LAS DISTINTAS CARAS DE LA POBREZA
Es m¨¢s convincente medir el progreso por la reducci¨®n de las privaciones que por el enriquecimiento a¨²n mayor de los opulentos. No podemos alcanzar realmente una comprensi¨®n adecuada del futuro sin tener una idea sobre si la vida de los pobres puede mejorar. ?Hay esperanza para los pobres? Para responder a esta pregunta deber¨ªamos comprender a qui¨¦nes se deber¨ªa considerar pobres. Algunos tipos de pobreza son bastante f¨¢ciles de identificar.Pero las privaciones pueden tomar muchas formas diferentes. La pobreza econ¨®mica no es la ¨²nica que empobrece la vida humana.
Para identificar a los pobres debemos tener en cuenta, por ejemplo, la privaci¨®n de los ciudadanos de reg¨ªmenes autoritarios, desde Sud¨¢n a Corea del Norte, a los que se niegan la libertad pol¨ªtica y los derechos civiles. Y debemos entender las tribulaciones de las mujeres que se ocupan de las tareas dom¨¦sticas en las sociedades dominadas por los hombres, comunes en Asia y ?frica, que llevan un vida de docilidad no cuestionada; de los ni?os analfabetos a los que no se les ofrece oportunidad de ir a la escuela; de los grupos minoritarios que tienen que acallar su voz por temor a la tiran¨ªa de la mayor¨ªa.
Aquellos a quienes les gusta el camino recto tienden a resistirse a ampliar la definici¨®n de pobreza. ?Por qu¨¦ no mirar simplemente los ingresos y plantear preguntas como "cu¨¢ntas personas viven con menos de, digamos, uno o dos d¨®lares diarios"? Este an¨¢lisis restringido toma entonces la forma sencilla de predecir tendencias y contar a los pobres. Pero las vidas humanas se pueden empobrecer de muchas maneras. Los ciudadanos sin libertad pol¨ªtica -ya sean ricos o pobres- est¨¢n privados de un componente b¨¢sico del buen vivir. Lo mismo se puede decir de las privaciones sociales como el analfabetismo, la falta de sanidad, la atenci¨®n desigual a los intereses de las mujeres y las ni?as, etc¨¦tera.
Tampoco podemos olvidar los v¨ªnculos entre las penurias econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales. Los partidarios del autoritarismo plantean una pregunta equ¨ªvoca: "?Conduce la libertad pol¨ªtica al desarrollo?", pasando por alto el hecho de que la libertad pol¨ªtica es parte del desarrollo. En respuesta a la pregunta equivocadamente planteada, dan una respuesta equivocada: "El crecimiento del PIB es mayor en los pa¨ªses no democr¨¢ticos que en los democr¨¢ticos". No hay estudios emp¨ªricos extensos que confirmen esta creencia. Ciertamente, Corea del Sur quiz¨¢ haya experimentado un crecimiento r¨¢pido antes del restablecimiento de la democracia, pero no as¨ª la menos democr¨¢tica Corea del Norte. Y la democr¨¢tica Botsuana creci¨® mucho m¨¢s r¨¢pido que las autoritarias Etiop¨ªa o Ghana.
Adem¨¢s, el crecimiento del PIB no es la ¨²nica cuesti¨®n econ¨®mica de importancia. Reducir las privaciones pol¨ªticas puede ayudar a disminuir la vulnerabilidad econ¨®mica. Hay, por ejemplo, considerables pruebas de que la democracia, as¨ª como los derechos pol¨ªticos y civiles, puede ayudar a generar seguridad econ¨®mica, dando voz a quienes sufren de carencias y a los vulnerables. El hecho de que las hambrunas se produzcan s¨®lo en reg¨ªmenes de Gobierno autoritario y militar, y de que nunca se haya producido una gran hambruna en un pa¨ªs democr¨¢tico y abierto (aun cuando ese pa¨ªs sea muy pobre), ilustra sencillamente el aspecto m¨¢s elemental del poder protector de la libertad pol¨ªtica. Aunque la democracia india tiene muchas imperfecciones, los incentivos pol¨ªticos generados por ella han sido, no obstante, adecuados para eliminar las hambrunas de la ¨¦poca de la independencia, obtenida en 1947 (la ¨²ltima, que yo presenci¨¦ de ni?o, fue en 1943).
En cambio, China, a la que le fue mejor que a India en diversos aspectos, como la expansi¨®n de la educaci¨®n b¨¢sica y la sanidad, sufri¨® la mayor hambruna registrada de la historia en 1952-1962, con una cifra de muertos calculada en 30 millones de personas. Ahora mismo, los tres pa¨ªses con hambrunas continuadas est¨¢n en las garras de un Gobierno autoritario y militar: Corea del Norte, Etiop¨ªa y Sud¨¢n.
De hecho, el poder protector de la democracia para proporcionar seguridad se extiende mucho m¨¢s all¨¢ de la prevenci¨®n de las hambrunas. Los pobres de Corea del Sur o Indonesia quiz¨¢ no dieran mucha importancia a la democracia cuando las fortunas econ¨®micas de todos parec¨ªan aumentar y aumentaban juntas. Pero cuando lleg¨® la crisis econ¨®mica (y cayeron divididas), aqu¨¦llos cuyos medios econ¨®micos y cuyas vidas fueron inusualmente golpeados echaron desesperadamente de menos los derechos pol¨ªticos y civiles. La democracia se ha convertido en una cuesti¨®n b¨¢sica en estos pa¨ªses: Corea del Sur, Indonesia, Tailandia y otros muchos.
Es posible que la democracia, que es valiosa por derecho propio, no sea siempre especialmente eficaz desde el punto de vista econ¨®mico, pero adquiere su importancia cuando la crisis amenaza y los econ¨®micamente despose¨ªdos necesitan la voz que la democracia les da. Entre las lecciones de la crisis econ¨®mica asi¨¢tica se encuentra la importancia de que existan redes sociales de seguridad, derechos democr¨¢ticos y voz pol¨ªtica. Las privaciones pol¨ªticas pueden aumentar la miseria econ¨®mica.
Para contemplar un tipo diferente de interconexi¨®n, la experiencia positiva del sureste de Asia aporta suficientes pruebas de que la eliminaci¨®n de las privaciones sociales puede influir mucho en la estimulaci¨®n del crecimiento econ¨®mico y en el reparto m¨¢s uniforme de los frutos del mismo. Si India no evolucion¨® adecuadamente, la culpa no la tiene s¨®lo la supresi¨®n de las oportunidades de mercado, sino tambi¨¦n la falta de atenci¨®n a la pobreza social. India ha cosechado lo que sembr¨® al cultivar la educaci¨®n superior (su floreciente industria de soporte l¨®gico inform¨¢tico es consecuencia de ello), pero el pa¨ªs ha pagado por dejar en el analfabetismo casi a la mitad de la poblaci¨®n. La pobreza social ha ayudado tambi¨¦n a perpetuar la pobreza econ¨®mica.
Si tengo esperanza en el futuro es porque veo la exigencia cada vez m¨¢s manifiesta de democracia en el mundo y la convicci¨®n cada vez mayor de que la justicia social es necesaria. La democracia est¨¢ recuperando parte del terreno perdido en Asia, Latinoam¨¦rica e incluso en ?frica. La igualdad entre sexos y la educaci¨®n b¨¢sica est¨¢n empezando a recibir mayor atenci¨®n en India, Bangladesh y en todo el mundo. No tengo una esperanza incondicional, sino condicional; sin embargo, debemos tener una perspectiva de la pobreza suficientemente amplia como para asegurarnos de que los pobres tienen una raz¨®n para la esperanza.
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