La venganza de Luis Enrique

"Desde hace a?os, cuando vi en televisi¨®n c¨®mo Tasotti le daba el codazo a Luis Enrique, siempre le tuve ganas a Italia". Iv¨¢n Amaya, el central del Atl¨¦tico, ten¨ªa entonces 16 a?os, se disputaba el Mundial de Estados Unidos y sinti¨® la frustraci¨®n e indignaci¨®n de la mayor¨ªa de sus compatriotas, que clamaban contra la injusta derrota de Espa?a a manos de Italia. "Desde entonces, mi mayor ilusi¨®n era ganarle a Italia. Lo ten¨ªa ah¨ª metido", dice, mientras se se?ala la frente, este central de 22 a?os que ha sido una de las agradables sorpresas del combinado de I?aki S¨¢ez. Amaya era ayer un hombre completamente satisfecho. "Imag¨ªnate: hace dos a?os yo estaba en Tercera Divisi¨®n. Ahora en las semifinales de unos Juegos. No me lo creo. Mi padre me ha llamado llorando".Nadie como Jos¨¦ Mari ejemplific¨® mejor la venganza de Luis Enrique. Al poco de comenzar el partido solt¨® un codazo sobre Cirillo, que cay¨® desplomado al suelo con la nariz sangrando. De inmediato corri¨® Gattuso a pedirle cuentas a su compa?ero en el Mil¨¢n y ayer enemigos. Pocas bromas: Gattuso agarr¨® del cuello a Jos¨¦ Mari, que fue sometido durante el resto del encuentro a un marcaje poco amistoso. Toda Italia clamaba ayer contra Jos¨¦ Mari. Era el enemigo n¨²mero uno. Pero ¨¦l era extremadamente feliz. Podr¨¢ re¨ªrse ahora de sus compa?eros en el Milan: Gattuso, Ambrosini, Comandini y Abbiati. De este ¨²ltimo se despidi¨® con dos sonoros besos. No hizo lo mismo con Gattuso. "Yo tengo la conciencia muy tranquila. Creo que la Interpol me busca", brome¨® el jugador sevillano.