EL ABUELO DE FROIL?N

El estreno oficial del Fortuna coincidi¨® ayer con el d¨ªa m¨¢s t¨®rrido del verano en Palma. Treinta y seis reporteros con teleobjetivos apuntaban -encaramados en el amurallado dique del Oeste- para detectar cualquier movimiento en la peque?a ensenada del viejo puerto medieval de Portop¨ª, donde se refugia el nuevo barco del Rey.La familia real espa?ola sali¨® a navegar en compa?¨ªa de los reyes de los belgas, Alberto II y Paola, que se encuentran de visita privada en la isla y que han sido los primeros invitados al veloz yate.

La nave se dej¨® ver con 12 pasajeros en la proa. Destacaba, de pie, el rey Juan Carlos junto a su nieto Froil¨¢n, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, y por su natural simpat¨ªa objetivo de las c¨¢maras. Sentada, la Reina ten¨ªa sobre las piernas a Juan, el primog¨¦nito de la infanta Cristina y de I?aki Urdangar¨ªn. El yate apenas par¨® cinco minutos ante las c¨¢maras. El Fortuna es el m¨¢s veloz de los barcos que surcan las Baleares. A 120 kil¨®metros por hora (64 nudos, una milla marina/hora), sus turbinas de propulsi¨®n levantan una estela blanca como una cola de gallo. El Fortuna parece un f¨®rmula uno que deja el rastro de la velocidad bajo los pies del Rey, su familia y sus invitados.

La traves¨ªa dur¨® ocho horas. Primero tom¨® rumbo hacia el Parque Nacional Mar¨ªtimo Terrestre de Cabrera, un paisaje virgen y una porci¨®n de mar sin contaminar. Al caer las ocho de la tarde, con el horizonte rojo de poniente, la barca real regresa a puerto. Protegidos todos del sol, los duques de Lugo, la infanta Cristina -I?aki Urdangar¨ªn est¨¢ de entrenamiento ol¨ªmpico-, los reyes de los belgas y los de Espa?a regresaron al puerto.ANDREU MANRESA