El acoso sexual tortura a la empleada espa?ola
La mitad de las trabajadoras se sienten en un ambiente laboral hostil, seg¨²n un estudio de CC OO
Que alguien le diga a una mujer qu¨¦ guapa est¨¢s, que se acerque, que le haga alguna broma o le invite a cenar, como hechos aislados no debieran intimidar a nadie. "Pero basta el sentido com¨²n para saber que el colega o el jefe se est¨¢n pasando de la raya", dice Rita Moreno, responsable de la Secretar¨ªa de la Mujer de CC OO.
Depresi¨®n o estr¨¦s
Que un colega le diga a una mujer qu¨¦ guapa est¨¢s, que se acerque, que le haga alguna broma o le invite a cenar, como hechos aislados no debieran intimidar a nadie. "Pero basta el sentido com¨²n para saber que el colega o el jefe se est¨¢n pasando de la raya", dice Rita Moreno, responsable de la Secretar¨ªa de la Mujer de CC OO. "Cuando denunciamos el acoso sexual no estamos hablando de mojigater¨ªa en las relaciones laborales, sino de una experiencia que puede perjudicar la vida laboral y personal de una mujer", dice Moreno.El estudio sobre acoso sexual en Espa?a que CC OO afina en estos d¨ªas, revela que el hostigamiento sexual se puede producir entre personas de todo el escalaf¨®n laboral, tanto entre profesionales como entre los trabajadores de menor cualificaci¨®n, y puede afectar por igual a una joven de 20 a?os que a una de 40. No se puede dibujar un perfil de la v¨ªctima.
Algunas mujeres son m¨¢s vulnerables. Casi un 30% de estos incidentes han tenido como protagonista a una trabajadora sin contrato. La precariedad laboral es un factor de riesgo. Otro dato significativo es que el 40% de las v¨ªctimas est¨¢n separadas o divorciadas. En opini¨®n de CC OO, una pareja estable "genera un cierto respeto" que inhibe a los compa?eros.
El estudio ha sido elaborado sobre l.000 encuestas telef¨®nicas a 600 mujeres y 400 hombres mayores de 16 a?os. La muestra ha intentado reflejar la estructura laboral en Espa?a: la edad, estado civil, sector econ¨®mico, tipo de contrato o la proporci¨®n de hombres y mujeres en las empresas.
Una de las dificultades para la investigaci¨®n del acoso sexual es que muchas personas no utilizan esta expresi¨®n para describir ciertas situaciones o comportamientos. Pero el 18,3% de las entrevistadas ha experimentado conductas que encajan con esta conducta. El C¨®digo Penal define al acosador como "el que solicitare favores de naturaleza sexual, para s¨ª o para un tercer, en el ¨¢mbito de una relaci¨®n laboral, docente o de prestaci¨®n de servicios, continuada o habitual, y con tal comportamiento provocare a la v¨ªctima una situaci¨®n objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante...".
M¨¢s de la mitad de las entrevistadas que ha sufrido alg¨²n episodio de acoso sexual -56,5%- ha sentido que alg¨²n compa?ero o jefe invad¨ªa su espacio f¨ªsico y le hac¨ªa proposiciones inc¨®modas. El 19% asegura haber sido tocada o rozada por colegas, clientes o jefes. El 12% se ha sentido presionada para mantener relaciones sexuales, y con el 9% se ha intentado ejercer chantaje.
"Al principio piensas que est¨¢s pensando mal, que el hombre tiene buenas intenciones, que le gustas. Luego piensas que ya se le pasar¨¢, que terminar¨¢ por cansarse. Pero no. La negativa puede desencadenar una reacci¨®n de una violencia insospechada", dice Lara Padilla, abogada de la Asociaci¨®n de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente de Catalu?a.
Consuelo Barea, psicoterapeuta de esta misma organizaci¨®n, coincide con Padilla: "El galanteo parece inofensivo, pero si las mujeres no acceden, los jefes reaccionan degrad¨¢ndolas y min¨¢ndoles su seguridad personal. Muchas mujeres, sobre todo las m¨¢s j¨®venes y que aspiran a avanzar en su carrera, tratan de defenderse. Se obsesionan con la idea de que no ser¨¢n derrotadas, de que tienen derecho a decir que no y continuar con su trabajo. Se crea un clima de guerra, en el que tienen pocas alternativas de ganar y terminan destruidas". En estos d¨ªas, Barea da asistencia psicol¨®gica a dos j¨®venes que despu¨¦s de una historia de acoso sexual presentan cuadros de p¨¢nico y angustia, y horribles pesadillas. Una de ellas ha intentado suicidarse.
Padilla asegura que las mujeres con responsabilidades familiares soportan m¨¢s tiempo el acoso por temor a perder el empleo. Mientras m¨¢s tiempo pasa, peores pueden ser los resultados.
Seg¨²n el estudio, el 35% de los casos de acoso sexual termina cuando las mujeres dejan el empleo. S¨®lo el 3% llega a los tribunales. La v¨ªa legal es vista por las mujeres "como una soluci¨®n lejana, dolorosa o con pocas posibilidades de ¨¦xito", se?ala el informe. Tampoco se denuncia en la empresa, y muchos colegas creen que este tipo de situaciones pertenecen al ¨¢mbito privado. La estrategia de la mayor¨ªa de mujeres en esta situaci¨®n es evitar al agresor o ignorarlo. S¨®lo dos de cada diez lo denunciaron ante el jefe inmediato o buscaron apoyo de los compa?eros. Muy pocas acudieron a los sindicatos o a las asociaci¨®n de mujeres. El jefe es el agresor en la gran mayor¨ªa de los casos. "A la agresi¨®n de un colega es m¨¢s f¨¢cil ponerle fin, porque no afecta a las condiciones laborales", asegura Padilla.
Mar¨ªa Jes¨²s Pinto, de CC OO de Barcelona, asegura que muchos conflictos laborales que llegan a los sindicatos, as¨ª como muchas bajas m¨¦dicas por depresi¨®n o estr¨¦s, o traslados encubren una historia de acoso sexual. Pinto, que ha trabajado en el proyecto Apoyar, con fondos europeos destinados a la protecci¨®n de las v¨ªctimas de violencia, asegura que este tipo de hostigamiento no tiene que ver con la sexualidad, y menos con la afectividad. "La prueba est¨¢ en que la negativa de la mujer transforma esas conductas de galanteo e inter¨¦s extremo en formas de acoso moral". El agresor pasa de los piropos a la violencia verbal o a formas de retaliaci¨®n o de venganzas laborales", dice. "Esta actitud refleja la desigualdad de las mujeres en la sociedad. Es un ataque a la libertad de decir que no y a la autonom¨ªa", dice.El estudio de CC OO diferencia el acoso sexual del ambiental. La expresi¨®n se refiere a los comentarios sobre el cuerpo de las mujeres, los chistes de contenido sexual o el despliegue de pornograf¨ªa en los lugares de trabajo. Un 40,2% de los entrevistados considera que en los sitios de trabajo hay sexismo, que es fuerte en un 14%. En Catalu?a, hace algunos meses, se descubri¨® a un grupo de trabajadores que enviaban mensajes a sus compa?eras a trav¨¦s del ordenador.
El estudio analiza algunas frases t¨®picas sobre el acoso sexual. Por ejemplo, que son hechos que suceden porque las mujeres no los paran a tiempo, o que es un arma usada por ellas para vengarse. Advierte que estas ideas son defendidas principalmente por varones de m¨¢s de 45 a?os y de bajo nivel educativo, y que tienden a desaparecer entre los nuevas generaciones de trabajadores.
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