Ceremonia dual
De la misma manera que sucede en otras regiones espa?olas, el pasado jueves tuvo lugar en Sanl¨²car de Barrameda un encuentro singular: alrededor de 300 personas, entre cubanos afincados en Andaluc¨ªa y andaluces cuban¨®filos, se dieron cita en los jardines del manantial de La Pileta para celebrar a dos divinidades afrocubanas, fen¨®menos que sintetizan la fe cat¨®lica y los ritos ancestrales de los esclavos caribe?os.Yemay¨¢, la due?a del mar, equivalente a la Virgen de Regla, y Och¨²n, la diosa del amor sincretizada con la Virgen de la Caridad del Cobre, se vieron as¨ª rodeadas de fieles en una ceremonia lujosa en la que no falt¨®, como no pod¨ªa ser de otro modo, el ron, la m¨²sica y el baile.
El acto estuvo precedido por una misa cat¨®lica en la Iglesia de San Servando y San Germ¨¢n de C¨¢diz, donde un coro compuesto por una gaditana, Mar¨ªa del Carmen Crespo, y dos jimaguas (gemelas) cubanas, Joanna y Mirka, cantaron alabanzas al Dios de los cristianos. Al t¨¦rmino de la misma, la comitiva se desplaz¨® hasta Sanl¨²car, donde todo estaba preparado hasta el m¨ªnimo detalle para que lo l¨²dico y lo espiritual se fundieran en una misma liturgia.
Pasaban las 11 de la noche cuando Pablo Mu?oz, santero mayor de La Habana y residente en C¨¢diz, invocaba a los esp¨ªritus y a Eleggu¨¢, la deidad yoruba que abre y cierra los caminos, y daba paso a fieles y curiosos al recinto. En un improvisado trono central del que colgaba la imprescindible bandera cubana, fueron deposit¨¢ndose ofrendas a las diosas. Girasoles y miel de abejas para Och¨²n; gladiolos blancos y melado de ca?a para Yemay¨¢, junto a mazos de collares y canastas cargadas de fruta. Al mismo tiempo, dos mulatas danzaban entre los presentes interpretando papeles distintos: primero Eleggu¨¢, vestida con sus colores, el rojo y negro, juguetona y displicente; y luego Och¨²n, coqueta y seductora, vestida de amarillo y oro.
Despu¨¦s de que el santero mayor, asistido por su santero consagrado, Eugenio Carmona, brindara las explicaciones oportunas a los profanos, lleg¨® la culminaci¨®n del rito, cuando se tiran los cocos como consulta al or¨¢culo, conocido en Cuba como la letra. "Se avecinan tiempos dif¨ªciles, por eso hay que estar unidos, tienen que triunfar la humanidad y la paz", dijo, y todos se dieron la mano y abrazaron. Pero tal vez el momento m¨¢s cargado de magia de la jornada fue la peregrinaci¨®n hasta la playa, concretamente a la desembocadura del r¨ªo, en la que los cubanos entregaron sus regalos a Yemay¨¢ y a Och¨²n: frutas, flores, velas y monedas depositadas en el mar para que las diosas devuelvan salud, amor y dinero.
Para Juan Antonio Carbonell, director art¨ªstico del acto que fue impulsado por el Instituto Cubano Andaluz con la colaboraci¨®n d varias delegaciones del Ayuntamiento sanluque?o, "lo m¨¢s importante es el acercamiento de las culturas, en la que las tradiciones que heredamos de los espa?oles est¨¢n muy implicadas. La gente de Sanl¨²car ha quedado muy contenta y esperamos hacer esta fiesta cada a?o". "Negar nuestras ra¨ªces", a?adi¨® Pablo Mu?oz, "equivale a negarnos a nosotros mismos".
La manifestaci¨®n de fe acab¨® dando paso a la diversi¨®n pagana, amenizada por la orquesta Diakok¨¢n en un repaso a los hitos m¨¢s celebrados de la m¨²sica cubana. Desde ese instante y hasta altas horas de la madrugada, cada uno de los asistentes, sin distinci¨®n de nacionalidad, bebi¨® alegremente y bail¨® como su dios le dio a entender.
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