Derecho de pernada
El sector de la construcci¨®n del Pa¨ªs Valenciano especializado en la ejecuci¨®n de obra p¨²blica y los ¨®rganos de la Administraci¨®n que con el mismo se implican est¨¢n necesitando -otra cosa es que lo pidan- una buena sesi¨®n de luz y taqu¨ªgrafos para airear el hediondo tufo que exhalan sus relaciones. El fen¨®meno no es exclusivo de esta Comunidad, o eso cabe suponer, pero es el que percibimos, constatamos y a la postre nos interesa. La arbitrariedad de numerosas adjudicaciones, con la consiguiente inseguridad jur¨ªdica y econ¨®mica, carcome este universo del atob¨®n y el cemento. Las v¨ªctimas lamentan su desventura, pero no se?alan con el dedo por m¨¢s que la evidencia sea escandalosa. La f¨®rmula consiste en callar y buitrear a la espera de que cambie la suerte o se acierte con el camino m¨¢s persuasivo para atraerse el favor del repartidor de adjudicaciones. Los informes t¨¦cnicos que garantizan la bondad de la oferta resultan a menudo irrelevantes, ni tampoco vale el curr¨ªculo de los trabajos bien hechos. Un gui?o o una llamada telef¨®nica desde las alturas institucionales cambia el orden y m¨¦ritos de los postores, echando a perder las inversiones en el proyecto. Las protestas, al maestro armero.Dicho as¨ª o m¨¢s paladinamente, resulta obvio que estamos describiendo un panorama de corrupci¨®n y corruptelas necesitado de un correctivo, que bien hubiera podido ser el Reglamento de la Ley General de Contratos de las Administraciones P¨²blicas que elabora el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda. Pero resulta que, lejos de este objetivo, el mencionado documento, complejo y confuso, viene a establecer una suerte de derecho de pernada a favor de los siete grandes grupos estatales del sector, pues, al filo de su articulado, ser¨ªan ¨¦stos los ¨²nicos habilitados jur¨ªdica y administrativamente para optar a los contratos de obra p¨²blica superiores a los 1.600 millones de pesetas.
Las consecuencias son obvias: conllevan el desmantelamiento del sector valenciano de la construcci¨®n. Baste saber, a t¨ªtulo ilustrativo, que ninguna de la veintena larga de las compa?¨ªas valencianas de esta especialidad -y pi¨¦nsese en las m¨¢s renombradas y con mayor volumen de obra p¨²blica en estos momentos- podr¨ªa ser clasificada para competir por dichos contratos. Su papel se reducir¨ªa al de ejercer de subcontratistas, que viene a ser un purgatorio previo a su liquidaci¨®n. Todos muertos y sacrificados para mayor gloria y mejores dividendos de los siete grandes aludidos, convertidos en amos y se?ores del mercado. Dir¨ªase que todo est¨¢ dise?ado para orientar el provecho de las fabulosas e inminentes inversiones que Fomento promete en el ¨¢mbito valenciano y que se cifran en unos 800.000 millones
Esta espada de Damocles se agrava por el desinter¨¦s o insensibilidad que los empresarios afectados han encontrado en el Gobierno auton¨®mico, sordo por ahora a su petici¨®n de auxilio. Gobierno que, con esta actitud obsecuente para con los intereses ajenos, tendr¨¢ que asumir el doble bald¨®n de no haber promovido la transparencia en las contrataciones y, adem¨¢s, el posible desguace del sector. Tiempo queda para dar la batalla en uno y otro frente, en el de la decencia y contra la prevalencia de las megaempresas estatales, a la vez que se defiende la supervivencia de las propias.
El disparate es tan descomunal que, a ojos de cualquier observador, y particularmente en opini¨®n de los industriales de la construcci¨®n, el mencionado proyecto reglamentario no puede prosperar porque, m¨¢s all¨¢ de su enormidad discriminadora, conculca las normas establecidas por el Comit¨¦ Europeo de Normalizaci¨®n, siendo esta v¨ªa, as¨ª como otras de car¨¢cter procesal, las que podr¨¢n frenar el desm¨¢n que se cuece. Pero esta expectativa en modo alguno aten¨²a ni explica el silencio que observan a este respecto el presidente Eduardo Zaplana, el vicepresidente Jos¨¦ Luis Olivas o el consejero de Obras P¨²blicas, Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n, que no parecen sentirse aludidos.
Respeto a la diferencia
Del paso del actual consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco, por los distintos cargos institucionales que ha ocupado siempre queda una estela de iniciativas legislativas, muchas de ellas decisivas y arriesgadas, que no viene al caso enumerar. La ¨²ltima de ellas es, a nuestro entender, el anteproyecto de Ley Valenciana de Parejas de Hecho, que se ha dado a conocer estos d¨ªas, y con la que, si llega a ramos de bendecir, esta Comunidad se equiparar¨¢ a las autonom¨ªas m¨¢s progresistas en este cap¨ªtulo, como son Catalu?a, Navarra y Arag¨®n. Se trata, adem¨¢s, de la primera iniciativa que en este apartado adopta un Gobierno del PP y que ha sido saludada si notables reticencias por los partidos y, singularmente, por los colectivos m¨¢s directamente implicados, como son los gays y lesbianas. Buen s¨ªntoma es, asimismo, que no haya o¨ªdo ninguna estridencia en el bloque menos receptivo por m¨¢s conservador o carca. Que el texto legal no recoja algunas reivindicaciones, como el matrimonio de homosexuales y la adopci¨®n, tampoco merma su valioso y progresista reconocimiento de la diferencia y, a la postre, de la realidad social. Un avance que no debe frustrarse.
Los congresos del PP de la CV
Absortos como hemos estado en el congreso del PSPV y siendo as¨ª que Espa?a y el PP van bien, parece que dicho partido en el Pa¨ªs Valenciano sestea cuando en realidad est¨¢ afanado en sus congresos provinciales. Excluido el de Castell¨®n, que ese es un mundo aparte y bien atado, en Valencia ha sido notable el renunciamiento de Manuel Taranc¨®n a la presidencia, que deja en el aire la duda de haber sido inducido por m¨¢s que se describa como voluntario por mor de sus obligaciones en la Consejer¨ªa de Cultura. A su tiempo se sabr¨¢. Donde hay m¨¢s tensi¨®n es en Alicante debido a la candidatura del pugnaz ilicitano Manuel Ortu?o, inasequible al desaliento por m¨¢s obst¨¢culos y trampas que le ponga la fontaner¨ªa pepera controlada por el actual presidente, Julio de Espa?a. No ha de sorprender que el candidato airee la democratizaci¨®n interna de su colectivo con la entrega de la voz y el voto a las bases. Su candor resulta enternecedor y es una pena que no se le ofrezca la oportunidad de aplicar sus propuestas. Pero entonces, claro est¨¢, se acabar¨ªa la calma chicha, la confortable irresponsabilidad que supone haberle entregado todo el poder al jefe.
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