Toreo de filfa

Ayer se dieron tres puntos de c¨®mo est¨¢ el toreo. El p¨²blico, nada m¨¢s acabar el pase¨ªllo, empez¨® a aplaudir y no se sab¨ªa si lo hac¨ªan en honor de los alguacilillos o de los areneros. Punto uno. Por otro lado, el cuarto toro se fue al desolladero tan s¨®lo con cuatro pinchazos y dos descabellos. Punto dos. Y el punto tres le correspondi¨® a Enrique Ponce: no supo lidiar a un toro complicado. Y as¨ª est¨¢ concebido el toreo de hoy.El Juli tom¨® el papel del listo. A su primer toro le ofreci¨® una faena sin ligar, con pases algo templaditos, pero no mucho, con el a?adido de dos circulares para la galer¨ªa, y otro circular de propina. A?¨¢danse alg¨²n molinete y tres pases por alto, m¨¢s todas las sonrisas del mundo y la oreja para el esport¨®n. Sin embargo, le damos importancia a una serie de naturales a su segundo, m¨¢s cuatro largos muy templados a ese mismo toro. No fue un dechado de grandeza, mas lo supli¨® con listeza y el irse tras la espada para matar a ese toro.

Enrique Ponce necesita unas vacaciones. Si los que tiene cerca de ¨¦l no se lo dicen, demuestran que no le quieren demasiado. En su primer toro no lig¨® un pase, se hart¨® de dudas y dej¨® que le tropezara el toro la muleta demasiadas veces. En su segundo aquello fue un aut¨¦ntico mitin. A las primeras de cambio el toro le quit¨® la muleta de la mano. A partir de ese momento se descompuso, empez¨® a correr como si estuviera en una plaza de carros. Cierto que el toro cortaba el viaje y cabeceaba; pero no menos cierto que un matador de toros tiene que saber lidiar cuando sale un burel complicado. El torero no se lo cre¨ªa y el p¨²blico tampoco. Realmente fue una tarde aciaga para Enrique Ponce.

Tampoco est¨¢ para muchos trotes el torero extreme?o Juan Mora. Creemos que no ha ligado un pase desde hace mucho tiempo, a tenor de lo que exhibi¨® ayer. Marc¨® un toreo superficial, sin mando ni temple, adem¨¢s de falta de ligaz¨®n, como est¨¢ dicho. En su segundo toro volvi¨® a estar ausente la suerte de ligar. Como la de templar y mandar. La actuaci¨®n de ayer no le da una pizca de categor¨ªa a su curr¨ªculo.

La corrida de ayer, pese a las orejas de El Juli, en muchos momentos aflor¨® sobre el albero donostiarra un toreo de filfa y capul¨ª. En cuanto a los samueles, no aportaron grandes cosas para el lucimiento de los toreros.Los matadores de hoy en d¨ªa est¨¢n excesivamente acostumbrados al toro pastue?o, con carn¨¦ de idiota, inv¨¢lido a m¨¢s no poder, tocaditos de pitones a poder ser, y si llegan a estar algo fumados, pues aquello ya es la gloria.