Un planeta sexista

Las mujeres, las protagonistas del nuevo siglo, siguen padeciendo casi en exclusiva un infierno: el del maltrato y la discriminaci¨®n por razones de g¨¦nero. Casi ninguna sociedad, incluyendo las m¨¢s desarrolladas, las trata igual que a sus hombres. Naciones Unidas ha aprovechado su Informe anual sobre poblaci¨®n para poner el dedo en las numerosas llagas que provoca esta lacra, derivada de unas relaciones de poder hist¨®ricamente desiguales y cuyo cambio se produce a paso moroso. El drama es planetario: al menos una de cada tres mujeres ha sufrido, en alg¨²n momento de su vida, golpes, abusos o coacciones sexuales, dice la ONU. Los malos tratos se producen tanto en los pa¨ªses ricos como en los desfavorecidos, si bien estos ¨²ltimos son el escenario m¨¢s frecuente de desigualdades lacerantes en terrenos como la educaci¨®n, la salud o el trabajo.Los datos son espectaculares. En muchas zonas, la discriminaci¨®n comienza incluso antes de la cuna. Naciones Unidas calcula que unos 60 millones de ni?as no han llegado a nacer debido a los abortos selectivos por raz¨®n de sexo; otras desaparecen despu¨¦s por los infanticidios o el abandono. La infancia no est¨¢ exenta. La prostituci¨®n engulle cada a?o a dos millones de ni?as y los abusos f¨ªsicos y emocionales, e incluso el menor acceso a la alimentaci¨®n y la salud, marcan los primeros a?os de much¨ªsimas m¨¢s. En la adolescencia aguardan m¨¢s peligros: mutilaciones genitales rituales (que sufren cada a?o otros dos millones de muchachas), agresiones sexuales, prostituci¨®n forzada. Ni siquiera el matrimonio sirve de protecci¨®n: abundan los malos tratos por parte del marido y la coacci¨®n para mantener relaciones sexuales.

Ante tan lamentable estado de cosas, la ONU hace un llamamiento a los Gobiernos para que favorezcan los cambios legislativos y las pol¨ªticas encaminadas a acabar con la discriminaci¨®n femenina, un problema al que la comunidad internacional dedica mucho menos dinero del prometido. Se renueva as¨ª el llamamiento hecho con ocasi¨®n de la conferencia mundial de Pek¨ªn, en 1995. Pero la comunidad internacional, pese a algunos avances protectores, sigue siendo extremadamente indulgente, bordeando el folclorismo, con la condici¨®n femenina.

La situaci¨®n no mejorar¨¢ sin el apoyo decidido y la comprensi¨®n de los varones, que suelen ostentar el poder en una gran parte del mundo, tanto en el ¨¢mbito institucional como en el dom¨¦stico. Quiz¨¢ como gancho economicista para algunos de ellos, Naciones Unidas se?ala que la igualdad entre g¨¦neros, adem¨¢s de irrenunciable derecho humano, representa un factor de rentabilidad y favorece el crecimiento. El recordatorio es tanto m¨¢s oportuno cuanto que para muchos millones de mujeres, t¨¦rminos como globalizaci¨®n o nuevas tecnolog¨ªas carecen simplemente de significado en el despuntar del siglo XXI.