La inflaci¨®n que no cesa
La inflaci¨®n espa?ola se ha mantenido en el 3,6% en agosto; lo que es peor, la inflaci¨®n subyacente contin¨²a su racha ascendente y alcanza ya el 2,7%. Unas veces las patatas, otras el petr¨®leo o el euro y ahora los precios tur¨ªsticos aparecen como culpables. Pero la inflaci¨®n es siempre un fen¨®meno monetario. Los precios suben porque las condiciones monetarias y financieras de Eurolandia son demasiado generosas para la situaci¨®n c¨ªclica de la econom¨ªa espa?ola. Es la otra cara de la moneda del ¨¦xito de la entrada de Espa?a en el euro. La inflaci¨®n tiene causas de todos conocidas. Algunas se escapan del control de los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica, como la subida del precio del petr¨®leo o la persistente debilidad del euro. Estos dos factores se refuerzan mutuamente para generar un shock externo de libro de texto. Pero hay, sin duda, causas tambi¨¦n internas. La econom¨ªa espa?ola muestra evidentes s¨ªntomas de recalentamiento. Vayamos por partes.La econom¨ªa espa?ola se enfrenta a un shock externo. Hay quien sostiene que es conveniente acomodarse a ¨¦l. Eso es lo que significan las presiones para reducir la fiscalidad sobre los hidrocarburos. Me extra?a que nadie haya propuesto todav¨ªa reducir el IVA sobre las importaciones en d¨®lares. Siempre hay alguien que se podr¨ªa preguntar qu¨¦ culpa tenemos los pobres consumidores de que unos cuantos traders anglosajones est¨¦n conspirando para acabar con un rival potencial del d¨®lar. Espero que hayamos aprendido algo del pasado. Un shock externo es un empobrecimiento relativo de los ciudadanos espa?oles. Podemos jugar al avestruz e ignorar la realidad. Podemos desempolvar viejas recetas y confiar en que pap¨¢ Estado nos resuelva el problema. Convertiremos entonces un shock transitorio en permanente. En otras palabras, podemos comprar pan para hoy con hambre para ma?ana. O podemos dejar que los precios relativos cumplan su papel, que la debilidad del euro disminuya las importaciones y que el encarecimiento de los productos energ¨¦ticos frene su demanda y amortig¨¹e as¨ª la factura petrolera del pa¨ªs.
En la econom¨ªa espa?ola hay un claro exceso de demanda. Se ha agotado el margen de capacidad ociosa. La respuesta inmediata es aumentar la oferta. A ello responden las llamadas a flexibilizar la econom¨ªa espa?ola. Mejoremos el funcionamiento de los mercados de bienes, servicios y factores; fortalezcamos las instituciones que garantizan la competencia. Plante¨¦monos en serio si no ha llegado la hora de innovar y dotar al Tribunal de Defensa de la Competencia de un estatuto de autonom¨ªa parecido al del Banco de Espa?a. Hay que seguir tambi¨¦n flexibilizando el mercado de trabajo. Ya s¨¦ que es una herej¨ªa hablar del modelo americano, que atenta contra las mejores tradiciones europeas, pero no puedo evitar admirarme por una econom¨ªa que ha crecido de manera continua por encima del 4% durante 10 a?os, no 10 trimestres. Recordemos a Schumpeter, al fin y al cabo era europeo, y aceptemos un poco m¨¢s de "destrucci¨®n creadora".
Mientras las reformas estructurales dan resultados, utilicemos la pol¨ªtica fiscal para frenar un crecimiento excesivo del gasto. A principios de los noventa, el Gobierno de la Concertaci¨®n en Chile abri¨® un debate sobre la utilizaci¨®n de los tipos del IVA a efectos de estabilizaci¨®n. En Espa?a suena a herej¨ªa, me consta. El d¨¦ficit p¨²blico ha venido reduci¨¦ndose de manera sistem¨¢tica en los ¨²ltimos a?os. Est¨¢ muy bien, pero no es suficiente. Hay que mandar las se?ales adecuadas a los agentes sociales. La m¨¢s importante es que el Gobierno no adopta una actitud complaciente con la inflaci¨®n. Obtener el equilibrio fiscal, ya en el a?o 2000, est¨¢ al alcance de la mano. Marcarse un objetivo de super¨¢vit p¨²blico de un 1% del PIB para 2001 es realista. Dar¨ªa muestras de que el Gobierno est¨¢ comprometido a evitar que la inflaci¨®n contin¨²e subiendo y ayudar¨ªa a estabilizar una negociaci¨®n colectiva que se configura conflictiva. Hay que aceptar el riesgo de un menor crecimiento el a?o 2001 para asegurarse de que somos capaces de crecer al 3,5% de manera sostenida durante a?os. En definitiva, dejemos de buscar culpables. Hagamos benchmarking, o, como dicen en mi pueblo, copiemos de los que lo hacen bien.
Fernando Fern¨¢ndez M¨¦ndez de And¨¦s es director del Servicio de Estudios del BSCH.
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