Queda inaugurada esta rambla ISABEL OLESTI
Ayer me acerqu¨¦ a la flamante Rambla del Raval con la intenci¨®n de presenciar su inauguraci¨®n, que al final se suspendi¨®. En realidad me mov¨ªa un prop¨®sito secreto: comprobar qu¨¦ hab¨ªa quedado de una antigua cr¨®nica m¨ªa. Esa cr¨®nica se ubicaba en la calle de la Cadena y trataba de una m¨¢s que centenaria cordoner¨ªa. Conoc¨ª all¨ª a un joven que se dedicaba a vender pescado por el barrio en bicicleta. Me pregunto qu¨¦ ha sido de ¨¦l ahora, cuando medio barrio ha saltado por los aires y ha desaparecido tambi¨¦n buena parte de su gente. ?D¨®nde est¨¢ el vendedor de legumbres que se neg¨®, hace cosa de un a?o, a aparecer en otra cr¨®nica porque estaba cabreado con el Ayuntamiento? ?Y la se?ora de la lavander¨ªa, que tambi¨¦n rehus¨® salir porque, seg¨²n me dijo, no quer¨ªa cebar el morbo que el cierre de estos viejos establecimientos fomentaba?Hoy, de todos ellos, ya no queda ni rastro. La calle de la Cadena se ha convertido en la mitad de la nueva rambla; la otra mitad pertenece a la calle de Sant Jeroni. Mi cordoner¨ªa cerr¨® hace cosa de dos a?os y en este momento es un gran hueco donde alg¨²n d¨ªa, dicen las vecinas, se instalar¨¢ una universidad. "Esta rambla no durar¨¢ ni tres d¨ªas, los extranjeros lo destrozan todo. Y no soy racista, vamos. Pero es que a ellos les dejan abrir tiendas y les dan pisos baratos y a nosotros, que somos de toda la vida, nada de nada". As¨ª se quejaba una vecina sentada en un sill¨®n formando ruedo con otras mujeres en la antigua acera de la calle de Sant Jeroni. Aunque no pueden disimular la ilusi¨®n que les hace estrenar rambla. "Hoy he comido en el balc¨®n", comenta una vecina con los ojos humedecidos por la emoci¨®n, "no puedo resistir asomarme a la calle y ver cu¨¢nto ha cambiado todo".
En la novela El misterio de la cripta embrujada, Eduardo Mendoza -agudo e ir¨®nico como siempre- resum¨ªa en una frase lo que era el barrio del Raval. "Iba por calles a las que s¨®lo les faltaba el techo para ser cloacas". Ahora, en esta tarde limpia de septiembre, el sol pega de lleno en las viejas fachadas de la invisible calle de la Cadena. Las empresas de limpieza no dan abasto y el d¨ªa de la frustrada inauguraci¨®n han seguido trabajando para dar la imagen de casas renovadas, al menos desde fuera. Aunque la placa que recuerda el asesinato del Noi del Sucre, en la esquina con Sant Rafael, ya casi no se lee de tan deteriorada.
Globos y un potente equipo de m¨²sica dan la bienvenida al paseante en la nueva rambla. Las palmeras que presiden el paseo central, ocupado antes por la manzana de casas, siguen tapadas, esperando tiempos mejores. Hay guardias municipales cada tres metros. Un despistado como yo que pregunta en una bodega de toda la vida si finalmente habr¨¢ inauguraci¨®n del nuevo paseo recibe una respuesta enigm¨¢tica: "Quiz¨¢ s¨ª, quiz¨¢ no". "A lo mejor con cinco minutos de silencio lo arreglan". Nadie sabe nada en concreto aqu¨ª, ni siquiera los guardias municipales. Tampoco parece preocuparles mucho. Mientras tanto suena la m¨²sica: rumbas a todo gas para animar al personal. Aunque cada uno va a la suya.
No creo que con la renovaci¨®n urban¨ªstica los h¨¢bitos del barrio cambien demasiado. Ah¨ª sigue la pareja que come un bocata tranquilamente sentada en la acera, y el olor a rancio de la bodega, y las vecinas sentadas delante de las casas, y la cola de los desamparados del mundo que esperan que den las cuatro para recibir el bocadillo de L'hora de D¨¦u. Han surgido, eso s¨ª, nuevos establecimientos de inmigrantes: la peluquer¨ªa Nasir, el s¨²per de los paquistan¨ªes, la carnicer¨ªa isl¨¢mica y el Baba Telecom Internacional. Pero tambi¨¦n hay carteles con ofertas de apartamentos y lofts -ese invento importado de Nueva York, pero con los metros cuadrados sensiblemente reducidos.
"Ahora estos pisos est¨¢n m¨¢s valorados que en Pedralbes", dice una de las se?oras del corro. "Yo pregunt¨¦ por uno y me dijeron que 15.000 al mes, pero al final lo han alquilado a un paquistan¨ª por 70.000. Y por dentro es una ruina, con escarabajos, ratones... Pero bueno, est¨¢ en la rambla, ?no?". Siguen sonando las rumbas en el Raval. Para toda esa gente su rambla ya est¨¢ inaugurada. "?No ve que ya tomamos el sol?", dice una de las mujeres. "?Pues qu¨¦ m¨¢s quiere, mujer?".
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