Stephen Frears traza una dura cr¨®nica de la vida obrera brit¨¢nica
Sorprende un excelente filme chino sobre una banda de rock
ENVIADO ESPECIALEl gran director brit¨¢nico Stephen Frears, que le echa mucho y muy fr¨ªo oficio a sus trabajos para Hollywood, suele recuperar el calor de su talento cuando vuelve la mirada a los or¨ªgenes. En Liam, Frears reencuentra a los personajes que alimentan los mejores momentos de su cine y destapa el tarro de las esencias bordando una cr¨®nica dura y divertid¨ªsima de la vida obrera en el Liverpool de los a?os treinta. El ejercicio interpretativo coral del reparto de Liam es, como de costumbre en el cine brit¨¢nico, de admirable precisi¨®n y refinamiento.
Algo misterioso
Desde la fr¨ªa y artificiosa Mary Reilley, pel¨ªcula de la que reniega, el siempre brillante y en todo momento un virtuoso de su oficio Stephen Frears parec¨ªa estar oscurecido e indeciso, metido en horas bajas o tal vez estudiando y revisando los pasos que ha de dar en lo que le queda de su ya larga carrera. Si es as¨ª, este repaso ¨ªntimo le ha conducido a mirar hacia atr¨¢s, tanto a los or¨ªgenes de su estilo como al mundo donde su estilo encontr¨® la cantera de relatos y de historias ver¨ªdicas que han alimentado lo m¨¢s vivo y veraz de la obra de este cineasta.Lo mismo si son ver¨ªdicas que si son inventadas, las ficciones que ama Frears tienen sus ra¨ªces e indagan en el hormiguero que se mueve en las aceras s¨®rdidas y en los mundos m¨ªnimos que hay detr¨¢s de las puertas de las casas en los barrios pobres de las ciudades inglesas e irlandesas. Esta vez se va a Liverpool, a una barriada de emigrantes cat¨®licos irlandeses cercada por la hostilidad social y religiosa. Y dice Frears: "He hecho Liam porque admiro a Jimmy McGovern, el autor de la novela. Es uno de los m¨¢s grandes cronistas del estilo de vida ingl¨¦s. Yo no he nacido ni pertenezco a la clase obrera, ni tampoco soy cat¨®lico, pero lo que cuenta este relato me recuerda los a?os que pas¨¦ con mi madre despu¨¦s de la guerra".
Y por eso, sin duda, hay algo -un resto o un rasgo de fondo- secretamente autobiogr¨¢fico, aunque nada sucediese as¨ª en su vida, en la figura, elaborada de acuerdo con las leyes del m¨¢s puro cine l¨ªrico, del ni?o sobre el que converge esta intensa y, aunque terrible y amarga, trepidante y divertida cr¨®nica familiar. Frears sabe filmar la vida cotidiana y contagiarnos de ella.
El ni?o protagonista de Liam es un prodigio de gracia y de expresividad. Y hay algo misterioso en c¨®mo Stephen Frears se las arregla para que esta m¨ªnima criatura, que no levanta dos palmos del suelo, nos d¨¦ a entender con precisi¨®n matem¨¢tica honduras y negruras del mundo adulto que el ni?o contempla e interpreta a su manera, que no es la nuestra, pero de cuya sorprendente l¨®gica extraemos choques de ideas y de im¨¢genes irrefutables acerca de la s¨®rdida encerrona de la vida obrera en que est¨¢ sumergido.La imagen del ni?o y de sus relaciones con el entorno estallan de humor, de inteligencia y de generosidad indignada. Frears es un viejo humorista radical y cabreado, de los pocos que se atreven a mirar hacia atr¨¢s con ira, que envuelve en ternura a las v¨ªctimas de su relato y escupe bilis de vitriolo a la cara de los opresores y sus verdugos del fascismo en alza. Es Liam una fraternal mirada a la charca de miseria hist¨®rica de donde procede esta Europa del neofascismo emergente, que aguarda la hora de su retorno y se mueve de forma alarmante en el subterr¨¢neo donde guardamos nuestros miedos.
Tambi¨¦n es una mirada tierna y dolorida la pel¨ªcula china Platform, escrita y dirigida por Jia Zhangke, sobre otro lejano fondo autobiogr¨¢fico. Es un filme, de casi tres horas y media de duraci¨®n, que discurre sobre una cadencia parsimoniosa vertebrada por prolongados -formalmente muy complejos y casi siempre admirablemente sostenidos y resueltos- planos secuenciales llenos de rigor y vitalidad tanto dentro como fuera del campo de encuadre.
No es una pel¨ªcula f¨¢cil de ver, y encontrar¨¢ serias dificultades para exhibirse en Europa. Sin embargo, Platform merece verse y estudiarse, porque expresa con fuerza y nitidez un suceso hist¨®rico de colosales proporciones: los inicios de la mutaci¨®n, en la China de los a?os ochenta, del mao¨ªsmo estalinista al informe rompecabezas ideol¨®gico en que se agita la China actual. El relato de la formaci¨®n y el itinerario de un grupo de rock en una pobre provincia del norte de China es la met¨¢fora que sirve de veh¨ªculo a esa mutaci¨®n, a ese desencadenamiento de un giro hist¨®rico de consecuencias enormes pero a¨²n desconocidas. Inabarcable asunto que es milagrosamente abarcado por esta humilde y honda pel¨ªcula.
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