La maldici¨®n contin¨²a

La maldici¨®n contin¨²a. Jes¨²s Carballo se cay¨® de la barra fija en Atlanta y Esther Moya fall¨® su segundo salto en Sydney. La gimnasia espa?ola ha conseguido en estos Juegos sus mejores resultados, pero sigue sin subirse a los podios. Moya fue la cuarta y Laura Mart¨ªnez la quinta, las peores posiciones, las que rozan la gloria, pero... En todo caso, a¨²n les queda la ¨²ltima oportunidad en la segunda jornada de las finales por aparatos. A Moya, en el suelo, y a Gervasio Deferr, en el salto.La decepci¨®n fue esta vez mayor porque las finales por aparatos son m¨¢s fr¨ªas que los concursos por equipos o la general individual. Del marem¨¢gnum de pruebas simult¨¢neas se pasa a la solemnidad de apenas ocho gimnastas en acci¨®n. A diferencia de los hombres, las mujeres efect¨²an dos saltos. Ah¨ª estuvo la clave de que Moya no consiguiera el oro. Porque en el primero, en el suyo, en aquel que est¨¢ pendiente de recibir su nombre, volvi¨® a brillar y alcanz¨® la puntuaci¨®n m¨¢s alta: 9,762.

Pero hab¨ªa que efectuar otro. Diferente, seg¨²n marca el reglamento. Moya eligi¨® una paloma con mortal, de una dificultad de salida menor (9,90). Pero fall¨®. Fue por un error en la aproximaci¨®n. Corri¨® mal y al acortar el paso creyendo que se iba a pasar en los apoyos result¨® lo contrario. Toc¨® el potro en los bordes y no cogi¨® suficiente impulso. No clav¨® la salida y la nota fue sintom¨¢tica: 9,475. Ello rebajaba su media final a 9,618.

"Es un salto que llevo poco tiempo entren¨¢ndolo", coment¨® luego Moya, "y muy pocas veces lo he hecho en duro. Ten¨ªa un poco m¨¢s de miedo que con el primero. Tom¨¦ menos impulso del necesario, entr¨¦ con los brazos doblados y no empuj¨¦ bien".

La rumana Amanar, subcampeona, le dio vidilla al sacar un 9,450 y dejar su 9,625 inicial en 9,537. Pero la primera rusa, nada menos que la campeona mundial de la especialidad en Tianjin 99, Zamolodtchikova, puso la primera puntilla, para ella de oro: 9,750 para una media de 9,731. Lo parad¨®jico fue que sustituy¨® en la final a Khorkina, que no quiso saltar, enfadada tras el error en la altura del potro que la empez¨® a destrozar la final individual antes de caerse en las paralelas.

La sensaci¨®n de que las dos rivales que quedaban por saltar apear¨ªan a Moya del podio se convirti¨® en realidad. Otra rusa, Lobazniuk, una debutante sin palmar¨¦s, se qued¨® con el bronce (9,674). Y, c¨®mo no, la campeona ol¨ªmpica, la rumana Raducan, se apoder¨® de la plata (9,693).

Era muy dif¨ªcil que Laura Mart¨ªnez, lograra el milagro con dos saltos m¨¢s modestos, desde la base de 9,90 y 9,80. Eso s¨ª, los hizo magn¨ªficamente y, con 9,612 (9,662 y 9,512), se qued¨® a seis mil¨¦simas de Esther en el quinto puesto. Las dos espa?olas fueron, pues, compa?eras en la desilusi¨®n, aunque sus puestos mejoren con creces los s¨¦ptimos de Eva Rueda, en el salto, y de Cristina Fraguas, en las paralelas, en Barcelona 92.