Caos y revoluci¨®n
Es el Anasagasti hijo, no el pol¨ªtico, quien ha expresado su repudio a ETA. Porque pueden matar a media Espa?a, pero, una vez que te han intentado quemar a la madre, como que te desilusionas
Los analistas pol¨ªticos andan desencantados porque lo de I?aki Anasagasti no parece marcar un cambio de rumbo en la actitud del PNV ante Lizarra, y eso les pasa por no fijarse en los temas peque?os, que, en su insignificancia, desaparecen bajo el fragor de las frases rimbombantes. Sin embargo, hab¨ªa en el art¨ªculo que Anasagasti public¨® en Deia, y que ha provocado el en¨¦simo foll¨®n, un par de p¨¢rrafos que explicaban que lo de descubrir, finalmente, que Ca¨ªn es un mal hermano constituye un logro personal del portavoz parlamentario vasco y no un descubrimiento colectivo de su partido.Eran los p¨¢rrafos en los que el hombre refer¨ªa que, hace poco, su madre estuvo a punto de perecer achicharrada dentro de uno de los autobuses incendiados por los atrevidos muchachotes de la lucha callejera. Ley¨¦ndolos con detenimiento una se daba cuenta de que, m¨¢s que el pol¨ªtico, es el hijo quien ha expresado su justa indignaci¨®n, poniendo al otro yo que lleva dentro en un brete y sembrando el caos entre los comentaristas de la cuesti¨®n vasca. Porque una madre es una madre, es una madre, es una madre, como bien apunt¨® Gertrude Stein un d¨ªa que no le vino la regla, y hasta Madonna merece una consideraci¨®n por su desprendimiento de placenta, a pesar de hab¨¦rselo buscado a fuerza de llevar el vientre al aire durante todo el embarazo.
Dicho queda: ya pueden los analistas ponerse a la labor de calcular cu¨¢ntas madres factibles de arder en semejantes trances quedan entre las filas de los dirigentes peneuvistas. Porque las posibilidades de que abandonen Lizarra de uno en uno y de aqu¨ª a la eternidad son directamente proporcionales al n¨²mero resultante. Una cosa lenta y dif¨ªcil,, pero segura. Porque, eso s¨ª: pueden matar a media Espa?a, pero una vez que ha estado a punto de arderte la madre, como que te desilusionas.
Y es que a los periodistas se nos pasan muchos detalles, excepto cuando alguien del talento del insigne reportero polaco Ryszard Kapuscinski pone el dedo en la llaga. Ayer, en una inteligente entrevista concedida a Arcadi Espada y publicada en este peri¨®dico, el autor de Imperio declaraba: "La pobreza ya no genera revoluciones, sino acomodamientos. La acomodaci¨®n es la ¨²nica respuesta del pobre. El dinamismo se da en las emigraciones: pero s¨®lo una minor¨ªa sigue ese camino". Se me prendi¨® la luz inmediatamente. Lo que hace el Ministerio del Interior cada vez que devuelve a los inmigrantes a su lugar de origen no es simplemente librarnos de los pobres. Es que, adem¨¢s, nos est¨¢ alejando del peligro revolucionario.
Creo yo que, seg¨²n esta revelaci¨®n que acabo de tener, deber¨ªamos contemplar con mayor ternura a las parejas, y no me refiero a las extra?as, como las que formamos el maestro Mill¨¢s y la cabra loca arriba firmante en estas p¨¢ginas, o las de a lo hecho, pecho; sino a las parejas de polic¨ªas que se molestan en acompa?ar a los llamados sin papeles a sus lugares de origen. Cada pareja nos libra de un peligro potencial equivalente al anarquista con bomba y gabardina de las revoluciones pasadas. De ah¨ª el celo que se pone en el asunto, a pesar de los inconvenientes de la difunta Ley de Extranjer¨ªa a¨²n vigente y, lo que es peor, de lo car¨ªsimo que nos sale echar a cada uno de los futuros esbirros revolucionarios. Imaginen que cada expulsado tiene que volar acompa?ado por la pareja de turno. Por eso repatrian a tan pocos chinos, porque se nos pone en un pico llevarles cada dos por tres a Pek¨ªn: a mill¨®n de pelas por pareja de guardias, sin contar la adquisici¨®n de souvenirs y el pato laqueado, que supongo corren por cuenta propia. Por eso echamos marroqu¨ªes a espuertas: en estos casos, los acompa?antes van que chutan con un pase¨ªto hasta Nador, en donde por un m¨®dico precio pueden zamparse un cusc¨²s y hasta comprarle unas bragas de fantas¨ªa a sus se?oras en el mercadillo a mitad de precio.
Lo m¨¢s caro de devolver, a niveles de Mediterr¨¢neo pr¨®ximo, es (de nuevo el asunto madres) la inmigrante embarazada que ha venido en patera, porque, aunque parezca una revolucionaria, en realidad son dos, y puede que hasta tres si espera gemelos, con lo que el n¨²mero de parejas que deber¨ªa acompa?ar a cada uno a su tierra deber¨ªa multiplicarse seg¨²n los resultados de la ecograf¨ªa. Qu¨¦ duro es esto de tener que frenar la revoluci¨®n a cualquier precio.Madonna
Merece una consideraci¨®n
por su desprendimiento de placenta
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