Quince a?os no es nada
Hace quince a?os, en el Colegio Oficial de M¨¦dicos de Alicante, los socialistas valencianos escenificaron un drama pol¨ªtico cuyas consecuencias se han prolongado hasta la fecha. En 1985 Joan Lerma y Cipri¨¤ Ciscar se enfrentaron en una batalla que, al final, fue ganada por el primero gracias a una componenda urdida por Antonio Garc¨ªa Miralles, entre otros, para no abrir una crisis institucional que habr¨ªa acabado por desestabilizar al mismo Gobierno de la Generalitat de la que Lerma era presidente. Las sucesivas victorias electorales del PSPV hibernaron el conflicto hasta que en 1995, perdido el poder, reapareci¨® con toda su virulencia. Durante cinco a?os los socialistas valencianos se dedicaron con ah¨ªnco a suicidarse como organizaci¨®n y como proyecto pol¨ªtico. Francisco Granados, en su discurso ante el plenario del IX Congreso del PSPV, resumi¨® esta etapa afirmando: "En los ¨²ltimos a?os apenas hemos tenido aliento para otros menesteres distintos a los de revisar nuestros propios comportamientos, ensayando alianzas para luego romperlas; acopiar efectivos en apoyo de ocultos prop¨®sitos cuyo destinatario, invariablemente, hab¨ªa que buscarlo dentro de las filas de nuestro partido; y, en fin, adoptar cara al exterior una postura conformista con la que pretend¨ªamos envolver un mon¨®tono mensaje tejido con manidos conceptos y carentes del m¨¢s liviano tinte de credibilidad". Se puede decir m¨¢s alto, pero no m¨¢s claro.Quince a?os despu¨¦s, de nuevo en Alicante, las cosas parecen no haber cambiado. Detr¨¢s de la proliferaci¨®n de candidatos hasta un ciego ve¨ªa la sombra de los generales que protagonizaron la batalla de 1985, intentado controlar la partida que esta vez se desarrollaba en el campus universitario de Sant Vicent del Raspeig. Bastaba con ver las caras de quienes se enfrentaron en el Colegio de M¨¦dicos para constatar su estado de ¨¢nimo. La tensi¨®n de Lerma y la relajaci¨®n de Ciscar el viernes, se mudaron el s¨¢bado cuando se conoci¨® que Pla se impon¨ªa por apenas 10 votos a ?balos. La historia se repet¨ªa y, a¨²n m¨¢s, cuando se conoc¨ªa la composici¨®n de los nuevos ¨®rganos de direcci¨®n del PSPV surgidos de este IX Congreso. La misma componenda, que no arregl¨® nada hace quince a?os, estaba servida sin que Garc¨ªa Miralles oficiara de mu?idor. ?Pero es as¨ª? Quiero decir, ?es exactamente as¨ª?, ?el PSPV se ha autoplagiado en un intento suicida de cambiar algo para que todo siga igual?
Son preguntas cuyas respuestas s¨®lo se conocer¨¢n con el tiempo. Los primeros s¨ªntomas son contradictorios. De un lado, el margen que los delegados han otorgado a su secretario general, al que respaldaron con un 75% de los votos v¨¢lidos, es amplio. Desde antes del congreso de Cheste, celebrado hace seis a?os, ninguna direcci¨®n hab¨ªa obtenido tantos apoyos. De otro, la votaci¨®n de la candidatura al comit¨¦ federal y los abucheos a Ciscar evidencian la fractura interna existente entre los socialistas valencianos. Joan Ignasi Pla dispone de una confianza suficiente para encarar los cambios que exige su organizaci¨®n; pero algunas de sus primeras decisiones cuestionan su autonom¨ªa pol¨ªtica.
La propia composici¨®n de la ejecutiva, con un n¨²cleo fuerte muy cercano a su persona, demuestra que ha cedido a determinadas presiones al no haber sido capaz de integrar a los representantes del Movimiento por el Cambio e Izquierda Socialista. Adem¨¢s, las injerencias de la direcci¨®n federal del PSOE durante la elaboraci¨®n de los ¨®rganos directivos del PSPV han sido demasiado notorias y determinantes. Con todo, la tarea de Pla no ha hecho sino comenzar y hay que darle un margen de tiempo para que demuestre su capacidad de enderezar una nave tan maltrecha como la del PSPV.
Quince a?os despu¨¦s, Alicante puede convertirse en el referente en positivo para los socialistas valencianos si la nueva ejecutiva administra con generosidad su poder. Sobre todo ahora que tanto Ciscar, m¨¢s, como Lerma, menos, han pasado a la reserva y son nostalgias del pasado.
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