ENTRE EL TEATRO Y LOS TOROS

Salvador T¨¢vora y su compa?¨ªa, La Cuadra de Sevilla, recorren los cosos de Espa?a con su nuevo espect¨¢culo, 'Don Juan en los ruedos'. Una propuesta que, tras el ¨¦xito de 'Carmen', vuelve a fundir el teatro y la tauromaquia.

El arte en comuni¨®n con el peligro". As¨ª concibe Salvador T¨¢vora el teatro desde sus ya legendarios inicios en 1971 con La Cuadra de Sevilla. Cuando subirse a un escenario y criticar al poder ha dejado de ser una actividad peligrosa, el director de escena sevillano ha mirado en otra direcci¨®n para introducir nuevos retos en sus espect¨¢culos: las corridas de toros. La mezcla le dio buen resultado con la ¨®pera flamenca Carmen y la aplica por segunda vez en Don Juan en los ruedos, su particular versi¨®n del mito del seductor en la que intervienen el rejoneador ?ngel Peralta y el diestro Javier Conde, y se lidian dos toros.La obra, cuya versi¨®n teatral pudo verse el mes pasado en el Festival Internacional de Peralada, se estren¨® el 3 de agosto en la plaza de toros de Fuengirola (M¨¢laga). Durante este mes recorrer¨¢ varios cosos espa?oles, entre ellos la singular plaza de Ronda (el viernes pasado), y el 8 de septiembre llegar¨¢ a la Real Maestranza de Sevilla, dentro de la programaci¨®n de la XI Bienal de Flamenco.

"El toro le aporta verdad a Don Juan en los ruedos. La emoci¨®n que se consigue cuando la bailarina blanca, que el p¨²blico ha visto volar sobre el coso, limpia la mano del torero de sangre real no la puedo conseguir en el escenario", asegura T¨¢vora, uno de los creadores espa?oles m¨¢s conocidos fuera de nuestro pa¨ªs.

El espect¨¢culo, pensado para representarse sobre el albero, ha convertido el ruedo en "un escenario de arena". T¨¢vora est¨¢ convencido de que este montaje superar¨¢ el ¨¦xito de Carmen. ?pera andaluza de cornetas y tambores, la primera obra en la que ha fusionado tauromaquia y teatro. La historia de la gitana cigarrera, que en octubre viajar¨¢ a Jap¨®n, la han visto ya m¨¢s de medio mill¨®n de personas en escenarios de todo el mundo y a¨²n contin¨²a sumando representaciones a las cerca de 400 funciones que lleva realizadas.

El director de escena ha buceado en las grandes versiones literarias que se han ocupado del mito del conquistador y en la musical que compuso Mozart en 1787. La visi¨®n que T¨¢vora tiene del personaje no coincide con los famosos textos de Tirso de Molina, Goldoni, Moli¨¨re o Zorrilla. "Mi propuesta es el resultado de la uni¨®n de una corrida de toros sin tiempos muertos y del teatro sin fingimientos. No jugamos al cart¨®n piedra, la muerte nos ronda de verdad. No se sabe d¨®nde empieza el ritual taurino y d¨®nde el teatral", comenta el hombre que siempre se ha negado a la manipulaci¨®n folcl¨®rica de la cultura andaluza.

La representaci¨®n, en la que intervienen un centenar de personas, entre ellas los 60 miembros de la Banda de Cornetas y Tambores del Sant¨ªsimo Cristo de las Tres Ca¨ªdas, divide en cuatro el papel del conquistador. El torero malague?o Javier Conde y el rejoneador ?lvaro Montes encarnan al personaje "desde la seducci¨®n del riesgo". El veterano ?ngel Peralta, a lomos de un caballo de alta escuela, y el actor Fran Torres, que interpreta el lado m¨¢s imaginativo, completan el perfil del protagonista.

"A m¨ª, Don Juan me cae bien, por eso no lo condeno al final del espect¨¢culo. Ni el que seduce, ni quien se deja seducir son culpables de nada. Ninguno tiene nada que ver con el enga?o, ni con la transgresi¨®n de las leyes. A veces son las mismas leyes las que agreden a los hombres, especialmente en el amor", asegura el director de escena, para quien Don Juan en los ruedos hace el n¨²mero 13 en su lista de montajes con La Cuadra.

T¨¢vora, que asegura no ser supersticioso, parafrasea a Valle-Incl¨¢n y recuerda c¨®mo el creador del esperpento puso en boca de uno de los personajes de Los cuernos de don Friolera: "El d¨ªa que el teatro tenga el temblor de las corridas de toros, ser¨¢ teatro y ser¨¢ nuestro".

El fundador de La Cuadra confiesa que, en adelante, le resultar¨¢ muy dif¨ªcil concebir el teatro sin toro. "Puede que haya gente a la que no le guste esta mezcla, pero para m¨ª el riesgo siempre ha sido un est¨ªmulo. El arte debe zamarrear y emocionar al espectador, no puede ser algo tan s¨®lo para contemplar", dice Salvador T¨¢vora, que afirma que ha plasmado en este montaje sus vivencias personales.

Antes de dedicarse al teatro, T¨¢vora fue novillero entre 1950 y 1960. Aunque nunca tom¨® la alternativa, el director se enorgullece de la faena que le hizo al toro Rab¨®n en el coso de la Real Maestranza de Sevilla -la misma plaza en la que el 8 de septiembre presentar¨¢ su "¨®pera popular"-, aquel d¨ªa en que cort¨® las dos orejas y el rabo.