Inmenso pizarral
Al igual que una vida gris cobra nuevo sentido y color en un ¨²ltimo instante de gloria, la ascensi¨®n al Ocej¨®n -tres horas echando el bofe por cenicientos reventones de pizarra- se justifica por ese minuto final en el que se ofrecen a la mirada todos los montes de Guadalajara y de la vecina sierra madrile?a. Le dicen el Cervino manchego por la forma piramidal que presenta visto desde el sur, desde la carretera que viene de Guadalajara por Humanes y Tamaj¨®n. Mas fuera de ese parecido geom¨¦trico, nada tiene en com¨²n con los buc¨®licos Alpes Peninos: en este estribo meridional del macizo de Ayll¨®n s¨®lo hallar¨¦is pueblos negros, apriscos en ruinas, jarales pringosos, robledales raqu¨ªticos y crestas de pizarras tan afiladas que, si uno no anda con ojo, se hace gratis la pedicura.Subiendo el otro d¨ªa desde Majaelrayo, nos ven¨ªan a las mientes aquellos valores que Gin¨¦s quer¨ªa despertar en sus alumnos cuando -cosa inaudita para el siglo XIX- los sacaba a la sierra: "La serenidad de esp¨ªritu, la libertad de maneras, la riqueza de recursos, el dominio de s¨ª mismo, el vigor f¨ªsico y moral que brotan del esfuerzo realizado, del obst¨¢culo vencido, de la contrariedad sufrida, del lance y de la aventura inesperados..." Hoy, que a sufrir no se ense?a en ning¨²n colegio -a los ni?os hay que tratarlos de us¨ªa y re¨ªrles hasta los cuescos-, el Ocej¨®n es una escuela de esfuerzo puro, un desierto en cuesta donde se prueba el temple de los que se dicen amantes de la monta?a, una inmensa piedra de toque para calibrar al excursionista de ley y al dominguero que recoge velas al primer cuestarr¨®n y se baja a pacer en un mes¨®n de Majaelrayo.
Cuentan en Majaelrayo que, al acabar la guerra civil, prendieron en la cima del Ocej¨®n una hoguera festiva de tal magnitud que pudo verse varias noches desde Madrid. De d¨®nde sacaron la le?a en una cumbre pelada, a 2.048 metros y a una hora de camino del bosque m¨¢s cercano, no es un enigma que nos desvele. Mayor misterio es que la vieja Majada del Rayo haya sobrevivido a siglos de incomunicaci¨®n y clima brutal, guarneci¨¦ndose los pastores en casas de pizarra negruzca api?adas cual testudo de romanos. Y otro a¨²n m¨¢s grande el que, en tiempos de ¨¢urea mediocridad, se haya convertido en un bullicioso pueblo tur¨ªstico con tres propuestas radicales: arquitectura negra, cabrito asado y pico Ocej¨®n.
Para trepar al Ocej¨®n, partiremos de la plazuela donde se alzan el centro social polivalente y el colegio rural agrupado -t¨ªtulos decididos en alg¨²n despacho ministerial, que les sientan a estas fachadas de pizarra como a un Cristo dos pistolas-, y empezaremos subiendo por la calle del Medio. Al poco de andar, rebasaremos unas hileras de r¨²sticos adosados, se?al de que en 50 metros toca desviarse a la derecha para cruzar el arroyo de las Cabezadas -seco en verano- y llegar ante un letrero que reza: "Camino del Ocej¨®n".
Marcado hasta la cima con trazos de pintura amarilla, el camino culebrea sin p¨¦rdida por el jaral, cruza el arroyo de los Molinos y, a media hora del inicio, enlaza con una pista forestal que, zigzagueando por el robledal, lleva en otra hora a la pe?a de Bernardo, buen descansadero y mejor mirador. Y aqu¨ª empieza lo duro: un repech¨®n tapizado de gayuba y lascas de pizarra que pone las piernas al rojo hasta coronar -cumplidas dos horas- el collado Perdices, desde donde se ve a la diestra el inmenso pedregal que a¨²n nos espera.
Del ¨²ltimo tramo nada diremos, porque nada cabal puede decirse de millones de lajas de pizarra desparramadas al albur por los hados tel¨²ricos... Ya en la cima, divisaremos el caser¨ªo de Majaelrayo y, en la ladera contraria, el de Valverde de los Arroyos; al noroeste, el entero macizo de Ayll¨®n, se?oreado por el pico del Lobo; en el remoto sur, la capital guadalajare?a; y a poniente, todos los montes madrile?os desde Somosierra hasta El Escorial. Visto lo visto, quiz¨¢ decidamos que el Ocej¨®n merece la trepa, por gris y dura que sea.
Dif¨ªcil y con gran desnivel
- D¨®nde. Majaelrayo -locali-dad situada en la provincia de Guadalajara- dista 120 kil¨®metros de Madrid y tiene acceso tanto por la carretera de Burgos -desvi¨¢ndo-se en el kil¨®metro 50 hacia Torrelaguna y siguiendo por Patones de Abajo, Uceda, El Cubillo de Uceda, Puebla de Bele?a y Tamaj¨®n- como por la de Barcelona, sali¨¦ndose en Guadalajara hacia Yunquera de Henares, Humanes, Puebla de Bele?a y Tamaj¨®n. - Cu¨¢ndo. Marcha de tres horas de subida y dos de bajada -12 kil¨®metros en total-, con un gran desnivel acumulado -900 metros- y una dificultad alta, que no debe ser acometida en ¨¦pocas de climatolog¨ªa adversa ni por personas con escasa preparaci¨®n f¨ªsica.
- Qui¨¦n. La empresa Ocej¨®n en Compa?¨ªa (tel¨¦fonos 949 82 36 02 y 689 84 34 15) organiza rutas de senderismo, cicloturismo y en todoterreno por las inmediaciones del pico. Domingo Pliego describe con m¨¢s detalle esta ascensi¨®n en la gu¨ªa Los dosmiles de la sierra de Ayll¨®n, editada por Desnivel. Tambi¨¦n puede consultarse Andar por el macizo de Ayll¨®n (editorial La Librer¨ªa), de Manuel Rinc¨®n.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hoja 20-18 (Tamaj¨®n) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o la equivalente (459) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional; mapa Sierras de Ayll¨®n y Ocej¨®n, La Tienda Verde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.