El palco de los regalos

Ha empezado la feria de San Sebasti¨¢n de los Reyes con un alegr¨®n de los orejistas. ?C¨®mo debi¨® de llen¨¢rseles de calambritos el cuerpo cuando vieran asomar por la delantera del palco presidencial el pa?uelo blanco, anuncio feliz de que al torero de turno le iban a entregar la correspondiente orejita!Claro est¨¢ que, para proporcionarles esas venturas, ocupaba el palco un dadivoso se?or, que otorg¨® a los novilleros un total de cuatro orejitas, cuatro. Para ser sinceros, hay que decir que no hab¨ªan sido pedidas con mucho entusiasmo ni con abrumadoras mayor¨ªas. Pero el se?or del palco estaba all¨ª para eso y no iba a faltar a su cometido.

Otras funciones, propias de un presidente, se le olvidaron o no se las sab¨ªa. Perdon¨® un aviso en cada novillo a Sebasti¨¢n Pereira y dej¨® sin picar al sexto, un aut¨¦ntico toro, que lleg¨® entero a la muleta. Est¨¢ visto que lo suyo era lo de los regalos.

La novillada, en el cap¨ªtulo de las reses, fue un plato de tres y tres. Tres novillos de Mar¨ªa Palma y tres de Aguadulce. Abecerrado y sin trap¨ªo el primero, de Palma. Y con hechuras de toro de Las Ventas el sexto, sobrero, tambi¨¦n de Palma. En conjunto, un encierro m¨¢s manso que bravo, con alg¨²n ejemplar manejable, que los correspondientes espadas aprovecharon a su manera.

Los que supieron salir airosos fueron Vilches y Pereira. Vilches, con una faena de tropecientos derechazos al primero de su lote. Con el otro volvi¨® a ponerse pelmazo y pegapases. Una larga sesi¨®n de toreo con el pico, muy por debajo de las condiciones del novillo, que no tuvo problemas.

A Sebasti¨¢n Pereira se le vieron los mejores detalles de la tarde. Brind¨® su primer antagonista a Julio Aparicio hijo y le cont¨® en el brindis que aspira a ser tan buen torero como ¨¦l. Parece que tiene mimbres para serlo, porque la faena brindada le sali¨® muy entonada. Someti¨® muy bien al novillo, se qued¨® casi siempre quieto y, aunque algunas veces aprovech¨® los viajes, la mayor¨ªa de los muletazos fueron dominadores y art¨ªsticos. Al quinto, un novillo muy distra¨ªdo, termin¨® por meterlo en la muleta.

Jorge Le¨®n se enfrent¨® a dos mansos muy dif¨ªciles que le trajeron de cabeza y no pudo con ellos. Dif¨ªcil papeleta para un chaval que est¨¢ empezando.