La divisi¨®n en las federaciones de IU y en el seno del PCE complica la sucesi¨®n de Anguita

Izquierda Unida se enfrenta a un mes de septiembre muy complicado. La profunda crisis que sufre la coalici¨®n tras los p¨¦simos resultados electorales de marzo, cuando perdi¨® a la mitad de sus votantes, se agrava por la divisi¨®n interna. La sucesi¨®n del l¨ªder, Julio Anguita, y los conflictos de los ¨²ltimos a?os dejan un escenario de enfrentamiento no s¨®lo entre las corrientes y el PCE, como era habitual, sino que ahora el propio PCE est¨¢ dividido, en casi todas las federaciones, entre el ala izquierda, los partidarios de Francisco Frutos y los que apuestan por Gaspar Llamazares.
Desequilibrios
La Asamblea de Izquierda Unida en la que se elegir¨¢ al sucesor de Julio Anguita despu¨¦s de 12 a?os de un liderazgo indiscutido est¨¢ convocada para el ¨²ltimo fin de semana de octubre. Sin embargo, es en septiembre cuando los diversos candidatos y los que les apoyan comenzar¨¢n a lanzarse todo tipo de fuegos cruzados.La resoluci¨®n de la Asamblea se complica por la enorme divisi¨®n que existe en todos los frentes. La coalici¨®n nunca ha sido una pi?a. De hecho, en la ¨²ltima asamblea, en diciembre de 1997, adem¨¢s de la de Anguita, se presentaron otras dos listas, la de Tercera V¨ªa y Espacio Alternativo, que lograron un 9% de apoyos cada una.
El futuro
Pero la gran novedad, adem¨¢s de la enorme crisis electoral que sufre IU, es la divisi¨®n que existe en el seno del PCE y en la pr¨¢ctica totalidad de las federaciones.
Hasta ahora, y tras sucesivas depuraciones o abandonos, lo que se llamaba la "mayor¨ªa" de IU, formada b¨¢sicamente por dirigentes del PCE, actuaba en forma de bloque y las diferencias que pudiera haber no llegaban a trascender, sobre todo gracias al liderazgo del todopoderoso Anguita, al que muy pocos se atrev¨ªan a enfrentarse.
Pero el abandono moment¨¢neo del liderazgo de Anguita por su operaci¨®n de coraz¨®n en diciembre, el imparable ascenso de Frutos -a quien el propio l¨ªder eligi¨® como sustituto pensando tal vez que podr¨ªa controlarlo con facilidad-, la aparici¨®n del asturiano Gaspar Llamazares como firme candidato a la sucesi¨®n, el pacto con el PSOE y, finalmente, el batacazo electoral de marzo, han descolocado todos los equilibrios de poder.El PCE ya no es un bloque. El enfrentamiento m¨¢s fuerte en las ¨²ltimas semanas se ha producido entre dos de sus dirigentes clave y que se perfilan como los dos candidatos con m¨¢s posibilidades, Frutos, el secretario general del partido, y Llamazares, secretario de Asturias y coordinador adem¨¢s de IU en esa federaci¨®n. Es dif¨ªcil calcular el apoyo que tienen ambos dentro del partido, pero es evidente que sus disputas dividen a la formaci¨®n mayoritaria de IU.
Adem¨¢s, el ala izquierda de este partido, aunque es posible que acabe apoyando a Frutos, ha demostrado sus intenciones de dar la batalla. En la anterior asamblea, la mayor¨ªa pact¨® con ellos y salieron reforzados, pero en esta ocasi¨®n ya han presentado un documento alternativo a la ponencia central y la mayor¨ªa de los dirigentes considera seguro que tambi¨¦n plantear¨¢ un candidato propio. Su l¨ªder, ?ngeles Maestro, niega que vaya a aspirar al liderazgo, pero puede postular a otro de los suyos. Adem¨¢s est¨¢ Luis Carlos Rej¨®n, diputado por C¨®rdoba, que ha anunciado su intenci¨®n de presentarse aunque la mayor¨ªa de los dirigentes dudan de los apoyos con los que pueda contar.
Ni siquiera Andaluc¨ªa es ya un bloque. En esta federaci¨®n, que hasta ahora hab¨ªa sido controlada de manera f¨¦rrea por Felipe Alcaraz, secretario del PCA, tambi¨¦n ha surgido un sector cr¨ªtico con mucha fuerza en el que est¨¢n personas claves como la alcaldesa de C¨®rdoba, Rosa Aguilar, o la coordinadora de IU en Sevilla, Concha Caballero. Divisiones similares surgen en la pr¨¢ctica totalidad de las federaciones.
Casi nadie quiere reconocerlo abiertamente, pero todos son conscientes de que IU se est¨¢ jugando si inicia el camino irreversible hacia la marginalidad y futura desaparici¨®n o consigue convencer a sus votantes potenciales de que se ha renovado y puede recuperar su discurso alternativo y su papel de elemento distorsionador del bipartidismo reinante.En medio de toda esta crisis, el papel de Anguita es confuso, pero puede ser determinante. Su enfrentamiento con Frutos, que le ha robado protagonismo desde que pact¨® con el PSOE, es casi p¨²blico y muy virulento. Y su apoyo impl¨ªcito a Llamazares puede ayudar al asturiano pero tambi¨¦n puede ser el abrazo del oso, porque ¨¦ste busca sus apoyos sobre todo entre quienes m¨¢s se han opuesto a Anguita.
Andaluc¨ªa y Madrid, claves de la Asamblea de octubre
Pocas cosas hay claras con respecto a la soluci¨®n de la Asamblea de octubre. Pero hay una incontestable. Andaluc¨ªa, una vez m¨¢s, ser¨¢ la clave por el n¨²mero de delegados que tiene respecto a otras federaciones. De los 861 delegados con derecho a voto convocados a la Asamblea, 190 corresponden a la organizaci¨®n andaluza. Es all¨ª donde, aunque muy disminuido, la coalici¨®n conserva su granero de votos. El 25% de los 1.263.663 que votaron a IU en las elecciones del 12 de marzo lo hicieron en esa comunidad.En cuanto a afiliados, otro de los criterios para el reparto de delegados, la coalici¨®n dice tener en total 67.802, de los que 23.712 son andaluces. La otra gran comunidad con poder en IU es Madrid, con 165 delegados. Los afiliados son muchos menos que los andaluces, 14.846, aunque los votos superan ampliamente el 25%. La mayor¨ªa de los dirigentes coincide en se?alar que las cifras de militancia de Andaluc¨ªa son las m¨¢s hinchadas.
A partir de aqu¨ª, y si se excluye a Valencia, Asturias y, en menor medida, Catalu?a, donde la coalici¨®n no pasa por momentos f¨¢ciles pero sigue teniendo cierto arraigo, se vislumbra claramente la escasa implantaci¨®n que IU tiene en la mayor parte de Espa?a, lo que consituye uno de sus mayores problemas a la hora de lograr diputados.
Pero al margen del poder por federaciones, lo que s¨ª est¨¢ claro es que el poder del PCE saldr¨¢ nuevamente reforzado de la Asamblea. El partido domina absolutamente todos los ¨®rganos de la coalici¨®n. Y en momentos de crisis, la capacidad de resistencia de su militancia y de sus dirigentes hace que tenga incluso m¨¢s fuerza.
Los dirigentes del PCE -que no quieren dar la sensaci¨®n de que su partido controla IU, sobre todo porque ¨¦sta naci¨® para dar una p¨¢tina distinta y m¨¢s plural a la estructura del viejo partido comunista- sostienen que la militancia de este partido supone s¨®lo el 60% del total de IU. Las corrientes cr¨ªticas admiten que no es as¨ª, pero, en cualquier caso, lo que es evidente es que la presencia de los l¨ªderes del PCE en la direcci¨®n a todos los niveles es abrumadora.
Basta comprobar que los cuatro posibles candidatos a la sucesi¨®n de Anguita son del PCE. La pr¨¢ctica totalidad de las federaciones est¨¢n, adem¨¢s, dirigidas por militantes comunistas, aunque algunos, como ?ngel P¨¦rez, en Madrid, ya ni siquiera acuden a las reuniones del partido. El porqu¨¦ de este dominio es sencillo: ese porcentaje mayoritario se repite en cada una de las comunidades. A la hora de elegir a la direcci¨®n siempre gana el PCE y las minor¨ªas, con escasa implantaci¨®n territorial, acaban con una representaci¨®n marginal en la c¨²pula.
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