Euskadi: ?qu¨¦ soberan¨ªa? ?qu¨¦ independencia?
La imagen de la excarcelaci¨®n de algunos de los terroristas m¨¢s brutales de Irlanda del Norte, unionistas unos, miembros del IRA otros, es la expresi¨®n m¨¢s descarnada de lo que el obispo surafricano Desmond Tutu resumi¨® en su reciente visita a Euskadi cuando le preguntaron qu¨¦ hab¨ªa que hacer para acabar con la violencia. El obispo contest¨® que no ten¨ªa ninguna receta m¨¢gica, que cada pa¨ªs es diferente, pero que todos los casos de confrontaci¨®n violenta que ha conocido, empezando por su propio pa¨ªs, la Uni¨®n Surafricana, terminan cuando las partes enfrentadas acaban pactando. Decir esto hoy en Euskadi puede parecer un sarcasmo intolerable. Pero tambi¨¦n parec¨ªa un sarcasmo intolerable la excarcelaci¨®n de los terroristas de Irlanda del Norte y ah¨ª est¨¢n las fotograf¨ªas de su salida de la c¨¢rcel.Escribo estas l¨ªneas bajo el terrible impacto del asesinato de Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, otro amigo y compa?ero, primero en el PCE y despu¨¦s en el PSOE, y no s¨¦ cu¨¢ntos m¨¢s dem¨®cratas van a morir por la furia asesina de ETA antes de que se publiquen. S¨¦, por consiguiente, que hablar de pacto hoy en una sociedad vasca tan convulsionada por la violencia etarra y la crispaci¨®n pol¨ªtica puede parecer una ingenuidad o una frivolidad imperdonable. Pues bien, a pesar de todo, creo que hay que hablar de pacto y de los caminos que pueden conducir al mismo, aunque s¨®lo sea para aclarar posiciones y definir el terreno pol¨ªtico del futuro. En definitiva, pactar quiere decir hasta d¨®nde puede y quiere llegar cada uno, qu¨¦ puede ofrecer y qu¨¦ puede aceptar o no del adversario. Dicho de otra manera: si soberan¨ªa e independencia son, por ejemplo, dos conceptos que resumen todo el programa de Lizarra, hay que hablar de soberan¨ªa e independencia.
?Es posible, por ejemplo, pensar en una entidad vasca soberana e independiente como perspectiva de futuro? Los firmantes de Lizarra as¨ª lo proclaman pero lo cierto es que ambos conceptos, la soberan¨ªa y la independencia, est¨¢n en trance de desaparecer en la Europa comunitaria en construcci¨®n. ?En qu¨¦ consiste la independencia, por ejemplo, en el marco de la moneda ¨²nica? ?Qu¨¦ nuevas fronteras se pueden crear cuando est¨¢n desapareciendo las acuales? ?Qu¨¦ identidades seguir¨¢n proclam¨¢ndose soberanas e independientes en el marco futuro de la ciudadan¨ªa ¨²nica sin enga?arse a s¨ª mismas? M¨¢s todav¨ªa: en el espacio de la nueva Europa en construcci¨®n y en el terreno general de la globalizaci¨®n ?qu¨¦ pa¨ªs es realmente soberano e independiente, en el sentido material y concreto, o sea, m¨¢s all¨¢ de los s¨ªmbolos y de las parafernalias estatales o auton¨®micas? ?Lo es Espa?a, por ejemplo? ?Lo son o lo ser¨¢n los Estados, las nacionalidades, las regiones y las ciudades de la Uni¨®n Europea?
Hablar hoy de soberan¨ªa e independencia en el nuevo espacio europeo es hablar del pasado cuando lo que est¨¢ en juego es, precisamente, la construcci¨®n del futuro. ?ste ser¨¢, sin duda, muy complejo, pero saldr¨¢n adelante las nacionalidades, las regiones y las ciudades que tengan m¨¢s capacidad de integrar a poblaciones plurales, de conectar y trabajar con los vecinos y de abrir puertas al di¨¢logo, al pluralismo y a la cooperaci¨®n. Y esto nos lleva a otro gran tema, como es el del modelo de sociedad.
?C¨®mo conciben, por ejemplo, la sociedad vasca del futuro los nacionalistas partidarios de la independencia y la soberan¨ªa? ?C¨®mo una sociedad biling¨¹e? Hoy ya lo es y ser¨ªa el colmo de la estupidez y de la vesania utilizar el terror para crear lo que ya existe. ?Ser¨ªa, por el contrario, monoling¨¹e? Esto supondr¨ªa la expulsi¨®n de, por lo menos, la mitad de la poblaci¨®n vasca, algo que ni esta poblaci¨®n, ni ninguna fuerza democr¨¢tica, ni ning¨²n organismo europeo o mundial se resignar¨ªa a aceptar.
?Y en qu¨¦ consistir¨ªa la econom¨ªa soberana e independiente? ?Se mantendr¨ªa la actual Euskadi bancaria, industrial y comercial, la facilidad de intercambios y las estructuras modernas de ahora? De ser as¨ª volvemos a lo de antes: ?por qu¨¦ matar con tanta sa?a para conseguir lo que ya se tiene? ?O recurrir¨ªa Euskadi al modelo mafioso e inmoral de un para¨ªso fiscal, armado hasta los dientes para asustar a los competidores?
Y en el plano cultural ?jugar¨ªa Euskadi la baza de la comunicaci¨®n y del intercambio en la cultura y en el deporte como ahora? ?Ser¨ªa una sociedad plural y abierta a todas las novedades? ?Para qu¨¦ matar, pues, si esto ya se tiene? ?O se enquistar¨ªa en una sociedad hura?a y aislada y en un pa¨ªs oscuro vigilado por violentos ap¨®stoles de la fe y la raza?
?stas son algunas de las preguntas sin respuesta que se ocultan detr¨¢s de conceptos et¨¦reos como la soberan¨ªa y la independencia. Se podr¨ªan hacer muchas otras y el resultado ser¨ªa el mismo. Por esto hay que decir con toda rotundidad que por este sendero no se va a ning¨²n sitio y que el contenido del presunto pacto que alg¨²n d¨ªa acabar¨¢ con las crueldades y la locura del presente s¨®lo puede girar en torno a tres o cuatro cosas fundamentales, como la posible ampliaci¨®n de las competencias estatutarias, el fin de la violencia, la presencia o no presencia de determinadas fuerzas policiales en Euskadi, el acercamiento de los terroristas encarcelados y, al final, la liberaci¨®n de ¨¦stos. Por mucho que se hurgue no hay m¨¢s que ofrecer ni desde el conjunto de Espa?a ni desde el conjunto de Europa.
Naturalmente, para que todo esto pueda constituir el n¨²cleo de una indispensable negociaci¨®n, las fuerzas democr¨¢ticas deben ir juntas hasta el final -o sea, hasta la liberaci¨®n de los etarras encarcelados-. Como le dijo el nuevo secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, una cosa es hacer un frente com¨²n contra el terrorismo y otra es aprovechar la circunstancia para presionar a un PNV que tambi¨¦n est¨¢ presionado por Euskal Erritarrok y ETA, con la vista puesta en unas elecciones anticipadas y una batalla electoral pensada para convertir al ministro del Interior en lehendakari. Es cierto que los dirigentes del PNV, aferrados al tim¨®n contra las olas que les caen, se han encerrado en el torre¨®n, no s¨¦ si de proa o de popa, y no ofrecen m¨¢s salida que protestar y dar tiempo al tiempo. Pero, por m¨¢s que tiendan al aislamiento, ni el PP ni el PSE -especialmente el PSE- pueden dejarlos de lado, porque en el largo camino hacia la paz y el pacto final ning¨²n vasco va a poder ser neutral y, precisamente por ello, es necesario que el frente de los dem¨®cratas, nacionalistas o no, sea s¨®lido, coherente y audaz.
Jordi Sol¨¦ Tura es senador por el PSC-PSOE
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