La olla a presi¨®n
En las centrales nucleares se cree o no se cree. Es una cuesti¨®n de fe y, en consecuencia, un debate que se conduce hasta los extremos. Los que est¨¢n convencidos de su utilidad aseguran, en cualquier caso, que no ser¨ªa posible abastecer la actual demanda de electricidad mediante otros m¨¦todos de producirla. Los que no comparten este entusiasmo se acuerdan enseguida de Chernobil. Entre unos y otros, est¨¢n los habitantes de zonas a menudo deprimidas donde se instalan, para los que, m¨¢s all¨¢ de los pros y los contras -que los consideran-, estas instalaciones suponen un riesgo inminente y una inyecci¨®n econ¨®mica sin la cual casi todo hubiera sido peor.Adosada a los ri?ones del Pa¨ªs Valenciano se encuentra la central nuclear de Cofrentes. Cost¨® 300.000 millones de pesetas, y para las conciencias antinucleares, su construcci¨®n a finales de los setenta supuso la criminalizaci¨®n de un top¨®nimo que hasta entonces hab¨ªa estado asociado a los ba?os termales y a los melocotones de secano. Desde el 14 de octubre de 1984, en el interior de esa olla a presi¨®n se cuece el uranio en pastilla natural o enriquecido con el is¨®topo U-235, y se produce energ¨ªa calor¨ªfica por una reacci¨®n en cadena que los especialistas llaman fisi¨®n.
El resultado de esta operaci¨®n realizada en el reactor de agua en ebullici¨®n BWR supone casi el 90% de la energ¨ªa producida en esta tierra, y podr¨ªa iluminar13 billones de bombillas. Este mismo balance da una idea del riesgo que entra?ar¨ªa una simple fuga de neutrones, de rayos gamma o cualquier otra emisi¨®n radiactiva.
En su momento esta central pudo haber sido instalada en Pe?¨ªscola. Fue uno de los emplazamientos mejor considerados y habr¨ªa supuesto otro t¨®mbolo delet¨¦reo como el de Asc¨®. Sin embargo, al final se opt¨® por un sitio m¨¢s alejado de la vista como el Valle de Cofrentes, una comarca por la que no se pasa si no se va adrede y que estaba sometida a un proceso de despoblamiento acelerado. El valle, a cambio, pudo atenuar parte de sus problemas con los cerca de 3.500 puestos de trabajo que cre¨® su construcci¨®n, aunque en la actualidad la central s¨®lo ocupa a poco m¨¢s de medio centenar de trabajadores del lugar. La central alivi¨® moment¨¢neamente los males de la zona. Pero los municipios de la comarca ingresan en sus arcas varios cientos de millones en concepto de impuestos y de almacenamiento de residuos radiactivos, y pueden dar empleos en tareas de mantenimiento a algunos vecinos.
Ahora, el auge del turismo de interior ha convertido casi en una atracci¨®n la visita a los exteriores de este hormig¨®n g¨®tico trufado con capas reflectoras de grafito y chapas de plomo, cuyas chimeneas levantan dos columnas de vapor de las que los m¨¢s apocal¨ªpticos tratan de extraer alg¨²n jerogl¨ªfico para saber cu¨¢ndo estallar¨¢ y nos encender¨¢ los 13 billones de bombillas por dentro.
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