Somoza desarrolla su "metaliteratura" con 'La caverna de las ideas'
El escritor publica una novela negra ambientada en la Grecia cl¨¢sica
Un joven y bello efebo aparece en el bosque aparentemente devorado por los lobos. As¨ª arranca la intriga de La caverna de las ideas, sexta novela de Jos¨¦ Carlos Somoza. Una intriga que se diluye dentro de otra intriga, la del traductor de la obra que, a pie p¨¢gina, crea otra trama que crece y se apodera de la novela. La caverna de las ideas (Alfaguara) es para su autor otro paso en su exploraci¨®n del "juego textual, de la metaliteratura".
Jos¨¦ Carlos Somoza (La Habana, 1959) es autor de Cartas de un asesino insignificante (1999) y de Dafne desvanecida (finalista del Premio Nadal 2000), dos obras que, seg¨²n explica el escritor, forman parte, junto a La caverna de las ideas, de una "especie de trilog¨ªa" en la que se explora e indaga en el aspecto l¨²dico de la literatura. "En aquellas obras anteriores el misterio era el misterio del autor; aqu¨ª, el misterio es el del traductor"."Yo", contin¨²a Somoza, "me sent¨ªa incapaz de sentarme frente al ordenador a escribir un cuento. Me sent¨ªa incapaz de enga?arme con una ficci¨®n". Para el autor, "la literatura no tiene nada que ver con la realidad. La supuesta novela realista es un gran embuste. Todas las grandes novelas realistas son tan fant¨¢sticas como las de Tolkien". "La realidad", a?ade, "es incomprensible e imposible de atrapar. Yo reniego de la novela realista. Por ello, para acercarme un poco a la realidad ten¨ªa que reflexionar sobre lo que estaba escribiendo. Y fue esa reflexi¨®n sobre el mecanismo de la novela, ironizar y re¨ªrme de ella, lo que me llev¨® a esta trilog¨ªa que ahora cierro".
Somoza ("ahora he recuperado la confianza en la literatura", dice) pide al lector "un juego con su propia fantas¨ªa. No me interesa el lector que busca en la narraci¨®n una excusa para coger sue?o, sino el que lee para implicarse en la trama. Me interesa implicarlo y desafiarlo, jugar con su fantas¨ªa". "Cuando se escribe", a?ade Somoza, " es cierto que es para los dem¨¢s, pero yo creo que el primer lector es siempre el propio autor".
M¨²sico y psiquiatra antes que escritor, Somoza cree que le mueve una "inagotable sed por saber c¨®mo son los dem¨¢s". "No investigamos marcianos, sino seres humanos. La sed por los dem¨¢s es s¨®lo una continuaci¨®n de la sed en nosotros mismos".
La caverna de las ideas es una novela cuya trama se conoce a medida que el traductor ("¨¦l es el espejo que necesito") la va traduciendo, a medida que descubre que el mal acecha a sus protagonistas. El traductor va anotando sus impresiones y dificultades.
"Cuando se habla de este tipo de novelas se piensa que son dos a la vez, pero no es as¨ª", dice el escritor. "Se trata de una sola novela, de una sola cosa que no acaba de forma independiente. Aqu¨ª no se trata de conseguir una sorpresa pura, sino de buscar la sorpresa en relaci¨®n con la trama".
Somoza habla de "la dura disciplina" de escribir, de las dificultades de "adquirir una responsabilidad en una sociedad en la que no nos han ense?ado a no tener jefes". El escritor a?ade: "Conforme escrib¨ªa La caverna de las ideas, notaba que hab¨ªa un personaje que quer¨ªa aparecer, el del traductor. Los personajes siempre ganan al autor, y a m¨ª ¨¦ste me gan¨®".
Somoza explica que eligi¨® la Grecia cl¨¢sica ("por supuesto, se trata de un texto muy documentado") para esta novela negra porque es una ¨¦poca que le recuerda mucho "a la nuestra". "Me recuerda por su paz tensa, porque desde un punto de vista de contrastes es muy similar. Porque existen personajes que se mueven desde la cerraz¨®n de su l¨®gica a los que viven en la pura irracionalidad".
Babelia
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