Escudo aplazado
Es lo prudente y sensato. Ante las dudas sobre la viabilidad tecnol¨®gica del proyecto de escudo contra misiles bal¨ªsticos conocido como la Defensa Nacional contra Misiles (NMD), Clinton ha dejado a su sucesor la decisi¨®n final sobre su eventual despliegue. No correspond¨ªa tomar una medida de tal envergadura a un presidente saliente, a dos meses de las elecciones. La decisi¨®n pasar¨¢ a Gore o a Bush. ?ste es un entusiasta del programa y pretende incluso reforzarlo. El candidato dem¨®crata y actual vicepresidente, Al Gore, tiene m¨¢s dudas. En cualquier caso, y pese a algunas acusaciones por parte de Bush de que los dem¨®cratas en la Casa Blanca han debilitado a la mayor potencia militar que hay en el mundo, estas cuestiones no llegan plenamente a entrar en la campa?a electoral, centrada en asuntos de pol¨ªtica interior.Para europeos, rusos y chinos, el aplazamiento supone un respiro y deja en suspenso la posibilidad de una nueva carrera armamentista que hubiera beneficiado a Estados Unidos. Pues se trata, como su nombre indica, de un sistema de defensa esencialmente nacional y que habr¨ªa llevado a modificar los actuales equilibrios, basados precisamente en una limitaci¨®n de tales defensas. Si funciona, claro est¨¢. Antes de su eventual despliegue se tendr¨ªan que realizar entre 13 y 19 pruebas, a un coste total superior a un bill¨®n de pesetas, para un sistema que, como poco, costar¨¢ diez veces m¨¢s. Desde el pasado a?o s¨®lo se han realizado tres ensayos, y dos de ellos han resultado fallidos. Con unos resultados tan precarios, Clinton no pod¨ªa tomar una decisi¨®n definitiva que ya s¨®lo defend¨ªa plenamente el Pent¨¢gono.
Una y otra vez, en la era nuclear EE UU ha intentado materializar ese sue?o de una defensa perfecta de su territorio, aunque la NMD est¨¦ tan s¨®lo dirigida a proteger a la hiperpotencia frente al eventual ataque de un Estado gamberro o nada de fiar. En el caso de Corea del Norte, por ejemplo, se est¨¢ demostrando que el di¨¢logo y la diplomacia pueden acabar generando m¨¢s estabilidad que cualquier sistema defensivo. El fracaso tecnol¨®gico ha venido diplom¨¢ticamente a evitar que el legado de Clinton se viera mancillado por una nueva y desestabilizadora carrera armamentista. ?Ojal¨¢ su sucesor acabe enterrando el proyecto!
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