El coche del 'conseller'

Se?or conseller o alto cargo: no s¨¦ qui¨¦n es usted, pero casi todos los d¨ªas me encuentro con su coche (en septiembre ha cambiado de un Ford a un Audi nuevecito) aparacado en doble fila. Me dir¨¢ que un coche en doble fila, incluso el de un conseller, no es noticia. Pero para m¨ª, que voy en bici por esa calle con tr¨¢fico intenso, s¨ª que lo es, me juego la vida.?C¨®mo s¨¦ que es usted un alto cargo? Porque tiene ch¨®fer y un coche nuevo. Y porque a veces el coche est¨¢ delante de la Generalitat o de las Cortes. No le persigo, pero da la casualidad de que hacemos trayectos opuestos. Donde yo trabajo, usted vive y donde yo vivo, ustde trabaja. La diferencia, aparte del sentido de circulaci¨®n, es que usted va en coche oficial y yo en bici. S¨¦ que el sueldo de conseller no le llega para darse una vuelta por Berl¨ªn, Estocolmo o Copenhague. No se apure, yo se lo cuento: las ciudades pueden ser habitables cuando el coche no es el rey.

S¨¦ que con la formaci¨®n y la informaci¨®n de la que dispone un conseller no se entienden los t¨¦rminos: calentamiento global, movilidad urbana, contaminaci¨®n ac¨²stica. No se preocupe yo se lo explico, como ingeniero industrial, no como el ecologista radical que ustde cree que soy: para hacer dos kil¨®metros por ciudad no se necesita una tonelda de chatarra. No le dir¨¦ ni a qu¨¦ hora, ni en qu¨¦ calle, ni la matr¨ªcula del coche que pone en peligro mi vida. Porque usted y yo las conocemos y con los asesinos de ETA por ah¨ª, no est¨¢ el horno para bollos. Podr¨ªa admitir que por razones de seguridad u otras necesite ustde un coche oficial. Pero entienda que con el precio de ese coche se podr¨ªan haber pintado unos cuantos kil¨®metros de carril-bici. Ese mismo que le Ayuntamiento de su propio partido nos niega. -Pablo Llorens.