Mayor-Anasagasti
El encuentro entre Mayor Oreja y Anasagasti se zanj¨® ayer con la constataci¨®n de las divergencias conocidas, pero sin rupturas. El sector m¨¢s pragm¨¢tico del PNV ha encarnado tradicionalmente en su grupo parlamentario. Ello fue as¨ª incluso cuando el grupo parlamentario estuvo encabezado por Arzalluz. El portavoz actual, Anasagasti, no es menos nacionalista que Egibar, por ejemplo, pero en su discurso hay m¨¢s referencias democr¨¢ticas (democristianas, europe¨ªstas, antifranquistas) que en el del sector que se resiste a bajarse de Lizarra y amenaza con liquidar esa tradici¨®n. De ah¨ª que sea l¨®gico que el deshielo entre el Gobierno y el PNV se inicie por el grupo parlamentario. Pese a la dureza del discurso de Aznar el viernes pasado, Anasagasti no pod¨ªa negarse a acudir al encuentro con Mayor despu¨¦s de haber reprochado al PP su propia negativa a participar en las rondas que organiza peri¨®dicamente el lehendakari. Como esa negativa es un punto d¨¦bil de la posici¨®n actual del PP, hasta cuatro veces dice Anasagasti que plante¨® ayer la cuesti¨®n. Aparte de esto, el portavoz reiter¨® los lugares comunes a los que se agarra la direcci¨®n de su partido para seguir con un pie en Lizarra y otro fuera: que la soluci¨®n no es s¨®lo policial, sino pol¨ªtica; que no hay que aislar, sino integrar al mundo de HB, y que es injusto relacionar nacionalismo y violencia.
Son argumentos que se repiten por inercia pero que discuten ya abiertamente muchos nacionalistas. Por una parte, es Lizarra lo que relaciona violencia y nacionalismo al condicionar el fin de la primera a la satisfacci¨®n de aspiraciones nacionalistas. Por otra, ha sido el intento de atraer a HB acerc¨¢ndose a sus planteamientos lo que ha conducido al PNV al actual callej¨®n. Y si hay un componente pol¨ªtico, y no s¨®lo policial, raz¨®n de m¨¢s para abandonar cualquier discurso legitimador de las pretensiones de ETA: la insistencia en afirmar que el PNV y ETA comparten los mismos fines supone transferir a un grupo totalitario y violento la legitimidad acumulada durante decenios por un partido democr¨¢tico y pac¨ªfico.
Esa trayectoria no se borra por el error de Lizarra, y de ah¨ª que sea l¨®gico mantener el di¨¢logo con el PNV. Pero ese error tampoco desaparece con invocaciones al pasado. Decir que el PNV no admite lecciones del PP sobre el Estatuto de Gernika porque ese partido estuvo en su d¨ªa en contra es una incongruencia: deber¨ªa ser motivo de satisfacci¨®n, no de ruptura, que todos asuman hoy lo que antes s¨®lo defend¨ªan los nacionalistas; y es incoherente constatar que el Estatuto se ha convertido en el marco de convivencia de todos los dem¨®cratas y proponer su abandono o superaci¨®n en alianza con los antidem¨®cratas. Como ven¨ªa a decir Anasagasti en el art¨ªculo por el que le reprendi¨® Egibar.
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