Los viajes sin armadura RAM?N DE ESPA?A
Lo de Gabriel Pernau con la bicicleta es una larga historia de amor que ¨¦l mismo no sabe muy bien c¨®mo explicar: "Me fui enganchando poco a poco y lo m¨¢ximo que puedo decir para resumir las sensaciones que me produce es que ir en bicicleta por el mundo es como viajar sin armadura".Afortunadamente para el resto de los barceloneses, el se?or Pernau no pertenece a ese molesto modelo de ciclista que utiliza su veh¨ªculo para perseguir ancianitas a las que atropellar por la Rambla de Catalunya. Nuestro hombre reserva su bici para los grandes espacios y los largos recorridos. Cuando vuelve de sus viajes (de momento, China y Cuba), nos cuenta c¨®mo le ha ido a trav¨¦s de sendos libros (de La Campana, en catal¨¢n, y de Ediciones B, en castellano).
Su primera fuga, la oriental, se origin¨® en una situaci¨®n de profundo aburrimiento profesional: "Yo estaba trabajando en el Diari de Barcelona de mediados de los noventa, cuando todo estaba a punto de irse al garete. No ten¨ªa muy claro mi futuro y tal vez tambi¨¦n ten¨ªa ganas de poner tierra de por medio. Hab¨ªa estado trabajando en un libro sobre la emigraci¨®n, El somni catal¨¤, y estaba bastante imbuido de otras realidades. As¨ª que me pareci¨® muy l¨®gico sumergirme en una de ellas. Opte por China y estuve recorriendo ese pa¨ªs durante cuatro meses".
En bicicleta, claro. Un veh¨ªculo que no te permite grandes equipajes: "Viajar en bicicleta es una gran lecci¨®n de mi nimalismo. Hay que llevar la ropa justa y no meter en la bolsa nada superfluo. Tambi¨¦n tienes que hacer otras cosas, como, por ejemplo, arrancar las p¨¢ginas que no te sirven de una gu¨ªa para que no se conviertan en un sobrepeso molesto. Tienes que tener claro que llevas encima todas tus cosas, que no vas en un coche con un maletero en el que irlo metiendo todo...".
Viajar en bicicleta no tiene nada que ver con viajar en coche: "Para bien y para mal, la bicicleta te hace ir por ah¨ª sin protecci¨®n. Para bien, porque est¨¢s en pleno contacto con el mundo; para mal, porque igual te sale un perro del recodo de un camino y le da por atacarte".
Gabriel Pernau lleg¨® a rincones de China en los que nunca hab¨ªan visto a un occidental. Previamente, ensay¨® algunos contactos con nuestro cuerpo diplom¨¢tico, que le aconsej¨® amablemente que se quedara en casa y no diera problemas; as¨ª que se plant¨® all¨ª por la cara. Sin saber chino, evidentemente: "Si tienes ganas de comunicarte, te comunicas, aunque no hables el idioma. Lo cual no quita que los chinos, aunque parezca un t¨®pico, resulten realmente sorprendentes para un occidental... M¨¢s de una vez me top¨¦ con alguien que, entre sonrisas afables, intentaba timarme... De todas maneras, hablar el idioma no te salva de nada, como pude comprobar en Cuba. All¨ª hablan espa?ol, te puedes entender con todo el mundo, pero, a la que te descuidas, ya te han vendido una caja de puros falsos".
Los viajes en bicicleta han ayudado a Gabriel Pernau a comprobar que el egocentrismo no es una exclusiva del mundo occidental: "Hab¨ªa quien te preguntaba si Espa?a estaba m¨¢s all¨¢ de unas monta?as que se ve¨ªan a lo lejos. Una vez, un tipo se pas¨® 40 kil¨®metros a mi lado, pedaleando en su bici, d¨¢ndome la tabarra en uzbeko y consider¨¢ndome un imb¨¦cil porque no le entend¨ªa. No se le hab¨ªa ocurrido que, tal vez, en el mundo hab¨ªa otros idiomas aparte del suyo".
El viaje por China fue en solitario, lo cual a veces le daba qu¨¦ pensar: "Es inevitable. Siempre hay momentos en los que te preguntas qu¨¦ est¨¢s haciendo ah¨ª. Supongo que me lo tom¨¦ como un reto personal, que quer¨ªa demostrarme a m¨ª mismo que era una experiencia de la que pod¨ªa salir fortalecido".
El periplo cubano, ya en compa?¨ªa de su novia de entonces y actual esposa, result¨® bastante m¨¢s pl¨¢cido. Y m¨¢s breve: "Fueron cinco semanas y el territorio a recorrer era m¨¢s limitado. El libro, quiz¨¢s, era m¨¢s dif¨ªcil que el de China. Lo de China fueron cuatro meses en los que iba llevando un diario en el que anotaba todo lo que me iba pasando. De hecho, a mitad de viaje ya sent¨ªa que ten¨ªa material suficiente para varios libros. Lo de Cuba fue distinto porque Cuba estaba de moda y las librer¨ªas estaban plagadas de textos al respecto. Hab¨ªa que intentar aportar una mirada diferente a un tema muy explotado".
?Para qu¨¦ tipo de gente escribe Gabriel Pernau?: "Hay dos modelos de lector de libros de viajes: los viajeros que quieren conocer las experiencias de otros viajeros y los que no salen de casa jam¨¢s, pero que disfrutan leyendo las aventuras ajenas. Los dos modelos me parecen muy dignos".
Gabriel Pernau no tiene en cartera un viaje inminente. Se acaba de casar, te informa mientras te muestra el anillo en la mano izquierda, y pone cara de muchacho sensato que ya se ha divertido lo suyo y cree llegado el momento de organizar un poco su vida.
De momento, sigue sacando su bicicleta a pasear los fines de semana (nunca por la Rambla de Catalunya, como ya se ha dicho) y no descarta la posibilidad de volver a desaparecer de su ciudad durante cierto tiempo.
Quien esto firma, que no tiene coche, ni moto, ni bicicleta, intenta encontrar una definici¨®n sucinta y comprensible por todos del atractivo de la bicicleta pero el se?or Pernau no acaba de proporcion¨¢rsela. No queda m¨¢s remedio que conformarse con observar la cara de feliz plenitud que se apodera de ¨¦l cuando habla de ese trasto que le hizo conocer China y Cuba.
Associaci¨® Catalana de Ciclisme. Avenida de las Drassanes, 3, 3? planta. Tel¨¦fono: 93 418 73 98. E-mail: igomez@pie.xtec.es Ciclistes per la Pau, E.mail: cciclism.pau@bahamodes.cipollini.es
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