"Acabar¨¦ entre los ocho primeros"
El fondista granadino Enrique Molina aspira a mejorar su clasificaci¨®n de Atlanta 96
NOMBRE: Enrique Molina.NACIDO EN: La Zubia (Granada).
EDAD: 32.
ESTATURA: 1,75.
PESO: 60 kilos.
ESPECIALIDAD: 10.000 metros.
EXPERIENCIA OL?MPICA: Finalista en Atlanta 96.
OBJETIVO: Conseguir otro diploma ol¨ªmpico.
PALMARES: Bronce en 3.000 metros en los mundiales de Toronto 93 y s¨¦ptimo en 5.000 metros en Atlanta 96.
Como buen corredor de 10.000 metros, Enrique Molina tiene los pies en el suelo. "En las paredes de casa ya he reservado el espacio para otro diploma ol¨ªmpico. Estoy seguro de que voy a quedar entre los ocho primeros en la final. Pero conseguir una medalla es imposible para un espa?ol", explica realista.
Este atleta granadino, nacido en La Zubia, sabe que el podio de su disciplina en Sydney 2000 se lo disputar¨¢n atletas keniatas, et¨ªopes y marroqu¨ªes, con marcas m¨¢s parecidas a las de una gacela Thompson que a las de un humano. "Hoy por hoy, son invencibles", se resigna Molina.
Sin embargo, el corredor andaluz no se qued¨® muy lejos de los laureles ol¨ªmpicos en su primera participaci¨®n en unos juegos. Fue en Atlanta 96 cuando, con mayor punta de velocidad, compiti¨® en la prueba de 5.000 metros.
"Entonces llegu¨¦ con una ilusi¨®n tremenda y en una forma f¨ªsica magn¨ªfica. Acababa de batir los r¨¦cords de Espa?a de 3.000 y 5.000 metros", recuerda. Con semejante moral y una ambici¨®n acrecentada por los buenos resultados, a Molina no le cost¨® plantarse en la final. El quinto puesto se le escap¨® en la ¨²ltima recta. Quedo s¨¦ptimo y obtuvo su primer diploma ol¨ªmpico.
En su segunda participaci¨®n en unos juegos, a Molina tampoco le falta ilusi¨®n. Pero esta vez va a exigirse mucho m¨¢s a s¨ª mimo. "A Atlanta s¨®lo fui a ver qu¨¦ pasaba, a probar. En Sydney quiero otro diploma. No voy a estar en Australia 25 d¨ªas s¨®lo para hacer turismo", asegura.
Molina formar¨¢ el equipo espa?ol de 10.000 metros junto a Jos¨¦ R¨ªos y Teodoro Cu?ado. El seleccionador nacional conf¨ªa en el corredor granadino por su buena forma, su experiencia y, sobre todo, porque siempre obtiene buenos resultados en las grandes competiciones. Es un hombre que se crece ante la adversidad y al que la responsabilidad no amedrenta.
Lo atestigua su palmar¨¦s. Gan¨® la medalla de bronce en el Mundial de atletismo en pista cubierta de Toronto 93, en la prueba de 3.000 metros; fue octavo en los 5.000 del Mundial de Atenas 97 y sexto en los 10.000 del Europeo de Bucarest, en 1998. Este a?o ha sido campe¨®n de Espa?a de cross, disciplina en la que tambi¨¦n compite habitualmente, y ganador de la Challenge Europea de Lisboa en los 10.000 metros.
Para preparar su participaci¨®n en los Juegos Ol¨ªmpicos, Molina corre todos los d¨ªas 25 kil¨®metros por las vegas que rodean La Zubia, un pueblo que lo ha visto entrenar desde que ten¨ªa 12 a?os entre maizales y plantaciones de tabaco, cuando ya empezaba a apuntar maneras. En Sydney competir¨¢ el 23 de septiembre en semifinales y, si todo sale como espera, el 26 en la final. Al granadino le preocupa la primavera australiana, por su asma y alergia al polen. "Espero que all¨ª no haya muchos olivos", bromea.
A los 16 a?os gan¨® su primer campeonato juvenil y desde la temporada 1993-94 se dedica profesionalmente al atletismo. Un trabajo que apenas le deja un respiro para coger la bici de monta?a, su otra gran afici¨®n, pero que le permite vivir mejor que su anterior empleo de t¨¦cnico de mantenimiento del alumbrado p¨²blico de La Zubia. "Del atletismo se vive bien si rindes a buen nivel", opina. Y ¨¦l lo consigue.
Su familia siempre lo ha apoyado. Su hermano mayor es su masajista particular y jam¨¢s se separa de ¨¦l. Enrique est¨¢ casado y tiene una hija de un a?o que, asegura, ya lo reconoce cuando emiten sus carreras por televisi¨®n.
Despu¨¦s de Sydney, Molina dar¨¢ el gran salto. Cambiar¨¢ de distancia -cambio que exige la edad y la p¨¦rdida progresiva de velocidad- y empezar¨¢ a correr marat¨®n. En esta prueba espera participar en sus terceros Juegos Ol¨ªmpicos y conseguir su tercer diploma. O, quien sabe, colgarse del cuello su primera medalla.
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