PELIGRO: HAY GASOLINA PARA LARGO
La respuesta metaf¨®rica a la pregunta de si nos vamos a quedar sin gasolina es m¨¢s importante que la literal, pero la literal es irresistiblemente corta: no, desgraciadamente, no. Los humanos tendremos a nuestra disposici¨®n tanta gasolina como queramos quemar en el siglo XXI. Y tampoco tenemos posibilidades de quedarnos sin gas¨®leo, carb¨®n o gas natural, los otros combustibles de carbono que han alimentado la civilizaci¨®n industrial durante 200 a?os.?Por qu¨¦ no nos vamos a quedar sin ellos? ?Y por qu¨¦ es eso una desgracia? Esos combustibles proporcionan cerca del 80% de la energ¨ªa que los humanos utilizan para mantenerse calientes, iluminar edificios y hacer funcionar los ordenadores, para alimentar los coches que nos llevan a los sitios, los tractores que cosechan la comida, los hospitales que atienden a los enfermos. Si esos combustibles desapareciesen ma?ana, el mundo se convertir¨ªa en un caos, y los humanos morir¨ªan por cientos de millones.
Entonces, ?por qu¨¦ no alegrarnos de tener un mont¨®n de combustible para quemar? Perm¨ªtanme que lo explique habl¨¢ndoles de mi amigo Zhenbing.
Conoc¨ª a Zhenbing en China en 1996, cuando estaba ya cerca del final de un viaje que hice durante seis a?os alrededor del mundo para escribir un libro sobre el medio ambiente de la humanidad del futuro. Zhenbing era un profesor de econ¨®micas de 30 a?os que gustaba a todo el mundo nada m¨¢s verle y fue mi int¨¦rprete durante las cinco semanas de mi viaje por toda China. Narrador de nacimiento, sol¨ªa recordar su infancia en un peque?o pueblo al noroeste de Pek¨ªn. Como la mayor¨ªa de los campesinos de entonces, los padres de Zhenbing eran demasiado pobres para comprar carb¨®n. En lugar de eso, en un clima donde las temperaturas en invierno a menudo bajaban hasta los 15 grados bajo cero, quemaban hojas secas para calentar su caba?a de barro. Las paredes internas de la casa estaban a menudo blancas por la escarcha desde noviembre hasta abril.
En 1980, las reformas econ¨®micas de China comenzaron a meter dinero suficiente en los bolsillos de la gente como para permitir que, incluso campesinos como los padres de Zhenbing, pudieran comprar carb¨®n. Hoy el carb¨®n aporta el 73% de la energ¨ªa de China y hay suficiente en el pa¨ªs como para otros 300 a?os m¨¢s al ritmo de consumo actual. Est¨¢ claro que esto es bueno, por una parte. Quemar carb¨®n ha hecho que la gente de China est¨¦ (algo) caliente en invierno por primera vez en su historia. Pero multipliquemos la historia de Zhenbing por la inmensa poblaci¨®n de China y comprender¨¢n por qu¨¦ 9 de cada 10 ciudades con mayor ¨ªndice de poluci¨®n est¨¢n en China y por qu¨¦ aproximadamente 1 de cada 3 muertes que all¨ª se producen est¨¢ relacionada con la espantosa situaci¨®n del aire y el agua.
Igualmente alarmante es lo que el carb¨®n quemado en China le est¨¢ haciendo al planeta en su conjunto. China se ha convertido en el segundo mayor productor del mundo de los gases de invernadero que causan el calentamiento global, y ser¨¢ el n¨²mero uno en el a?o 2020 si triplican el consumo de carb¨®n como tienen planeado. Pero EE UU, la otra superpotencia medioambiental, no tiene derecho a se?alar a nadie con el dedo. Los estadounidenses son los primeros del mundo en producci¨®n de gases de invernadero, debido sobre todo a la incurable adicci¨®n al coche, que es la fuente de m¨¢s del 40% de las emisiones de EE UU.
Lo que nos lleva de nuevo a la gasolina y su fuente, el petr¨®leo. Los almacenes subterr¨¢neos de petr¨®leo de la tierra no son tan grandes como los de carb¨®n o gas natural, pero hay suficiente para abastecer a la humanidad durante muchas d¨¦cadas, incluso con el aumento de la poblaci¨®n y del nivel de vida. Se puede producir alguna escasez agobiante, por supuesto, pero se deber¨¢ a chapuzas o incompetencia de las empresas o de los Gobiernos, no a una escasez f¨ªsica.
?Nos vamos a quedar sin gasolina? ?sta es una pregunta que empezamos a hacernos tras la crisis del petr¨®leo de los a?os setenta y que ahora no es la cuesti¨®n acertada. Las reservas de combustibles de carbono de la tierra durar¨¢n mucho tiempo. Pero si los humanos queman todo ese carbono, quemaremos el planeta o, por lo menos, nuestro lugar en ¨¦l.
El cambio no ser¨¢ f¨¢cil. Pero de c¨®mo respondamos depender¨¢ la respuesta a la pregunta metaf¨®rica de ?nos vamos a quedar sin gasolina? Es decir, ?se parar¨¢ nuestra especie el pr¨®ximo siglo, v¨ªctima de su propio apetito y letargo? ?O tomaremos medidas para ganarnos una estancia m¨¢s larga en este hermoso planeta?
Lo bueno es que sabemos c¨®mo cambiar las cosas. Mejorar la eficacia de la energ¨ªa es el primer paso y -?sorpresa!- potencialmente, un paso muy rentable, no s¨®lo para los consumidores y empresas, sino tambi¨¦n para toda la sociedad. Y una mayor eficacia nos puede dar tiempo para hacer una transici¨®n global a la energ¨ªa solar y otras energ¨ªas renovables.
China podr¨ªa usar un 50% menos de energ¨ªa simplemente instalando luces el¨¦ctricas, motores y aislamientos m¨¢s eficaces, tecnolog¨ªas todas ellas disponibles en el mercado mundial. Los estadounidenses podr¨ªan cambiar sus coches, famosos por devorar gasolina, por los nuevos deportivos h¨ªbridos el¨¦ctricos-gasolina, que alcanzan los 130 km/h. Mejor a¨²n, coches con c¨¦lula de combustible de hidr¨®geno, que se espera que est¨¦n en los salones en 2004. Dado que su ¨²nico residuo es el vapor de agua, los coches con c¨¦lula de combustible no producen humos ni calentamiento global.
Lo mejor de todo es que podr¨ªamos ganar dinero haciendo las paces con el planeta. Si los Gobiernos lanzasen un programa -llam¨¦moslo el Pacto Verde Global- para reajustar ecol¨®gicamente nuestra civilizaci¨®n de arriba abajo, podr¨ªan crear la mayor empresa comercial de los pr¨®ximos 25 a?os, una fuente enorme de beneficios y puestos de trabajo.
Y ¨¦sa es la raz¨®n por la que no soy del todo pesimista con respecto a nuestro futuro. Despu¨¦s de todo, ?hay algo m¨¢s humano que la b¨²squeda del beneficio propio?
? Time.
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