Imprevisible y dispuesto a la pol¨¦mica
Dice el refr¨¢n que tanto va el c¨¢ntaro a la fuente que se acaba rompiendo. Pues algo as¨ª le ha ocurrido al magistrado Adolfo Fern¨¢ndez Oubi?a, pr¨®digo en declaraciones a los medios de comunicaci¨®n sobre casos y compa?eros de carrera. Algunas le han costado la apertura de expedientes, aunque s¨®lo uno de ellos acab¨® en sanci¨®n.Sin embargo, a Don Adolfo -que es como se le llama en medios de la judicatura- nunca le han sancionado por el fondo de sus resoluciones, algunas de las cuales han sido tildadas incluso de prevaricadoras por sus detractores. Las denuncias presentadas contra el juez hace a?os acabaron archivadas.Su carrera est¨¢ plagada de autos y resolusiones que han sido abiertamente criticados, muchas veces por la forma en que se expresan, pero todos coinciden en que no contienen tacha en lo que cuenta jur¨ªdicamente y de cara a responsabilidades penales: si se ajustan o no a la ley. En eso est¨¢n de acuerdo tanto sus defensores como sus cr¨ªticos. Y tambi¨¦n coinciden en otro punto: se trata de un magistrado inteligente y brillante pero prepotente y con capacidad de ser cruel, hasta el punto de provocar el llanto de alg¨²n abogado que tuvo la desgracia de estrenarse cuando Fern¨¢ndez Oubi?a era el presidente de la Secci¨®n Primera de la Audiencia de Barcelona y entend¨ªa de asuntos penales.
Fue una ¨¦poca en la que muchos abogados tem¨ªan al magistrado por su car¨¢cter y por la manera de llevar las vistas. "Era clamoroso, todos nos estrell¨¢bamos", recuerda un experto penalista que quiere mantener su identidad en el anonimato. Eran los a?os en los que el juez manten¨ªa tambi¨¦n una buena relaci¨®n con el penalista Joan Piqu¨¦ Vidal. A mediados de los ochenta, Fern¨¢ndez Oubi?a ten¨ªa una m¨¢s que clara influencia sobre otros jueces de Barcelona. Y tambi¨¦n firmes opositores, circunstancia que qued¨® muy evidente en el debate del pleno de la Audiencia Territorial sobre el caso Banca Catalana, en el que Fern¨¢ndez Oubi?a fue una de las voces a favor de la exculpaci¨®n del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. La sombra de Oubi?a se fue extinguiendo poco a poco, sobre todo desde que su sala pas¨® a dedicarse a asuntos de derecho civil y no de penal.
La animadversi¨®n entre este juez y la instituci¨®n fiscal es tambi¨¦n notoria. Es m¨¢s, lleg¨® a calificar a los fiscales de "vulgares inquisidores". Imprevisible y amigo de figurar en los papeles y tertulias, Fern¨¢ndez Oubi?a fue sancionado con nueve meses de suspensi¨®n de funciones por el Poder Judicial en setiembre de 1993 por unas declaraciones en las que presionaba a un compa?ero de la carrera judicial. No ha sido el ¨²nico expediente que ha tenido, pero s¨ª el ¨²nico que acab¨® en sanci¨®n.
Algunos de los argumentos sostenidos por Oubi?a han molestado profundamente. Ocurri¨®, por ejemplo, en el caso de la brutal agresi¨®n que sufri¨® una mujer, cuyo marido le quem¨® los genitales con una barra de hierro candente. El marido fue condenado a s¨®lo cinco a?os de c¨¢rcel porque Oubi?a lo estim¨® s¨®lo un delito de lesiones y no un asesinato en grado de tentativa. En la sentencia dec¨ªa: "La norma de cultura (...) dibuja a la mujer como ep¨ªgono del hombre, al formarse del ¨²nico hueso -la costilla- del que puede prescindir el var¨®n sin desmerecer en su anatom¨ªa".
Cuando presid¨ªa la Sala de lo Civil provoc¨® la irritaci¨®n de la Generalitat al decir que el derecho civil catal¨¢n estaba guiado por una "xenofobia nacionalista". Amigo de citas b¨ªblicas, el magistrado Fern¨¢ndez Oubi?a ha planteado, sin embargo, cuestiones jur¨ªdicas interesantes y que, en su d¨ªa, fueron consideradas progresistas. Por ejemplo, cuando plante¨® al Tribunal Constitucional la necesidad de que la ley contemplara y castigara la violaci¨®n cuando la v¨ªctima era un hombre.
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