Las tramas de ETA
En una organizaci¨®n como ETA, que utiliza la violencia terrorista como m¨¦todo para imponer unos postulados ideol¨®gicos y cuyas acciones son justificadas por un sector de la sociedad vasca, por minoritario que sea, la l¨ªnea divisoria entre actuaciones pol¨ªticas de los radicales y el crimen puede llegar a ser inexistente. La acci¨®n judicial, con las cautelas y garant¨ªas pertinentes, debe ser parte de la defensa del Estado de derecho y la lucha contra el terrorismo. A ello responde la detenci¨®n ayer, en el Pa¨ªs Vasco, Navarra y Madrid, de una veintena de personas vinculadas a Ekin, corriente interna de Herri Batasuna que sucedi¨® a la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS).La investigaci¨®n del juez Garz¨®n que ha llevado a estas detenciones es una continuaci¨®n de la que el propio magistrado inici¨® dos a?os atr¨¢s contra el c¨ªrculo que, ampar¨¢ndose en la legalidad democr¨¢tica o en los resquicios que ¨¦sta deja, sostiene y colabora con la organizaci¨®n terrorista. Con sus sucesivas indagaciones contra las tramas internacional y financiera de ETA, que llevaron en julio de 1998 a intervenir y clausurar el diario Egin, Garz¨®n dio un salto conceptual al establecer que entre la banda armada y algunas estructuras del llamado Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco (MLNV) hay m¨¢s que una mera sinton¨ªa pol¨ªtica. Es lo que debe sustanciarse, por ejemplo, en el caso Xaki, por el que acaban de ser procesadas 16 personas acusadas de formar el "ministerio de asuntos exteriores" de ETA.
De siempre han existido implicaciones entre la constelaci¨®n de organizaciones del autodenominado MLNV y la banda armada. Hay datos, sin embargo, que apuntar¨ªan a un mayor trasvase de militantes y complicidades desde que ETA perdi¨® su santuario en el sur de Francia y, sobre todo, desde que, a partir de 1997, convirti¨® el asesinato de cargos electos de partidos no nacionalistas en la palanca criminal para lograr su desistimiento y para forzar al nacionalismo democr¨¢tico a doblegarse a sus prop¨®sitos. El desarrollo de la investigaci¨®n en curso determinar¨¢ en qu¨¦ medida es cierto, como asegura el Ministerio del Interior, que los detenidos forman parte del "n¨²cleo responsable de la nueva estructura de ETA" y son corresponsables de su estrategia de asesinatos, violencia callejera y extorsi¨®n reemprendida con determinaci¨®n insensata tras la tregua.
La gran diferencia entre los poderes democr¨¢ticos y quienes pretenden subvertirlos radica en que los actos de los primeros est¨¢n sujetos al control pol¨ªtico y al de los tribunales de justicia. Por ello, antes de hacer juicios de valor sobre eventuales responsabilidades penales, resulta conveniente aguardar a que las pruebas acumuladas en contra de los detenidos se concreten sumarialmente. Sin embargo, esta elemental cautela no puede transmutarse en desconfianza respecto a las actuaciones de la polic¨ªa y de la justicia, como se desprende de las reacciones inmediatas de algunos dirigentes del nacionalismo vasco.
En esta ocasi¨®n, Xabier Arzalluz ha evitado la habitual descalificaci¨®n de las detenciones por su naturaleza "represiva". Pero manifestar que es mucho m¨¢s sencillo "coger a 17 individuos de la izquierda abertzale que encontrar droga en un barco", o que, con esta operaci¨®n, Mayor Oreja trata de enmascarar su incapacidad para "cazar un comando", revela un preocupante desentendimiento de las obligaciones sustantivas del Estado de derecho en la protecci¨®n de sus ciudadanos. M¨¢s inadmisibles resultan, en cualquier caso, las palabras del portavoz de EH, Arnaldo Otegi, que convierten a los medios de comunicaci¨®n en los culpables de la investigaci¨®n judicial contra la estructura de ETA. Que un especialista en contextualizar los asesinatos, eludiendo siempre el m¨¢s leve atisbo de rechazo, lance acusaciones universales contra los medios revela su repugnante catadura moral. Por mucho que pretenda escudarse acto seguido con la frase ritual de que con ello no pretende justificar absolutamente nada.
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