Marion Jones comienza su aventura

En una semana se sabr¨¢ el lugar que ocupar¨¢ Marion Jones en la historia de los Juegos. No son pocos lo que consideran imposible la empresa que se propone la atleta estadounidense. En el estadio, nadie ha conseguido ganar cinco medallas de oro en una misma edici¨®n de los Juegos. Jesse Owens (1936) y Carl Lewis (1984) conquistaron cuatro, y han pasado a la posteridad como los mejores atletas de todos los tiempos. Si Marion Jones hace pleno en Sydney, podr¨¢ proclamar con todo derecho su jerarqu¨ªa sobre las atletas de hoy y del pasado.Jones comenz¨® ayer su incierta aventura. La primera medalla de oro casi la tiene asegurada. Ni el fr¨ªo viento de las noches de Sydney fue capaz de detenerla en los cuartos de final de los 100 metros. La temperatura no superaba los 17 grados, circunstancia desalentadora para cualquier velocista. En las series de 100 metros, ning¨²n hombre baj¨® de 10 segundos. No son las condiciones adecuadas para tumbar r¨¦cords. Por lo que parece, se buscar¨¢n m¨¢s los puestos que las marcas, salvo Jones, que no entiende de fr¨ªo ni de viento. En los cuartos de final, corri¨® los 100 metros en 10.83 segundos, marca que obliga a pensar en lo que hubiera sucedido en un escenario m¨¢s c¨¢lido. Entre ella y las dem¨¢s se abri¨® un abismo. Todos los indicadores informan del perfecto estado de Jones. No se la ve angustiada por el duro trabajo que le espera. Es una atleta que genera simpat¨ªa por su car¨¢cter y por su falta de prejuicios. Sabe que en longitud pasar¨¢ muchas dificultades frente a las mejores especialistas del mundo, pero la posibilidad de la derrota no es suficiente para evitar la prueba. El p¨²blico australiano, que tiene un ojo cl¨ªnico para detectar lo sobresaliente del deporte, ofrece un apoyo incondicional a la estadounidense. La gente quiere un poco de ¨¦pica, y Jones se lo ofrece de sobra. Pase lo que pase, la estadounidense ser¨¢ la protagonista de los Juegos.

El atletismo concedi¨® sus primeras medallas, en el caso de los 20 kil¨®metros marcha con pol¨¦mica. El mexicano Bernardo Segura entr¨® vencedor, pero diez minutos despu¨¦s -cuando estaba besando la bandera de su pa¨ªs- le comunicaron que hab¨ªa sido descalificado por irregularidades t¨¦cnicas. Aunque las normas est¨¢n claras, en la marcha se aprecia demasiadas veces la arbitrariedad de los jueces.

Para el deporte espa?ol fue otra jornada sin demasiadas emociones. Lo m¨¢s notable fue el excelente puesto alcanzado por Manolo Mart¨ªnez, sexto en la final de peso. En un pa¨ªs sin tradici¨®n en los lanzamientos, la actuaci¨®n de Mart¨ªnez tiene un m¨¦rito extraordinario. Lo mismo se puede decir de D¨ªez y Bosma, la pareja de voleibol que derrot¨® a los brasile?os, campeones del mundo, en la playa de Bondi, escenario m¨ªtico porque all¨ª introdujo el hawaiano Duke Kahanamoku el veneno de Australia por el surf.