la par¨¢lisis.
Fracasada esa v¨ªa, la oposici¨®n conservadora ha elegido una nueva estrategia: desgastar al primer ministro y forzarle a convocar elecciones anticipadas 14 meses despu¨¦s de las ¨²ltimas, donde los laboristas consiguieron una victoria escasa, que les obliga a la negociaci¨®n con los peque?os partidos religiosos.En este contexto, el Parlamento israel¨ª aprob¨® ayer cinco proyectos de ley para su disoluci¨®n y el adelanto de los comicios. Pero los proyectos de ley tendr¨¢n que someterse a otras tres votaciones despu¨¦s del receso veraniego antes de convertirse en ley. Barak dispone, pues, de un plazo hasta el 26 de octubre, que es cuando se reanuda la actividad parlamentaria.
"Todav¨ªa no veo que la Kneset se disuelva de verdad y vaya a elecciones", asegur¨® el primer ministro. "Cuando desaparezca el polvo, en las pr¨®ximas semanas, me dedicar¨¦ a formar un nuevo Gobierno, pero primero hay que decidir en qu¨¦ direcci¨®n vamos a ir, tras lo cual ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil adaptar la estructura del Ejecutivo a los acontecimientos previstos".
Para Barak, la dimisi¨®n de Levy y la votaci¨®n de ayer no representan una derrota irreparable ni un derrumbe del sistema que defiende, sino que forman parte de la lucha cotidiana. "Si no transmitimos la sensaci¨®n de un derrumbe interno, no habr¨¢ ning¨²n derrumbe", asegur¨® Barak a sus diputados.
En medios ¨¢rabes se miminiza la imporancia de la salida de Levy, pues ¨¦ste no ha jugado papel alguno en las recientes negociaciones de Camp David, a las que se neg¨® a acudir.
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