?Sosos?
Me cuentan que, durante la por fortuna pasada feria de agosto, la ministra de Sanidad tach¨® de soso al alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre. No s¨¦ yo si De la Torre ser¨¢ sabroso o soso -jam¨¢s he intentado hincarle el diente a autoridad municipal alguna-, por m¨¢s que me consta que no se trata precisamente de un alcalde cascabelero que galopa y corta el viento cuando pasa por el puerto caminito del Palacio Escorado y Municipal de los Deportes, tras haber acometido la temeridad de penetrar el t¨²nel semi cegato de la Alcazaba (esta prodigiosa obra de ingenier¨ªa ha dejado, entre otros portentos incontables, sin aire acondicionado a tres salas de cine malague?as, a saber: Andaluc¨ªa, Victoria y Astoria. ?Qui¨¦n da m¨¢s?) y sorteado, sin pisar una sola majada canina ni humana, las mil y una zanjas que hacen de M¨¢laga una guerra de trincheras entre los ciudadanos y las empresas excavadoras.Es posible, empero, que con Francisco de la Torre haya llegado la insulsez a la Alcald¨ªa de M¨¢laga, pero esa llegada se produce a costa de la salida de lo corralonero y de lo hortera, de lo in¨²til y de lo incapaz que precedi¨® al actual alcalde, con lo cual la ciudad quiz¨¢s consiga ahora ganar en insipidez lo que ha perdido en chamariler¨ªa. No es, por lo tanto, para peor el cambio.
Si a servidor le diesen a elegir entre lo anterior y lo actual, me quedo evidentemente con ninguno, pero es que servidor, en lo tocante a la cosa municipal malague?a, m¨¢s que por el cambio est¨¢ por el recambio, del mismo modo que en lo nacional prefiero lo zapatero a lo asnal, aunque tambi¨¦n sea cierto que en lo tocante a este ¨²ltimo adjetivo no apruebo ni el cambio de las dos consonantes.
As¨ª es que, volviendo a lo que ¨ªbamos, la ministra de Sanidad puede privatizar desde Madrid tranquila: en M¨¢laga nadie la echa de menos ni en su partido, salvo, quiz¨¢s, aquel hombre de paja que ella misma dejase colocado en el Ayuntamiento para encabezar desde all¨ª una lista alternativa en el congreso de los populares malague?os, alternativa que como es sabido desh¨ªzose por mor de los numerosos acreedores que ese hombre posee incluso en el PP.
Tan sabros¨®n el patio en M¨¢laga, no ser¨ªa yo quien acometiese la autenticidad de tachar de soso al alcalde, por m¨¢s que servidor dispusiera, gratificaci¨®n mediante, de una banda municipal de caganidos p¨¦ndolas puestos a escribir cartas a los directores de los medios de comunicaci¨®n locales, a ver si de semejante guisa consiguiese estar presente desde Madrid en la cosa malague?a siquiera por medio de estos meapilas a quienes ni siquiera es preciso que Dios confunda.
?Soso el alcalde de M¨¢laga? Ya digo que es probable, como probable es que por tal soser¨ªa retornen al Ayuntamiento -estuvieron presentes con Pedro Aparicio- la verg¨¹enza y la dignidad necesarias para representar como se merecen a los ciudadanos de un municipio muy vapuleado que en los ¨²ltimos a?os tan s¨®lo aparece en la prensa nacional como modelo de lo que es una chapuza prodigiosa, un frangollo descomunal, un despelote notorio.
?Soso el alcalde de M¨¢laga? Ministra, aqu¨ª lo que sobraba era el tocino de un longaniza en salmuera.
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