La noche que la playa de Palma se qued¨® sin cervezas
La playa de Palma -cuatro kil¨®metros frente a la arena y 42.000 plazas hoteleras- fue la noche del mi¨¦rcoles el escenario de un amotinamiento de centenares de turistas alemanes furiosos por el cierre de varios bares decretado por el alcalde de Palma, Juan Fageda, del PP, a causa del ruido nocturno. La algarada, pese a que hubo incidentes graves, termin¨® sin detenidos, pero dej¨® un rastro maloliente de fogatas y barricadas levantadas con cajas de cart¨®n y basura. Desesperados por una dosis de cerveza, hambrientos y cabreados, con la piel como un tomate madurado al sol, tres o cuatro mil turistas germanos, seg¨²n fuentes de la Polic¨ªa Local de Palma, tomaron durante tres horas las calles cercanas a la playa y colapsaron la circulaci¨®n, jaleados por los empleados y propietarios de los locales cerrados, situados en el tri¨¢ngulo de ocio m¨¢s populoso, pol¨¦mico y rentable de Mallorca. Ocurri¨® en el cruce entre la bierstrasse y la schinkenstrasse (calles de la cerveza y del jam¨®n), una zona con cientos de negocios que limitan sobre la arena con el famoso balneario Ballerman 6.
Tras la protesta nocturna de los clientes, ayer a mediod¨ªa un centenar de empresarios y empleados chillaron en la puerta del Ayuntamiento palmesano exigiendo la reapertura de los bares. Les dirig¨ªa Pepe Tirado, un tipo batallador que suelen contratar las patronales de Peguera y Palma para conflictos varios, que actu¨® de portavoz ante la polic¨ªa.
"A¨²n huelo a quemado", dec¨ªa ayer una vecina que reside en verano en el antiguo S'Arenal y presenci¨® la batalla nocturna. "Estamos sometidos al descontrol municipal y al albur de intereses ocultos que han dejado crecer este gueto, donde florece la suciedad y no podemos circular con nuestros coches", se queja.
De los tres millones largos de visitantes alemanes que este a?o pasar¨¢n por Baleares, centenares de miles repetir¨¢n el ritual de los excesos en las calles de la pol¨¦mica. Un vaso de cerveza de marca germana vale 250 pesetas, un chupito de hierbas mallorquinas 225, y 575 un plato de jam¨®n no muy curado.
Los due?os de los locales son tan potentes econ¨®micamente que se han convertido en importadores y concesionarios de las grandes marcas alemanas. Algunos de estos patronos financian viajes de jugadores y equipos de f¨²tbol a este enclave inevitablemente notorio.
Ana Rodr¨ªguez, portavoz de la plataforma ciudadana por la seguridad, observa, con alarma "a demasiados alemanes ruidosos, que llegan en aluvi¨®n y atraen a los trileros".
El enclave comercial, una zona exclusiva para alemanes, -all¨ª donde Don Quijote levanta una jarra de cerveza-, est¨¢ explotado ahora por neomillonarios nativos, que como Juli¨¢n Oliver, de Es Pitlar¨ª, comenzaron de empleados y ahora exhibe leopardos de oro en la pechera y coleta, al estilo de un duro motero alem¨¢n cuarent¨®n y rico.
Oliver tiene los locales Bamboleo y Cocos, con capacidad para albergar mil personas, y que son dos de los negocios cerrados por la valla municipal. Oliver niega los excesos de ruidos y los esc¨¢ndalos, pero acusa al alcalde Fageda de incumplir sus compromisos preelectorales de junio de 1999 y atender en cambio a los "intereses y denuncias de Pedro Vidal, el presidente de la patronal de discotecas". Los afectados aseguran que Vidal est¨¢ al servicio de otro ex ni?o pobre, el hoy misterioso megamillonario Tolo Cursach, el promotor del gran complejo Mega Park y de las mayores discotecas de Palma de Mallorca y de Calvi¨¤, que, en opini¨®n de Oliver, ser¨¢n las grandes beneficiadas por el cierre de los bares.
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