Curso de aburrimiento general
La dif¨ªcil labor de echar al corral al segundo toro, a causa de su invalidez, pes¨® como una losa en la plaza y ech¨® la tarde por el despe?adero del aburrimiento. Antes, Curro Romero se hab¨ªa encontrado con un toro reserv¨®n que, en otros tiempos, habr¨ªa sido liquidado con presteza, pero es que empez¨® a meterle el pico y vio que lo segu¨ªa obediente, por lo que se decidi¨® y dej¨® alg¨²n detalle, especialmente un natural rematado por bajo y dos ayudados por alto, igualmente bien rematados por abajo.Finito, en el segundo, imparti¨® un curso de aburrimiento con notable ¨¦xito. Muleta a la altura de la cadera, un poco por aqu¨ª, otro poco por all¨¢, demasiados pocos que fueron casi nada.
Una ver¨®nica y media y alg¨²n derechazo desperdigado constituyen el escaso bagaje que present¨® Morante de la Puebla ante un torete mansurr¨®n que dudaba entre quedarse o irse. Total, para lo que le estaban haciendo...
Moura / Romero, Finito, Morante
Toros de Joao Romao de Moura, faltos de trap¨ªo y de fuerza, mansos. El 2?, sobrero.Curro Romero: pinchazo, cuatro descabellos (ovaci¨®n y saludos); dos pinchazos, tres descabellos (algunos pitos). Finito de C¨®rdoba: estocada honda ca¨ªda (ovaci¨®n y saludos); estocada trasera baja (oreja). Morante de la Puebla: pinchazo, estocada atravesada que sale, descabello (ovaci¨®n y saludos); dos pinchazos, tres descabellos (silencio). Plaza de La Merced, 5 de agosto. 3? de feria. Cerca de tres cuartos de entrada.
La segunda parte amenazaba ruina, pero Romero, en esta dorada senectud, tiene el poder de encandilar y recibi¨® al casta?o astiblanco con unas ver¨®nicas que brillaron especialmente por el pit¨®n izquierdo. Fue un espejismo: el toro se entabler¨® y no hubo forma ni ganas de sacarlo. La decepci¨®n fue grande, pero es que Curro, a pesar de que puede torear reses impensables, nunca ha hecho milagros y, a estas alturas, tampoco. El quinto toro no es que fuera malo, que no lo puede ser, sino que era basura. Anovillado de presencia, listo para rodar el suelo, de rodillas ante el picador, con la trasera pegada a tablas, all¨ª no hubo nada. El p¨²blico, en el segundo tercio, hablaba de sus cosas, se daba a la bebida, o se entregaba sin recato a efusiones amatorias. El morucho iba y ven¨ªa, y la muleta volaba desde la distancia, completamente en desarmon¨ªa. Menos mal que surgieron cuatro naturales en dos series antes de que se apagara el farol.El presidente abri¨® la t¨®mbola: una oreja de premio para el caballero.
El sexto era un horror de la naturaleza, bizco y destartalado; hubo en el tendido alguien que se estir¨® por el cante grande, mientras que Morante trataba de estirarse en el cite, pero que si quieres arroz, que el cite implica esperar a alguien, que ese alguien era el toro y no estaba dispuesto a ir. En ocasiones, hasta reculaba. Parece ser que, en un alarde de imaginaci¨®n desbordante, los taurinos anuncian que en la pr¨®xima corrida se van a lidiar los toros de Guisando, que embisten igual o as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.