Estados Unidos teme verse envuelto en un largo conflicto en Am¨¦rica Latina
El presidente norteamericano evitar¨¢ Bogot¨¢ y se reunir¨¢ con Pastrana en Cartagena
Cuando Bill Clinton deje la Casa Blanca el pr¨®ximo enero, quiz¨¢ su pol¨ªtica colombiana suponga para su sucesor una herencia tan gravosa como la que John Kennedy dej¨® en Vietnam a Lyndon Johnson. As¨ª lo teme mucha gente en el Pent¨¢gono, el Congreso y los medios de comunicaci¨®n de EE UU. Pero Clinton, que el mi¨¦rcoles firm¨® el env¨ªo a Colombia de 1.300 millones de d¨®lares de ayuda norteamericana, esencialmente militar, no lo cree as¨ª. Para reforzar su compromiso con la lucha de Andr¨¦s Pastrana contra la guerrilla y los narcotraficantes, Clinton viajar¨¢ el mi¨¦rcoles a Colombia.
La visita a Colombia ser¨¢ la primera de un presidente norteamericano en una d¨¦cada. Ser¨¢ corta, apenas unas horas, y Clinton no pisar¨¢ Bogot¨¢, una ciudad considerada "muy peligrosa" por el servicio secreto estadounidense. Am¨¦n de que all¨ª alcanza el brazo terrorista de los narcotraficantes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) tienen una s¨®lida implantaci¨®n en los suburbios meridionales de la capital colombiana. As¨ª que Clinton y Pastrana se ver¨¢n en Cartagena de Indias.La raz¨®n oficial para la elecci¨®n de la ciudad colonial caribe?a es que Bogot¨¢ presenta "muchos problemas log¨ªsticos, especialmente la congesti¨®n de tr¨¢fico". Los comunistas colombianos, que han anunciado manifestaciones contra la presencia de Clinton, le dan una lectura particular a lo de Cartagena de Indias. "?sa fue la sede del poder colonial de Espa?a y ahora Clinton va all¨ª a demostrar que es el nuevo virrey", dice el l¨ªder comunista Carlos Lozano.
La comparaci¨®n est¨¢ cogida por los pelos, pero el temor a que Colombia se convierta en un protectorado de EE UU no s¨®lo recorre a la izquierda de ese pa¨ªs, sino a l¨ªderes de la derecha y la izquierda norteamericanas. "Clinton ha encontrado en Colombia otra buena guerrita", dice John Hockenberry, corresponsal pol¨ªtico de NBC, mencionando la f¨®rmula utilizada en EE UU en 1898 para aludir a la pelea con Espa?a por Cuba.
Desde Somalia a Kosovo, pasando por Hait¨ª, Irak, Afganist¨¢n, Sud¨¢n y Bosnia, la pol¨ªtica b¨¦lica de Clinton ha consistido en una sucesi¨®n m¨¢s o menos err¨¢tica de operaciones policiales, ninguna de ellas, exceptuando Somalia, con excesivo riesgo para las vidas de los uniformados estadounidenses. Pero Colombia, la guinda de ese pastel, puede ser otra cosa. De los 1.300 millones de d¨®lares (unos 240.000 millones de pesetas) del paquete de ayuda a Colombia, 900 est¨¢n destinados a entrenar al Ej¨¦rcito colombiano y dotarle de armamentos con los que enfrentarse a ese enemigo m¨²ltiple e interrelacionado que constituyen los narcotraficantes y las FARC, una hidra que domina la mitad meridional del pa¨ªs.
Varios cientos de asesores civiles y militares estadounidenses viajar¨¢n a Colombia, seg¨²n confirm¨® Sandy Berger, consejero nacional de Seguridad. Los militares colombianos, que recibir¨¢n unos 60 helic¨®pteros Blackhawk y Huey y apoyo log¨ªstico y de inteligencia norteamericano, crear¨¢n una brigada especial destinada a combatir en las provincias sure?as de Putumayo y Caquet¨¢.
"Es un profundo error, as¨ª empez¨® Kennedy en Vietnam y al final m¨¢s de 50.000 compatriotas perdieron all¨ª sus vidas", dice el congresista dem¨®crata David Obey. "En este tipo de conflictos se sabe c¨®mo se empieza pero nadie tiene idea de c¨®mo terminar", se?ala el senador republicano Slade Gorton.
Pero tras debatir mucho sobre si el Plan Colombia puede representar el comienzo de "un nuevo Vietnam", el Congreso de EE UU lo aprob¨® en junio. El Congreso puso dos condiciones previas a la firma presidencial: que Pastrana se comprometa a terminar con la producci¨®n de coca¨ªna en el a?o 2005 y que las autoridades colombianas mejoren su lamentable historial en materia de derechos humanos. Considerando que el env¨ªo de la ayuda al pa¨ªs andino es "urgente", Clinton us¨® el mi¨¦rcoles su potestad para saltarse esas condiciones. La primera, por imposible; la segunda, porque Pastrana se ha comprometido a que los militares que violen los derechos humanos sean juzgados por tribunales civiles.
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