Maduro y juicioso
Concluya el IX Congreso del Partido Socialista del Pa¨ªs Valenciano como quieran concluirlo sus casi 400 delegados. Que la trayectoria o curso del primero y principal partido de la oposici¨®n siga como hasta ahora; que cambie de costumbre y no de pelaje; que cambie de pelaje y no de costumbre; que cambie de pelaje y costumbre: eso cae en el ¨¢mbito de la responsabilidad pol¨ªtica y c¨ªvica de sus nuevos o viejos dirigentes, de sus viejos o nuevos militantes. A ellos y a ellas les incumbe, y a los dem¨¢s valencianos -centenares de miles de electores que se decantan por la opci¨®n socialista o socialdem¨®crata, o que, pudiendo decantarse, no se decantan dada la lastimosa situaci¨®n de la escena-, a los dem¨¢s valencianos, digo, nos preocupa y nos interesa.En ese congreso, todav¨ªa por concluir cuando se garabatean estos renglones, junto a la comedia personalista nada pol¨ªtica que rodea el caso, hubo ya algo esperanzador: la palabra veraz, libre y sin fingimiento, de Francisco Granados. El hombre presidi¨®, con la seriedad y equilibrio propio de un Manolete en el arte de C¨²chares, una precaria gestora en un partido que vive tiempos inestables. Granados se despidi¨® de la gestora y, en el congreso, se salt¨® el gui¨®n de la comedia e inyect¨® savia expresiva para compartir evidencias. Unas evidencias de las que saben los delegados y militantes, y no ignoran los electores de su partido, presentes o decantados en las urnas. Las evidencias, la realidad a la que se refiri¨® el ya ex presidente de la gestora, giran en torno a trepadores y cuca?istas, a quienes se atropellaron y se atropellan junto al viscoso tronco por alcanzar el pollo de un m¨¢s que menguado poder. La pelea "para el logro de prop¨®sitos rara vez coincidentes con los intereses prioritarios del partido", dijo Granados. Y rara vez coincidentes con los intereses de la ciudadan¨ªa, y menos con los intereses de los reales o posibles electores de ese partido, cabr¨ªa a?adir.
Las canas maduras y juiciosas de Granados honraron el significado com¨²n de su apellido. Granados, con convicci¨®n y sin enfatizar, busc¨® en su discurso equivalencias pl¨¢sticas literarias: hay que podar el ¨¢rbol a?oso con ramas secas y brotes vergonzantes. Y todos, militantes y delegados y electores reales o posibles, saben que podar no es tan s¨®lo cortar sarmientos, sino saberlos cortar para que fructifique la cepa con mayor vigor. Porque la inestable situaci¨®n del PSPV-PSOE no tiene como origen una gripe, que tiene una tisis o un tumor de intereses personales ajenos al partido y a la sociedad. En la Escuela Popular de Sabidur¨ªa Superior de la que habla el Mairena de Machado, en la opini¨®n p¨²blica, ese tumor o tisis no es m¨¢s que la pelea de unos cuantos, demasiados, por colocarse, o colocar deudos y amigos. Nada que ver con la pol¨ªtica y menos con la actitud ¨¦tica y est¨¦tica que un elector le exige a la izquierda. Granados moder¨® la expresi¨®n con el s¨ªmil literario, pero su mensaje fue contundente.
Y ese mensaje fue un ¨¦xito porque conten¨ªa evidencias que son compartidas por muchos ciudadanos. Y ese mensaje deber¨ªa de ser el umbral de la puerta del futuro de la izquierda en este Pa¨ªs Valenciano, coloreado ahora por la derecha y por todos los puntos cardinales. Francisco Granados es un hombre de reflexi¨®n que busca razones en los hechos sin levantar en exceso la voz. Reflexi¨®n que comparte la calle y llega a la calle y que no deber¨ªan echar en saco roto trepadores y cuca?istas, ajenos al modelo ¨¦tico de Pablo Iglesias y a la ?tica del hebreo Spinoza.
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