Sanidad busca pisos para cuidar de 200 toxic¨®manos que malviven en la calle
Tres drogadictos relatan su experienciaLos expertos: "La metadona sola no sirve si no existe un techo"
En Madrid hay 14.000 toxic¨®manos en tratamiento: 8.000 en planes de metadona y 6.000 en programas libres de drogas (desintoxicaci¨®n). Pero las instituciones disponen s¨®lo de 459 plazas en pisos y comunidades terape¨²ticas para los drogodependientes que por circunstancias sociales o familiares precisan de un lugar donde vivir mientras se rehabilitan. El gerente de la Agencia Antidroga, Jos¨¦ Cabrera, cree que no hacen falta m¨¢s plazas para adictos en desintoxicaci¨®n, pero s¨ª para los que toman metadona.Al menos 200 de los 8.000 usuarios de este sustitutivo opi¨¢ceo son personas sin hogar necesitadas de un piso para seguir el tratamiento. Y la demanda crece. En cinco a?os, las plazas de dispensaci¨®n de metadona en la regi¨®n se han multiplicado por 8. En 1995 hab¨ªa 950, frente a las 8.000 actuales, y existe una lista de espera de 400 personas. Eso supone que el programa ha tenido una importante acogida entre los drogodependientes. Sin embargo, seg¨²n Cabrera, "la mayor¨ªa de los pisos y comunidades terap¨¦uticas est¨¢n dirigidos a toxic¨®manos en programas libres de drogas cuando ahora casi el 60% de los drogodependientes atendidos est¨¢n en metadona".
De las 239 plazas que tiene la Agencia, s¨®lo 30 son para metadona. Las 220 del Ayuntamiento de Madrid admiten tanto a drogodependientes en desintoxicaci¨®n como a los que toman sustitutivos opi¨¢ceos, seg¨²n Teresa Al¨ªa, adjunta a la direcci¨®n del plan municipal sobre drogas.
"Tenemos que crear m¨¢s plazas de estancia para los drogodependientes en programas de metadona, tanto para esos 200 que viven en la calle como para otros con m¨¢s apoyo familiar", admite Cabrera. Para 2001 la Agencia tiene previsto reconvertir sus 239 plazas en pisos para que la mitad se destine a usuarios de metadona, y tambi¨¦n proyecta abrir 30 nuevas, en Legan¨¦s y en el Proyecto Hombre.
Jorge Guti¨¦rrez, presidente de la asociaci¨®n Madrid Positivo, conoce bien, por su trabajo como m¨¦dico del centro de emergencia para toxic¨®manos del poblado marginal vallecano de La Rosilla, el cambio que experimentan, gracias a los programas de metadona, drogodependientes por los que nadie daba un duro. Pero tambi¨¦n sabe lo dif¨ªcil que es para estas personas, que llevan a?os durmiendo en tiendas de campa?a, parques y edificios abandonados, encontrar un refugio desde el que empezar una vida nueva. "Los albergues para indigentes est¨¢n saturados y en el centro municipal de acogida San Isidro hay un programa para toxic¨®manos, pero tambi¨¦n est¨¢ a tope", explica.
Tres drogadictos recuperan la esperanza en una vivienda p¨²blica
"Hay chavales tirados en Las Barranquillas que, si tuvieran un lugar digno donde guarecerse, se apuntar¨ªan a un programa de metadona y su vida mejorar¨ªa mucho. No es verdad que los toxic¨®manos quieran seguir en el hoyo", concluye Jorge Guti¨¦rrez, presidente de la asociaci¨®n Madrid Positivo.De los 55 toxic¨®manos que reciben metadona en el centro de La Rosilla, un 40% ha conseguido recuperar los lazos familiares al iniciar el tratamiento. El equipo de La Rosilla decidi¨® permitir a 50 adictos dormir en sus instalaciones. Pero se trata de un albergue improvisado, basado en la buena voluntad pero carente de medios. La mejora evidente que supone tener un techo bajo en el que guarecerse la han vivido en sus propias carnes Raquel, Santos y Monty.
Los tres llevaban a?os consumiendo drogas, sobre todo hero¨ªna, y malviviendo en las calles y en los poblados. Al abrirse el centro de atenci¨®n de La Rosilla comenzaron a frecuentarlo para obtener jeringuillas. Al principio no quer¨ªan ni o¨ªr hablar de tratamientos. Pero, poco a poco, la insistencia de los trabajadores sociales hizo mella en ellos y se apuntaron al programa de metadona en el que siguen. Hoy por hoy, su objetivo no es desintoxicarse, sino normalizar su vida y mejorar su salud.
Pero la metadona sola no resuelve nada si se carece de un lugar donde cobijarse. Por eso, estos tres j¨®venes sin hogar vieron abrirse el cielo cuando Madrid Positivo les ofreci¨® vivir en su piso de Vic¨¢lvaro.
Son los propios alojados quienes se encargan de las compras y la limpieza con el apoyo de un monitor. En unos meses, una vez que consigan cobrar el salario social (40.000 pesetas mensuales que concede la Comunidad), tendr¨¢n que pagar los gastos del alquiler de este piso p¨²blico cedido por el Gobierno regional.
"Siempre he sabido que exist¨ªan centros para drogodependientes, pero no iba a ellos. La sola idea de pasar el mono me daba y me da terror", explica Monty, de 31 a?os, que en los ¨²ltimos tiempos consum¨ªa dos gramos de caballo diarios. En su caso, ser capaz de vivir alejado del c¨ªrculo de la hero¨ªna ya es un logro, porque en los ¨²ltimos tiempos este hu¨¦rfano, que se escap¨® de casa de sus tutores con 16 a?os y cumpli¨® 5 a?os de prisi¨®n por un atraco, era incapaz de salir del per¨ªmetro del poblado marginal. Santos, de 23 a?os, llevaba desde los 16 fuera de casa y consumiendo. "Dorm¨ªa en parques o en el metro y luego ped¨ªa por la calle para pillar caballo y coca¨ªna", explica. Raquel, de 33 a?os, ha tratado varias veces de desintoxicarse con escaso ¨¦xito. "Por ahora, el programa de metadona me va bien", explica esta mujer con 13 a?os de consumo y varios de c¨¢rcel a sus espaldas. Ahora se ha apuntado a un proyecto de b¨²squeda de empleo. Hace seis meses, estos tres compa?eros de piso se consideraban casos perdidos. Desali?ados y enfermos, viv¨ªan para mendigar y drogarse. Ahora tienen esperanzas y, poco a poco, tambi¨¦n ilusiones.
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