Los etarras adosaron 10 kilos de explosivos al coche de los agentes, aparcado en la calle
Una bomba lapa con diez kilos de explosivos adosada a su coche, un Nissan Patrol, y atribuida a ETA se llev¨® ayer la vida de dos agentes de la Guardia Civil destinados en Sallent de G¨¢llego (Huesca), una poblaci¨®n tur¨ªstica de 750 habitantes censados situada en el valle de Tena, en el alto G¨¢llego. Irene Fern¨¢ndez Pereda, de 32 a?os de edad, y su compa?ero Jos¨¦ ?ngel de Jes¨²s Encinas, de 22, iban a iniciar un servicio rutinario poco despu¨¦s de las seis de la ma?ana cuando saltaron con su veh¨ªculo por los aires. Ella falleci¨® en el acto; ¨¦l, a las pocas horas.
Irene Fern¨¢ndez qued¨® tendida en el suelo, a pocos metros de la peque?a y cochambrosa casa cuartel de la Guardia Civil, situada justamente en medio de Sallent. Su cuerpo hab¨ªa quedado destrozado. Los primeros vecinos que llegaron al lugar apenas unos segundos despu¨¦s de la explosi¨®n nada pudieron hacer por ella, salvo tender una manta sobre sus restos para aliviar el horror.Jos¨¦ ?ngel de Jes¨²s, su compa?ero de guardia, estaba junto al coche reventado. El cartero comprob¨® que a¨²n jadeaba. Mientras le incorporaba un poco para que respirase mejor, algunos de los presentes reclamaron desde sus tel¨¦fonos m¨®viles una ambulancia al centro de emergencias sanitarias de la comarca.
S¨®lo hab¨ªan transcurrido unos minutos cuando lleg¨® el m¨¦dico del pueblo, Luis Montero. La v¨ªctima fue llevada entonces al centro de salud y recibi¨® los primeros auxilios. Pero su estado era terminal. "Estaba muy mal. Ten¨ªa el cuerpo destrozado de cintura hacia abajo. Pero a¨²n tenia algo de conciencia, Abr¨ªa y cerraba los ojos cuando se lo ped¨ªan", explicaba, fuertemente conmocionado, uno de sus compa?eros. Finalmente, una UVI m¨®vil lo traslad¨® al hospital de San Jorge, de Huesca, pero muri¨® al llegar.
Los dos guardias asesinados acababan de regresar de sus vacaciones y era su primera misi¨®n conjunta tras ella. De Jes¨²s llevaba poco m¨¢s de dos meses en Sallent. Natural de Talavera de la Reina (Toledo), hac¨ªa muy poco tiempo que se hab¨ªa incorporado al cuerpo y el oscense era su primer destino. Por eso apenas era conocido en Sallent.
Su compa?era, nacida en Ag¨¹era, cerca de Gij¨®n, lleg¨® a Sallent hace m¨¢s de tres a?os, por lo que era muy popular. Su presencia fue todo un acontecimiento: era la primera mujer destinada a esta peque?a localidad fronteriza que, poco dotada desde el punto de vista de las fuerzas de seguridad, retiene poco tiempo a los agentes.
Pero Irene se hab¨ªa integrado perfectamente y no ten¨ªa intenci¨®n de pedir el traslado. Jovial, de mediana estatura y pelo rizado, largo, no pasaba inadvertida. Algunos turistas preguntaban ayer si era aquella agente tan simp¨¢tica que patrullaba en la fiesta mayor. S¨ª, lo era.
El estruendo de la explosi¨®n se oy¨® en todo el pueblo e incluso en algunos n¨²cleos vecinos. A diferencia del atentado de 1997, cuando apenas hubo da?os materiales, esta vez el comando hab¨ªa acertado de lleno.
No lo hab¨ªa tenido dif¨ªcil: el ¨²nico coche del que dispon¨ªa la dotaci¨®n de la Guardia Civil, compuesta por un sargento y diez agentes, era aparcado cada noche en el mismo lugar, un espacio reservado junto al cuartel y frente a un viejo front¨®n habilitado como rock¨®dromo por el que, pasada la medianoche, todav¨ªa segu¨ªan escalando anteayer algunos muchachos.
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