El 'efecto C¨®rcega' reta al centralismo franc¨¦s
El proyecto de estatuto para la isla hace resurgir las reivindicaciones nacionalistas de otras regiones
Napole¨®n Bonaparte, un corso, no s¨®lo acab¨® con la independencia de C¨®rcega sino que invent¨® la administraci¨®n centralista que ha caracterizado la Francia contempor¨¢nea. Su Ej¨¦rcito supuso la primera tentativa de imponer el franc¨¦s como idioma ¨²nico y obligatorio a catalanes, occitanos, corsos, vascos, bretones, flamencos y alsacianos. Durante a?os, el Ej¨¦rcito sirvi¨® de referente unificador hasta que la escuela republicana de Jules Ferry, a finales del siglo XIX, puso el punto y final a la diversidad ling¨¹¨ªstica en el hex¨¢gono. Desde ese momento, en los patios de las escuelas no ser¨ªa extra?o ver un cartel¨®n que rezara "prohibido escupir y hablar en catal¨¢n". Y el catal¨¢n pod¨ªa sustituirse por cualquier otro de los idiomas hablados en Francia.No es extra?o que, un siglo m¨¢s tarde, cuando el primer ministro, Lionel Jospin, admite que en C¨®rcega la ense?anza del corso pueda ser obligatoria para todos los ni?os antes de los 12 a?os -los padres que no quieran que su hijo estudie la lengua local deben solicitarlo por escrito-, otras regiones se sientan maltratadas o piensen que se ha abierto una brecha.
Es el caso de los bretones. El l¨ªder de los independentistas del movimiento Emgann, Eric Bainvel, que reivindica para s¨ª 200 afiliados, habla de "brecha en el sistema centralista franc¨¦s". "En Breta?a, el movimiento cultural es importante aunque seamos, pol¨ªticamente hablando, unos enanos", afirma. Para Baivel, el futuro pasa "por la Europa de las regiones y lo conseguido por los corsos va en la buena direcci¨®n". Otros bretones, los autonomistas moderados de la UDB (Uni¨®n democr¨¢tica bretona), que obtuvieron un 4% en las ¨²ltimas elecciones, se lamentan: "No se puede aceptar que la gente crea que el estatuto corso es un premio a las bombas. No se puede permanecer sordo a la reivindicaci¨®n de quienes se expresan sin recurrir a la violencia".
Ayer, precisamente, comenz¨® a emitir una canal de televisi¨®n biling¨¹e, parte de bret¨®n y parte en franc¨¦s. Detr¨¢s de esta iniciativa se encuentran dos de los grandes magnates de la televisi¨®n en Europa, Rupert Murdoch y el italiano Silvio Berlusconi.
Para las escuelas Diwan, que ense?an en bret¨®n a los m¨¢s peque?os, la iniciativa de Jospin "es una buena noticia". No son maximalistas. Daniel Kernaleguen, vicepresidente de las citadas escuelas, cree que "no conviene recurrir a la obligatoriedad. Pero est¨¢ bien que las familias tengan la oportunidad de que sus hijos aprendan el bret¨®n". "Lo que queremos es integrar nuestra red de escuelas dentro de la ense?anza p¨²blica", a?ade.
No es una conclusi¨®n muy distinta a la que llegaba, en un informe solicitado por Jospin, el alcalde de Quimper, Bernard Poignant, que defend¨ªa tambi¨¦n "la ense?anza voluntaria de las lenguas regionales". Poignant subrayaba de paso que la m¨¢s hablada en Francia es una que no tiene su territorio en la metr¨®poli, la bereber.
En Breta?a viven casi tres millones de personas, pero menos del 10% habla en bret¨®n. En C¨®rcega la poblaci¨®n ronda las 260.000 almas y casi un 50% tiene el corso como primer idioma. En Alsacia la situaci¨®n es otra. De sus 1.729.800 habitantes, un 70% habla el alsaciano, es decir, una variante dialectal del alem¨¢n. Aqu¨ª la ense?anza de la lengua no tiene tanto que ver con la cultura o los problemas de identidad nacional como con una realidad econ¨®mica apabullante, la de un vecino rico y poderoso que habla, precisamente, el alem¨¢n. "Las asociaciones en favor del alsaciano son el caballo de Troya del pangermanismo", dice el gaullista Robert Grossmann. Otro colega de partido critica que "el Gobierno haya abierto la caja de Pandora con el peor alumno de la clase, con los corsos". Pero eso no le impide reclamar ahora para Alsacia "una asamblea regional con poder reglamentario".
En realidad, los que m¨¢s inquietan en Par¨ªs son los vascos. En 1981, entre las 110 propuestas que le valieron a Mitterrand ser elegido presidente -malas lenguas dicen que no lleg¨® a aplicar m¨¢s de 10- figuraba la creaci¨®n de "un departamento vasco".
El propio Lionel Jospin, candidato en 1995, se declaraba "personalmente a favor de esa soluci¨®n", pero pon¨ªa como condiciones para concretar ese sentimiento favorable "comprobar cu¨¢l es la opini¨®n de alcaldes, diputados regionales y diputados nacionales" y que se produjese una "evoluci¨®n de los esp¨ªritus". Los esp¨ªritus han tenido que seguir evolucionando entre bombas, robos de dinamita, detenciones y el ejemplo desmovilizador de lo que vive el Pa¨ªs Vasco-espa?ol.
"Con lo que ocurre ah¨ª abajo, la creaci¨®n de un departamento vasco-franc¨¦s comportar¨ªa el desarrollo de una euro-regi¨®n y una demanda de independencia respecto a Par¨ªs y Madrid", dice la alcaldesa de Saint-Jean de Luz, Mich¨¨le Alliot-Marie, que es, al mismo tiempo, presidenta del partido gaullista, la principal formaci¨®n de la oposici¨®n al actual Ejecutivo. Pero Jean Espilondo, diputado socialista de Bayona, es a¨²n m¨¢s catastrofista: "Acceder al departamento vasco es una amenaza para la paz civil. Partiendo de la idea de un territorio, los nacionalistas cosechar¨ªan el 15% de los votos". En cualquier caso, aunque eso no le importe a Espilondo, la opini¨®n de los cargos elegidos de la regi¨®n es favorable al departamento en un 64%, es decir, m¨¢s que la propia poblaci¨®n, que de todas maneras lo ve con buenos ojos en un 57%.
El euskera no goza de mejor salud en Espa?a que en Francia, pues se considera que es la lengua utilizada regularmente por un 26% de los vasco-franceses. A ese porcentaje se le puede a?adir un 10% que asegura entenderlo aunque no lo hable. Para las ikastolas, lo acordado para los corsos s¨ª ampl¨ªa sus propias perspectivas, y de ah¨ª que la revista Enbata, de orientaci¨®n abertzale, abriese su edici¨®n del 3 de agosto con el emblema corso en su portada.
Thierry Delobel, presidente de ikas-bi, que agrupa a padres y profesores de la ense?anza biling¨¹e vasco-francesa, se expresa con claridad al respecto: "Lo propuesto para C¨®rcega es la soluci¨®n que esperamos en el Pa¨ªs Vasco para la ense?anza p¨²blica".
En la regi¨®n francesa catalana repiten que "el modelo no hay que buscarlo en Ajaccio sino en Barcelona". El alcalde de Perpignan, el centrista Jean-Paul Alduy, se inscribe en la corriente descentralizadora de su partido, Democracia Liberal, el ¨²nico importante de la oposici¨®n que ha aplaudido a Jospin por su iniciativa en C¨®rcega. "Francia supo sacar provecho de ser un Estado-Naci¨®n centralizado, pero ¨¦sa es ahora su debilidad, pues estamos en una ¨¦poca de regionalizaci¨®n de Europa".
En cualquier caso, en Perpignan los empresarios lo que quieren es "poder tratar con un poder cercano y no tener que pasar por Par¨ªs". La lengua no da grandes s¨ªntomas de vitalidad, pero se mantiene entre las capas m¨¢s humildes de la poblaci¨®n y en el mundo universitario. "No estamos contra nadie, ni somos como los dem¨¢s. Somos catalanes", es el lema que reivindican en la Catalogne.
Si en el aspecto cultural existe una mayor¨ªa favorable a la introducci¨®n optativa de las llamadas lenguas regionales en la ense?anza primaria o secundaria, el aspecto pol¨ªtico es mucho m¨¢s complejo y m¨¢s simple a un tiempo. En C¨®rcega existe una minor¨ªa independentista, como existe en Breta?a, Pa¨ªs Vasco, Catalu?a o incluso en Savoya. Esas minor¨ªas se han dotado en algunos casos de brazos armados, pero ninguno de ellos es comparable a ETA. En el Pa¨ªs Vasco-franc¨¦s la propia ETA, para protegerse su retaguardia, no ha querido que prosperasen sus ep¨ªgonos nacidos en Francia.
En Breta?a, las v¨ªctimas de las bombas del ej¨¦rcito independentista han sido militantes poco h¨¢biles en el manejo de explosivos o, por error, una chica que trabajaba en un McDonalds y a la que le estall¨® un explosivo mal programado por otros. En C¨®rcega, exceptuado el prefecto Erignac y unos pocos gendarmes, los muertos siempre han sido de las distintas facciones independentistas.
Y queda, claro est¨¢, la cuesti¨®n del peso de la historia. El ¨²ltimo alsaciano l¨ªder autonomista acab¨® enrolado en las SS y con rango de coronel. Los bretones partidarios de la independencia tambi¨¦n vieron c¨®mo los nazis se la promet¨ªan dentro de una futura Europa de los pueblos. Ese contacto con el nazismo ha hecho que en Breta?a y Alsacia se privilegie la dimensi¨®n cultural y se evite su traducci¨®n pol¨ªtica.
En el Pa¨ªs Vasco-franc¨¦s despierta recelo que simpatizantes de HB y del PNV vengan del sur, sobre todo porque el Pa¨ªs Vasco-franc¨¦s tiene un peso demogr¨¢fico -260.000 habitantes- y econ¨®mico muy inferior al espa?ol. Para los catalanes de Francia, Barcelona aparece m¨¢s bien como un sue?o que como una amenaza -s¨®lo el enloquecido prefecto Bernard Bonnet discrepaba-, pero eso es as¨ª porque los sue?os raramente se materializan.
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