Moteros adolescentes

El problema que planteo no es, evidentemente, exclusivo del municipio en el que habito. Estoy seguro de que son muchas las personas de nuestro pa¨ªs las que est¨¢n sufriendo el problema que describir¨¦ a continuaci¨®n.Escribo desde un pueblo de la campi?a cordobesa en el que las temperaturas propias del verano hacen que, una vez llegada la noche, aprovechemos el fresco para sentarnos en las terrazas de los bares intentando disfrutar de un rato de tertulia con amigos. Es costumbre tambi¨¦n que los vecinos saquen sus sillas a las puertas con el mismo prop¨®sito. En este pueblo, llamado Montalb¨¢n, la calle principal es una larga recta con anchas aceras (precisamente se llama calle Ancha), en la que se disponen los veladores. Por desgracia, no todo es tranquilidad. Aprovechando la longitud y anchura de la v¨ªa, llegan los moteros adolescentes recorri¨¦ndola con un comportamiento temerario arriba y abajo. La indignaci¨®n es grande. No s¨®lo son los propios del pueblo, tambi¨¦n llegan de los alrededores. El comentario general es: "Un d¨ªa ocurrir¨¢ una tragedia". Mucho sentir¨ªa que uno de estos chavales dejara su vida en una de estas correr¨ªas, pero m¨¢s me doler¨ªa que un inocente ni?o o no tan ni?o pudiera sufrir un da?o o incluso perecer. Siendo el problema de los ruidos importante, pasa a un segundo plano cuando de lo que se trata es de preservar la integridad f¨ªsica.

La Polic¨ªa Municipal se ve impotente. El comentario de las autoridades es: "No podemos con ellos". Causa indignaci¨®n ver a alg¨²n miembro de este cuerpo intentar detener a uno de estos inconscientes. La reacci¨®n de ¨¦stos es frenar en seco derrapando en medio de la calle y d¨¢ndose la vuelta, con el consiguiente pitorreo, o bien sortear al guardia con una maniobra cuyo riesgo pueden ustedes imaginar. Si alg¨²n vecino increpa su comportamiento, la mejor respuesta que reciben es insultarlos.

?Qu¨¦ se puede hacer? No se les puede echar un lazo al estilo de las pel¨ªculas del Oeste americano. No se puede andar con persecuciones tras estos chavales, que, por supuesto, no usan casco, muchas veces sus motos no est¨¢n matriculadas o van con las luces apagadas.

Las autoridades municipales o de tr¨¢fico deber¨ªan tomarse este problema m¨¢s en serio poni¨¦ndole un remedio efectivo. No esperemos a que ocurra algo irreparable.- -