Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, una localidad de aluvi¨®n

Un "ETA, ja n?hi ha prou", el equivalente catal¨¢n del "?Basta Ya!" encabez¨® ayer la marcha de protesta que parti¨® de la casa consistorial, donde se encontraba la capilla ardiente de Jos¨¦ Luis Ruiz Casado, y recorri¨® las calles de Sant Adri¨¤ hasta llegar a la calle de Bogatell, donde doce horas antes hab¨ªa sido asesinado el edil. La indignaci¨®n era patente. Tras la pancarta marchaban el ministro Jaime Mayor Oreja, varios consejeros de la Generalitat, el l¨ªder socialista Pasqual Maragall y otros dirigentes pol¨ªticos, que hab¨ªan visitado la capilla ardiente, a la que tambi¨¦n acudi¨® por la tarde Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.El atentado caus¨® ayer un fuerte impacto emocional en Sant Adri¨¤, una ciudad de poblaci¨®n mayoritariamente inmigrante, contigua a Barcelona y tan vinculada a la capital que apenas se distingue de ella. Sant Adri¨¤, que ahora ronda 34.000 habitantes, ha sido siempre una ciudad cenicienta, formada de arrabales, con abultadas estad¨ªsticas de paro y delincuencia y grandes carencias urban¨ªsticas y sociales que justo ahora comienza a superar.

Producto del desarrollismo especulativo y desordenado de los a?os sesenta, Sant Adri¨¤ creci¨® a un ritmo ingobernable, hasta convertirse en una ciudad dormitorio producto del aluvi¨®n migratorio y la expansi¨®n desaforada de Barcelona.

Cuando la capital quiso deshacerse de sus barrios de chabolas, se construyeron en Sant Adri¨¤ bloques de pisos baratos y sin servicios en los que se reubic¨® a la poblaci¨®n desalojada de las barracas, en su mayor¨ªa de etnia gitana. Y as¨ª crecieron barrios como el de La Mina, que nutre con frecuencia la cr¨®nica de sucesos de la Gran Barcelona.

Para acabar de rematar, a Sant Adri¨¤ le toc¨® asumir tambi¨¦n en su castigadas tierras la planta incineradora que recoge buena parte de las basuras del ¨¢rea metropolitana. ?sta es la herencia que encontraron los consistorios democr¨¢ticos, con la que todav¨ªa tienen que batallar. En los a?os ochenta, la ciudad fue azotada por el paro a causa del cierre de muchas industrias, por lo que ahora es una ciudad dormitorio donde predomina la presencia de f¨¢bricas abandonadas.

"Qui¨¦n iba a pensar que estos cobardes iban a matar precisamente aqu¨ª, un pueblo que necesita tanta ayuda", lamentaba ayer el alcalde, el socialista Jes¨²s Mar¨ªa Canga, que gobierna con mayor¨ªa absoluta.

La autopista 19 y el r¨ªo Bes¨°s dividen a Sant Adri¨¤ en dos partes. Uno de los principales retos del Ayuntamiento es recuperar el r¨ªo, y en la comisi¨®n creada para ello participaba activamente el edil asesinado.

El pasado uno de septiembre, con varios a?os de retraso, se abri¨® por fin una puerta de esperanza: la creaci¨®n del Consorcio de La Mina, en el que tambi¨¦n participaba de forma muy activa Jos¨¦ Luis Ruiz Casado. Su misi¨®n es reestructurar en diez a?os uno de los barrios m¨¢s marginales de Catalu?a.

Hace apenas un mes, Ruiz Casado comentaba ilusionado al alcalde: "Sito, ahora es el momento. Por fin empieza el consorcio que ha de cambiar el futuro". La muerte del concejal del PP se produce en un momento en que todos los concejales -15 socialistas, tres populares, dos convergentes y un independiente- hab¨ªan apartado sus diferencias ideol¨®gicas para llevar a buen puerto el plan de rehabilitaci¨®n de La Mina, que ha de dar un vuelco a la situaci¨®n actual.

La ciudad se est¨¢ preparando adem¨¢s para acoger al F¨°rum Universal de las Culturas 2004, un evento internacional que impulsa el Ayuntamiento de Barcelona, cuyo desarrollo urban¨ªstico es decisivo para regenerar la zona del Bes¨°s y lavar la imagen de criminalidad y degradaci¨®n social asociada a ella.

Ru¨ªz Casado no podr¨¢ ver los resultados de los proyectos que tantos a?os ha costado poner en marcha y de los cuales ha sido uno de los principales art¨ªfices.