H¨¦roe pol¨ªtico
Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez Silva, teniente coronel del Cuerpo Jur¨ªdico de las Fuerzas Armadas, ha sido el primer militar espa?ol de alta graduaci¨®n que ha declarado p¨²blicamente su homosexualidad. Lo que son las cosas: qui¨¦n iba a decir a tantos antimilitaristas, tibios o radicales, que a estas alturas nuestro m¨¢s admirado h¨¦roe iba a ser un militar. Pero por encima de nuestra rendida alegr¨ªa, y muy por encima de la paradoja, el outing del teniente coronel supone un acontecimiento pol¨ªtico de categor¨ªa superior, de trascendencia hist¨®rica: la contestaci¨®n al poder desde el poder f¨¢ctico, el poder tradicionalmente m¨¢s poderoso. Bien entendida, la salida del armario de S¨¢nchez Silva puede considerarse como un golpe de Estado de derecho.Porque Defensa ha reaccionado considerando "desafortunado" un "pronunciamiento" que, considera, ata?e a algo meramente "personal". En efecto, cu¨¢l sea la vida sexual del teniente coronel es una cuesti¨®n que a nadie habr¨ªa de competer sino a s¨ª mismo (de eso se trata, precisamente); incluso es posible, aunque dudoso, que a una gran mayor¨ªa de miembros del Ej¨¦rcito tampoco le importe demasiado la vida privada de uno de sus mandos. ?Por qu¨¦, entonces, lo consideran "desafortunado"? Sencillamente, porque no se trata de con qui¨¦n se acueste S¨¢nchez Silva, sino del juicio esencial que propone frente a los pilares obsoletos, inconstitucionales de facto, en los que a¨²n se basan las instituciones. De ah¨ª la importancia pol¨ªtica de su "pronunciamiento": S¨¢nchez Silva cuestiona as¨ª un orden social injusto, una moral doble e hip¨®crita, y, en consecuencia (?oh, ah!), la familia tradicional (miren, por ejemplo, las caras de los ni?os retratados por Sebastia? Salgado y consideren si no es indignante que, por raz¨®n de sexualidad, se niegue su cuidado a personas con medios econ¨®micos y con capacidad de amor). Mucha gente an¨®nima, de car¨¢cter sexual vario, lucha a diario por defender la libertad, a cara descubierta y con la convicci¨®n de que una sociedad moderna y justa todav¨ªa ha de pasar por una profunda (real) transformaci¨®n de sus valores. En este sentido, la revoluci¨®n gay no se limita a atender los derechos de un sector de la poblaci¨®n, sino que constituye un eslab¨®n imprescindible en la cadena evolutiva que componen las distintas revoluciones que han cambiado la historia desde el siglo XIX (proletaria, antirracista, feminista, antiprohibicionista: las que remueven los cimientos de la sociedad).
Este militar ilustrado y condecorado es, pues, un rebelde, un rebelde necesario, como, por cierto, siempre fueron los h¨¦roes. Por lo que S¨¢nchez Silva, con una coherencia "honorable, verdadera y valiente como pide la ¨¦tica militar", no deja flecos sueltos y completa el recorrido de su avanzadilla con la manifestaci¨®n, tambi¨¦n p¨²blica, de su apostas¨ªa. ?C¨®mo permanecer, c¨®mo respetar a la Iglesia cat¨®lica, que pide a sus fieles un "trato social distinto" para las parejas homosexuales? Ante semejante aberraci¨®n moral, liderada por ese cardenal Ratzinger cuyo nombre est¨¢ dotado de la fon¨¦tica del exterminio, s¨®lo queda una postura: o dentro, o fuera. Consecuente y honesto, S¨¢nchez Silva se dirigi¨® a la jerarqu¨ªa cat¨®lica para apostatar de la fe; para borrarse de la organizaci¨®n, vamos. Y no lo consigui¨® (pensemos, pensemos, qu¨¦ significa esto). Menos mal que con unos cuantos durillos puede uno acercarse al notario y dejar clara y firmada su voluntad. Su voluntad moral, su voluntad pol¨ªtica.
Nos encontramos, pues, en una coyuntura pol¨ªtica de trascendencia hist¨®rica. En el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Shangay, Pedro Zerolo, presidente de la Federaci¨®n Estatal de Gays, Lesbianas y Transexuales, afirma que en el reciente 35? Congreso socialista se ha aceptado sin paliativos la propuesta de matrimonio entre personas del mismo sexo. Para los homosexuales supone una esperanza, s¨ª, pero para toda la sociedad supondr¨ªa un beneficio cultural y, para el PSOE, ese cambio dif¨ªcil y necesario, imposible sin la coherencia de una mentalidad nueva pero basada, al fin, en los pilares esenciales de su ideolog¨ªa: justicia y libertad.
A lo mejor volvemos a confiar en los pol¨ªticos; todo es posible ahora que, gracias al teniente coronel S¨¢nchez Silva, somos capaces de vislumbrar un nuevo Ej¨¦rcito, aqu¨¦l que empiece por defendernos de los ataques a nuestra dignidad.
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