F¨²tbol es f¨²tbol
Las ligas europeas de f¨²tbol han gastado este verano en fichajes m¨¢s de un cuarto de bill¨®n de pesetas. En Espa?a, el Real Madrid, que tiene una deuda de 45.000 millones, ha invertido 21.000 millones, la mitad de ellos en la contrataci¨®n de Figo. No son cantidades que reciba el jugador contratado, sino su club de procedencia. No est¨¢ claro en virtud de qu¨¦. En otras actividades, la ley de la oferta y la demanda puede hacer que la contrataci¨®n de un cantante, un ingeniero o un presentador de televisi¨®n salga muy cara; pero el dinero es para el contratado, no para la empresa en la que trabajaba. La Comisi¨®n de la UE ha decidido intervenir en ese mercado tan especial.Lo hace con el argumento de que el sistema actual de traspaso de jugadores contraviene los principios de libre competencia, por una parte, y de libre circulaci¨®n de los trabajadores, por otra. El sistema vigente es un residuo del antiguo derecho de retenci¨®n, en virtud del cual un club pod¨ªa impedir a sus jugadores fichar por otro sin otro requisito que subirles la ficha en una determinada proporci¨®n (en Espa?a, el 10%; un caso famoso de retenci¨®n con ese sistema fue el de Quini en el Sporting). Ahora no existe esa posibilidad, pero para que un jugador pueda abandonar el club con el que tiene contrato en vigor es preciso que se pongan de acuerdo ese club y el de destino. Eso no ocurre en otras profesiones. Los sindicatos europeos de futbolistas consideran que se trata de una pr¨¢ctica "esclavista".
Pero tambi¨¦n tiene fundamento el argumento de que los contratos hay que cumplirlos. La rescisi¨®n unilateral, sin m¨¢s, afecta de manera singular a un deporte cuyo fundamento es la identificaci¨®n de los aficionados con unos jugadores que encarnan unos colores. Ya se sabe que la carrera del futbolista es corta, pero por eso se les pagan fichas elevadas, adem¨¢s de sus salarios, precisamente como forma de garantizar su fidelidad al club. En Espa?a se pretendi¨® compaginar los criterios enfrentados mediante una norma (el famoso decreto 1006) que garantizaba a los futbolistas la libertad unilateral de rescindir contratos en vigor pagando al club perjudicado la indemnizaci¨®n que fijasen los jueces. Pero el rechazo del mundo del f¨²tbol a dirimir sus pleitos en los tribunales hizo que se extendiera la pr¨¢ctica de fijar por adelantado, en los contratos, el importe de esa indemnizaci¨®n: la famosa cl¨¢usula de rescisi¨®n.
No es un mal procedimiento, en teor¨ªa. En la pr¨¢ctica, sin embargo, la coincidencia con la llegada de grandes cantidades de dinero procedentes de la televisi¨®n hizo que esas cl¨¢usulas se disparasen de manera exponencial. Algunas que se pusieron como mera barrera disuasoria, dando por supuesto que nadie estar¨ªa dispuesto a pagarla, se vieron desbordadas en apenas un par de a?os. Incluso otras que se pusieron medio en serio medio en broma, por lo desmesurado -lo hizo el Espanyol- dejar¨¢n pronto de ser sarc¨¢sticas. Un criterio recomendado por algunos especialistas ser¨ªa mantener ese sistema de cl¨¢usulas pactadas, pero no con un importe arbitrario, sino fijado con arreglo a criterios objetivos: en funci¨®n de los ingresos del futbolista, su antig¨¹edad y su edad, por ejemplo.
La Comisi¨®n Europea no se opone a f¨®rmulas de ese tipo siempre que quede a salvo el principio de que si un jugador quiere marcharse, pueda hacerlo. El mundo del f¨²tbol argumenta que si los traspasos resultaran m¨¢s baratos se acabar¨ªan las canteras. Es cierto que hay que considerar los derechos de los clubes que forman jugadores y que podr¨ªan estar trabajando para sus rivales si los futbolistas pueden optar por marcharse sin m¨¢s en cuanto cumplen los 18 a?os. Pero existen f¨®rmulas, ya ensayadas, para compensar a esos clubes, que recibir¨ªan una indemnizaci¨®n por formaci¨®n hasta que el jugador cumpliera una determinada edad: los 24 a?os, por ejemplo. Son temas que tratar¨¢ la UEFA en su reuni¨®n de esta semana en Malta.
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